La policía mantuvo fortificado al Congreso el miércoles, pero no se enfrentó con los manifestantes, como ocurrió el martes, cuando lanzó gases lacrimógenos en varias calles para mantener alejados a extremistas armados con dinamita. Después de que temores por la inseguridad y falta de consenso hicieran naufragar una sesión del Congreso en la noche del martes, los líderes del poder legislativo acordaron el miércoles realizar una sesión para discutir el tema de la autonomía y convocar a una asamblea para reformar la constitución, un reclamo de los grupos indígenas que quieren la redistribución del poder.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia consideró que no existen 'alteraciones del orden' en el país que justifiquen una mediación internacional y aseguró que los bolivianos resolverán los problemas en el marco institucional establecido.