La violencia electoral en Bolivia empeora cada vez más, a pocas semanas de las elecciones presidenciales. Muchos temen una escalada sangrienta como la de hace un año.
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Miguel Roca, político del partido boliviano Comunidad Ciudadana, fue apedreado en el sur de La Paz. También los partidarios del Movimiento al Socialismo, en Santa Cruz, fueron golpeados, y se les impidió realizar un mitin electoral. Un día antes, simpatizantes de ambos partidos habían librado una auténtica batalla callejera en la ciudad de Oruro. Exactamente donde Luis Fernando Camacho, del partido Creemos, fue también el blanco de piedras el 17 de septiembre. Así transcurre la campaña electoral boliviana 2020, antes de las elecciones del próximo 18 de octubre.
Las controvertidas elecciones de hace un año dejaron al menos 35 personas muertas y más de 800 heridos. Mientras tanto, hay temor de que en poco menos de cuatro semanas para las elecciones se produzcan disturbios sangrientos: las divisiones políticas y sociales son demasiado profundas y el clima está demasiado envenenado. Incluso la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la autoridad electoral boliviana han instado ahora a todos los actores políticos y simpatizantes a renunciar a la violencia.
Bolivia está polarizada
El mundo debería mirar lo que ocurre en Bolivia, pues allí se puede ver lo que sucede cuando un país es gobernado durante casi 14 años por un presidente como Evo Morales, que elimina, por todos los medios, a sus opositores políticos, desconoce la libertad de expresión y se convierte cada vez más en un autócrata de izquierda.
Y que luego, en dudosas circunstancias, es reemplazado por un grupo de poder de derecha liderado por la actual presidenta interina, Jeanine Áñez. Ahora, Morales seguirá las elecciones desde su exilio en Argentina. El lema actual de Áñez es "ojo por ojo, diente por diente": lo aplica organizando una cacería de los partidarios de Morales y no tiene contemplaciones al acusar a su antecesor de terrorismo. El resultado: caos, disturbios y crisis nacional.
En estos tiempos es casi imposible encontrar a alguien que tenga una visión neutral e imparcial de Bolivia. El español César Muñoz es uno de ellos. Él ha trabajado para la organización no gubernamental Human Rights Watch durante seis años y conoce Bolivia como la palma de su mano. "La justicia como arma - la persecución política en Bolivia" es el título de su último informe, que revela sin reparos que Bolivia va camino de volver a la Edad de Piedra.
Su conclusión después de 90 entrevistas con políticos, activistas de derechos humanos y testigos de la violencia: "Lo que Bolivia necesita es una reforma judicial. Se necesita un Poder Judicial independiente, que no esté allí para perseguir a los opositores políticos, y que no se utilice como un arma política.”
El papel de Morales en la situación actual
Al convencido socialista Evo Morales no le gustará escucharlo, pero los paralelismos con EE.UU., país que odia, son evidentes: como Trump, Morales dejó atrás una sociedad completamente polarizada antes de las elecciones, donde derecha e izquierda son irreconciliables. Donde durante años el lema ha sido: ‘Quien no es mi amigo es mi enemigo'. Donde los medios críticos son intimidados y difamados como prensa mentirosa.
Y donde, como ocurre ahora en Estados Unidos, el Poder Judicial es usado como palanca para expandir el propio poder. "Morales ha debilitado sistemáticamente el Poder Judicial, y siempre ha copado los puestos más importantes con sus partidarios", cuenta Muñoz, y recuerda que el expresidente boliviano "atacaba permanentemente a la prensa sin motivo alguno y restringía los derechos de la sociedad civil y de los activistas de derechos humanos".
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Las represalias de Áñez
Jeanine Áñez, que se declaró presidenta interina el 12 de noviembre de 2019, tuvo la gran oportunidad de hacer las cosas de manera diferente: dejar el pasado en el pasado, respetar los derechos humanos y fortalecer la independencia del poder judicial. Pero la conservadora de derecha prefirió pagarles a Morales y a sus partidarios con la misma moneda.
