Morales tumba bosques para hamburguesas en EE. UU.
José Ospina-Valencia
17 de marzo de 2017
El diario berlinés Neues Deutschland analiza la política ambiental, agraria y económica de Evo Morales y llega a una certera conclusión: no ha cumplido lo que prometió. Ha tumbado cantidades de bosques para coca y soja.
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El Gobierno de Bolivia se comprometió a hacer uso moderado de los recursos naturales, pero la realidad es diferente. Mientras habla de agricultura sostenible, la devastación de los bosques ha tomado dimensiones grotescas, para que al final, el beneficiario sea una compañía estadounidense que compra soja para alimentar vacas, afirma Neues Deutschland.
En Bolivia se ha deforestado en los últimos años un área del tamaño de 204.000 campos de fútbol, dice Neues Deutschland, basado en la Fundación Tierra. Solo entre los años 2000 y 2015 Bolivia ha perdido 3,26 millones de hectáreas de bosques naturales, como informa el Ministerio boliviano de Medio Ambiente. Y Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, tampoco ha cumplido frenando esta implacable política de deforestación.
"La política agrícola del gobierno (de Morales) es completamente irresponsable", critica en Neues Deutschland Patricia Molina, directora del Foro Medio Ambiente y Desarrollo, de La Paz. Según la agrónoma Molina, "la expansión de los cultivos de coca y soja en Chapare va en detrimento de los bosques y solo en beneficio de su clientela, los productores”.
Morales ha puesto a disposición 10 millones de hectáreas para el cultivo de soja. Es tan grave la deforestación, destaca Neues Deutschland, que Bolivia a pasado a ahora a ser uno de los primeros cuatro países más destructores de bosques. Un modelo económico agroindustrial defendido personalmente por el Presidente Evo Morales, arguyendo "la defensa de la soberanía alimentaria" de su país.
ONGs medioambientales bolivianas y hasta el New York Times han criticado esa política de cultivos intensivos de soja en Bolivia que beneficia, al fin de todo, al mayor comprador de soja boliviana: el consorcio estadounidense Cargill, al que le interesa un pepino la destrucción de la naturaleza en Bolivia, con tal de revender la soja a los engordadores de reses que terminan convertidas en hamburguesas en cadenas de comida chatarra, como Burger King, según Neues Deutschland.
Los bosques como fuente de recursos
En Guatemala, las cooperativas locales administran enormes áreas boscosas y dan un ejemplo de sostenibilidad otorgando un futuro a sus habitantes.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Las ganancias se quedan en el pueblo
La fuente de ingresos más importante de las cooperativas en la biosfera del reservado maya, en el norte de Guatemala, es la madera tropical. Como la aldea Carmelita, muchos otros lugares poseen un aserradero propio para elaborar la madera destinada a la exportación.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Certificado de sostenibilidad
La sostenibilidad es una condición fundamental en la distribución de licencias para explotar los bosques. En lugar de talar todo el bosque, las cooperativas cortan un máximo de tres árboles por hectárea por año. La madera debe estar certificada por el Forest Stewardship Council y está sometida a reglas estrictas de calidad y de protección al medioambiente.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Carpintería para el futuro
Muchas de las cooperativas tienen, entretanto, una carpintería propia que da trabajo y capacitación a la gente del lugar. Así, muchos jóvenes se quedan en su lugar de origen, en lugar de abandonarlo para ir a la ciudad. Hasta ahora, los muebles de madera tropical solo son producidos para el mercado local y para la industria turística en algunos pueblos, como en Carmelita.
Imagen: DW/H. Jeppesen
El turismo como fuente de ingresos
En Carmelita, el turismo todavía está dando los primeros pasos. Pero la cooperativa espera que, con el tiempo, los turistas se conviertan en una fuente importante de ingresos. Desde Carmelita se puede viajar en burro a través de la selva y hasta la ciudad maya de Mirador. También Tikal, que fue uno de los centros de la cultura maya, es un imán turístico.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Los restos no se desechan
Mientras el talado de árboles y el trabajo en la carpintería es más bien cosa de hombres, las mujeres de San Andrés fabrican juguetes de madera con los restos que quedan de la elaboración de muebles. También producen tablas con números mayas y pirámides de madera.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Sostenibilidad para la industria de las flores
Las hojas del xate o palmera de salón de Guatemala se exportan, sobre todo, a EE. UU., donde se utilizan como hoja verde en los ramos de flores. La demanda ha crecido tanto que esta palmera está en peligro de extinción. Pero en las cooperativas del reservado maya también son usadas solo con criterios de sustentabilidad.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Control de calidad
Como en muchos otros lugares, en Carmelita son las mujeres quienes verifican las hojas de palmera. Gracias a ese control de calidad, la cooperativa recibe más dinero al exportarlas, y muchas mujeres tienen un puesto de trabajo.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Hojas para los techos
Los techos tradicionales de El Petén, en el norte de Guatemala, se construyen con hojas de la palma de guano. Las hojas se cosechan en el bosque, se transportan en burro hasta el pueblo, allí son secadas y luego elaboradas para armar los techos.
Imagen: DW/H.Jeppesen
Construcciones mayas
Desde hace siglos, las casas en San Andrés se construyen con hojas de palma de guano. También la casa comunitaria fue edificada de ese modo, con un producto que proviene directamente del bosque. Ya los mayas usaban esas hojas para construir enormes techados.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Lo que ofrece el bosque
Hay numerosos productos que el bosque ofrece generosamente a quien sabe aprovecharlo. En algunos lugares aún se extrae la savia del árbol Manilkara zapota, con el cual en algunos lugares todavía se produce chicle. Tanto las plantas medicinales como las especias son productos que se cosechan y venden de manera sostenible en Guatemala.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Intercambio global
El concepto de manejo de bosques en la biosfera del reservado maya de El Petén es ejemplar. A menudo es visitada por interesados en aprender más sobre el trabajo en las cooperativas. En 2011 la Asociación Forestal Integral de San Andrés, Petén (AFISAP), fue galardonada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente por su manejo eficiente y sustentable.