Y aún más: Áñez lanzó una cruzada de venganza sin la más mínima consideración por las pérdidas que esto podría ocasionar. Un caso simbólico fue el de Patricia Hermosa, el cual Human Rights Watch siguió meticulosamente, y que incluso el experto Muñoz considera una "consecuencia absurda e incomprensible de las violaciones de los derechos humanos".
Hermosa, exjefa de gabinete y abogada de Morales, fue enviada a prisión por ‘sospecha de terrorismo, financiación del mismo y sedición'. Su único delito fue una llamada telefónica a Evo Morales. En el momento de su encarcelamiento, Hermosa estaba embarazada, y por ello, según la ley boliviana, no debería haber estado en prisión. Sin ningún tipo de atención médica, perdió a su hijo en la cárcel. Pero, incluso después de eso, el Poder Judicial no la dejó ir, porque, según el juez, Hermosa ‘ya no estaba embarazada'.
Sospecha de terrorismo contra Morales, completamente exagerada
César Muñoz también se abrió camino a través de la acusación de 1.500 páginas contra Evo Morales por cargos de terrorismo y financiamiento del terrorismo. "Hemos contado las pruebas de que cometió esos delitos terroristas: ¡son exactamente cero! Todo se basa en una conversación privada en la que Morales sí dice cosas inquietantes. ¿Pero que debería estar 20 años tras las rejas? Eso es absolutamente desproporcionado ".
Inmediatamente después de asumir el cargo, la presidenta interina Áñez emitió un decreto por el cual las Fuerzas Armadas fueron absueltas de cualquier responsabilidad en caso de excesos de violencia contra los manifestantes. Las investigaciones sobre quién tuvo la responsabilidad por la gran cantidad de muertos en octubre y noviembre de 2019 no avanzaron ni un poco en el lapso de casi un año.
En cambio, el gobierno se apega a su versión oficial de que los manifestantes se mataron entre sí, aunque no se encontraron armas entre los fallecidos. Se han ignorado decenas de testimonios de que los perpetradores fueron funcionarios del gobierno.
Jeanine Áñez tampoco pudo evitar echar más leña al fuego cuando dejó la candidatura. Advirtió sobre la pérdida de la democracia y el regreso a la dictadura de Evo Morales. Bolivia, que tiene graves problemas debido a las más de 7.600 muertes por el coronavirus y un sistema de salud desbordado, cuenta con temor los días que faltan hasta las elecciones. Todavía faltan 25, y no hay paz a la vista.
(ct/cp)
Bolivia: hitos de una crisis política
Tras renunciar Evo Morales, en medio de protestas contra un presunto fraude electoral y tras perder apoyo militar, Bolivia vivió casi un año de crisis y transición hacia lo que se perfila como un nuevo gobierno del MAS.
Imagen: Ueslei Marcelino/Reuters
Dijeron que no, pero...
La crisis se propició tres años antes. El 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum constitucional en Bolivia para evaluar una modificación a la Carta Magna, que permitiera al jefe de Estado reelegirse en dos ocasiones sucesivas. El "No" ganó con el 51,3 % de los votos, lo que significaba que Evo Morales quedaba imposibilitado de competir en las presidenciales de 2019. No obstante, compitió.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Bolivia's Communication Ministry/R. Martinez
Derecho humano a ser candidato
Morales argumentó ante la Justicia que si no podía competir en las elecciones se coartaba el "derecho humano" de todo ciudadano a elegir y ser electo. El Tribunal Constitucional dio por buena esta premisa y Morales inscribió su candidatura ante el Tribunal Supremo Electoral en diciembre de 2018. Las protestas opositoras no se hicieron esperar.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Carlos Mesa vuelve al ruedo
Carlos Mesa, expresidente del país y una de las voces más críticas con Morales, dijo que la decisión de la Justicia era una "herida de muerte a la democracia". Otros opositores incluso hablaron de un "golpe de Estado" institucional y del comienzo de una "dictadura". El 6 de octubre de 2018, Mesa anunció que enfrentaría a Morales en las elecciones e inscribió su candidatura en noviembre de ese año.
Imagen: AFP/A. Raldes
Un giro sorpresivo
Finalmente, el 20 de octubre de 2019 se realizaron las elecciones generales. El 88,31 % de los votantes participó del proceso, cuyos resultados se fueron entregando a cuentagotas, lo que despertó sospechas en la oposición y en organismos internacionales. En un comienzo, Morales no logró los votos necesarios para ganar en primera vuelta, pero un giro sorpresivo le dio finalmente el triunfo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita
Triunfo estrecho
Tras varios días, se entregaron por fin los resultados definitivos: Morales obtuvo el 47,08 %, contra el 36,51 % de Carlos Mesa. Con esas cifras, el mandatario superaba por más de 10 puntos a su principal rival y cumplía con la norma que da el triunfo en primera ronda a quien venza por esa cantidad de votos a su más cercano perseguidor. La oposición acusó fraude y salió a las calles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita
Llamados a manifestaciones
Carlos Mesa llamó a sus seguidores a defender los votos y forzar la realización de una segunda vuelta. "Todos nosotros tenemos que estar decididos, sin ningún tipo de reparo, a salir a la calle para demostrar que no aceptamos el fraude", dijo el exmandatario. Las protestas y los enfrentamientos comenzaron poco después de las elecciones, y fueron ganando violencia con el paso de los días.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
La rabia no cede
El gobierno de Evo Morales y la OEA acordaron la realización de una auditoría, una medida que no aplacó la rabia en la calle. Poco después, el jefe de la misión de la OEA renunció y las protestas arreciaron nuevamente en distintas ciudades del país. Al 9 de noviembre se contaban 3 muertos y casi 350 heridos, en un ambiente de creciente polarización.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Surgen nuevos líderes
A la figura de Carlos Mesa se sumaron otros liderazgos. Quizás el más convocante fue el de Luis Fernando Camacho, líder del comité cívico de Santa Cruz. Camacho logró convocar a distintas organizaciones para pedir la renuncia de Morales. "Nosotros hemos asumido una posición totalmente ciudadana. No queremos segunda vuelta, queremos un nuevo proceso eleccionario", exigía Camacho.
Imagen: Getty Images/AFP/D. Walker
Rebelión policial
Al ya agitado ambiente se sumaron la noche del viernes 8 de noviembre de 2019 los policías, que en distintas regiones del país se amotinaron. Un agente dijo a la prensa que "no podemos seguir con este narco-gobierno, con esta democracia injusta". Si bien el Gobierno dijo que no desplegaría militares para enfrentar la rebelión, Evo Morales sí denunció que había un golpe de Estado "en marcha".
Imagen: Reuters/L. Gonzalez
Renuncia
El 10 de noviembre de 2019, tras 14 años en el poder, Evo Morales renunció. La presión de las protestas, y la pérdida del apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía, apuraron su decisión. Morales aseguró que su salida fue causada por un "golpe de Estado". Los disturbios se extendieron en varias ciudades tras su renuncia, con incendios, saqueos y ataques a viviendas como la del propio exmandatario.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
México concede asilo político a Evo Morales
Tras la renuncia de Morales, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, informó en rueda de prensa que el político boliviano había aceptado la oferta de asilo ofrecida por México. Ebrard expresó que México "ha decidido conceder asilo por razones humanitarias" a Morales "en virtud de la urgencia que afronta en Bolivia, donde su vida e integridad corren peligro".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Granados
Presidenta interina
El 12 de noviembre, la senadora Jeanine Áñez fue proclamada nueva presidenta interina de Bolivia. Tras la renuncia de todos los que constitucionalmente podían suceder a Morales, la abogada de 52 años pasó de segunda vicepresidenta a presidenta del Senado, accediendo así a la vía sucesoria. Desde México, Morales aseguró que este era "el golpe más artero y nefasto de la historia" de su país.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
De México a Cuba, y a Argentina
En diciembre de 2019, el exmandatario boliviano viajó a Argentina en un operativo secreto, para ser acogido como refugiado, con la condición -luego incumplida- de no hacer declaraciones políticas. Morales viajó a Buenos Aires desde Cuba, donde se hizo un chequeo médico. Lo acompañaron el exvicepresidente Álvaro García Linera, la exministra de Salud Gabriela Montaño y el excanciller Diego Pary.
Imagen: picture alliance/ZUMA Wire/M. Ramos
Incendios, pandemia, corrupción, denuncias contra Morales
Entre cambios drásticos en política exterior, acusaciones de persecución a partidarios del MAS, escándalos de corrupción en el manejo de la pandemia de COVID-19, declaración de desastre nacional por incendios forestales, denuncias contra Evo Morales por "estupro", "asesinatos y torturas", Áñez llegó a cumplir su tarea como presidenta interina: el llamado a nuevas elecciones, pospuesto dos veces.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. P. d. Carpio
Nuevas elecciones, casi un año después
Tras dos fechas pospuestas, por la pandemia mundial de coronavirus, el electorado boliviano votó finalmente en nuevas elecciones este 18 de octubre de 2020, para elegir otro presidente y vicepresidente. Casi un año después de la renuncia de Evo Morales, que el exmandatario aún achaca a un "golpe", los bolivianos eligieron también a 130 diputados y 36 senadores, para renovar el Congreso bicameral.
Imagen: Martin Mejia/AP Photo/picture-alliance
Arce celebra el retorno del MAS, a boca de urna
Pasada la medianoche de la jornada electoral, se conoció que las encuestas a boca de urna otorgan más del 50 % de los votos al candidato del MAS, Luis Arce. Le seguirían Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, con más del 30%, y Luis Fernando Camacho, de Creemos, con alrededor del 14 %. Arce celebró en La Paz un triunfo que dio por seguro, mientras el recuento oficial iba por alrededor del 7%.
Imagen: Ronaldo Schemidt/AFP/Getty Images
Evo: "Tarde o temprano vamos a volver"
Evo Morales, que dirigió desde Argentina la campaña electoral del MAS, también celebró el triunfo. "Tarde o temprano vamos a volver" a Bolivia, afirmó. Sin embargo, dirigentes del MAS como la presidenta del Senado y la Asamblea Legislativa de Bolivia, Eva Copa, manifestaron que aún "no es el momento adecuado" para su regreso, porque Morales todavía tiene "problemas que solucionar".
Imagen: Manuel Cortina/NurPhoto/picture-alliance
Mesa será "cabeza de oposición"
Con el recuento oficial de votos aún en curso, Carlos Mesa, líder y candidato presidencial de Comunidad Ciudadana, compareció en La Paz ante los medios, para reconocer que los sondeos a boca de urna auguran un "claro triunfador en primera vuelta": el exministro Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS). Comunidad Ciudadana ejercerá de "cabeza de la oposición", informó en Twitter.
Imagen: Luis Gandarillas/AFP/Getty Images
Presidenta interina felicita y pide esperar resultados oficiales
También la presidenta interina del país, Jeanine Áñez, que había retirado su candidatura tras verse relegada en las encuestas, reconoció que (aún sin el cómputo oficial) la victoria del MAS parece segura. Felicitó a sus candidatos, pidiéndoles "gobernar pensando el Bolivia y en la democracia". A los ciudadanos y partidos, les pidió "paciencia" y "madurez" para esperar los resultados oficiales.
Imagen: Presidencia de Bolivia/AFP/Getty Images
Felicitaciones de Trump, Maduro, la OEA, la UE y la ONU
Los principales aliados regionales del expresidente Evo Morales -los presidentes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, y Argentina- fueron los primeros en celebrar el retorno del MAS al poder en Bolivia. Pero también EE. UU., la OEA, la UE y la ONU felicitaron al virtual futuro presidente, Luis Arce. Washington anunció su disposición de trabajar con el nuevo gobierno.