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Bolivia y el sueño del mar

22 de marzo de 2017

El mar –o su pérdida– es el elemento más poderoso del imaginario colectivo boliviano. Expertos analizan los desafíos de un país sin litoral que cada año celebra el Día del Mar.

Imagen: picture-alliance/dpa

Suiza, Afganistán, Paraguay, Hungría y Bolivia tienen algo en común: todos son países rodeados de tierra. En el mundo hay 44, de los cuales 32 forman el grupo de los Países en Desarrollo Sin Litoral, PDSL, que busca promover el tránsito y acceso a los puertos. Uno de ellos, sin embargo, pone su mayor empeño en salir del grupo. "Bolivia tiene la convicción de que ha perdido la cualidad marítima, no que es un país mediterráneo”, sostiene la politóloga boliviana Moira Zuazo.

 

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Junto con sus acciones diplomáticas por recuperar el acceso soberano al mar, que perdió tras la Guerra del Pacífico con Chile, Bolivia reafirma permanentemente este anhelo en la educación escolar, publicaciones, museos, su Armada en el lago Titicaca o la celebración cada 23 de marzo del Día del Mar. Ese día, en 1879, perdió la batalla de Calama, decisiva en el conflicto armado.

Mientras Paraguay, el otro sudamericano sin costa, moviliza el comercio por rutas terrestres y fluviales, accediendo al Atlántico por la vía río Paraná-Cuenca del Plata, Bolivia mira al Pacifico no sólo por razones comerciales, sino con nostalgia y anhelo de soberanía. "El mar tiene una importancia social y política en la sociedad boliviana”, asegura la politóloga Bettina Schorr, de la Universidad Libre de Berlín.

"Los países sin costa son menos desarrollados en comparación con otros, según el index de desarrollo sostenible de la ONU. Tienen mayores costos y obstáculos para la exportación, pero países  como Suiza y Austria son desarrollados. El mar incide, pero el desarrollo depende también de otros factores”, explica la investigadora alemana.

Las fuerzas armadas bolivianas tienen una Marina estacionada en el lago Titicaca.Imagen: picture alliance/Photoshot

"La salida al mar por sí misma no es la causa del desarrollo o atraso. Puede ser muy importante, pero no determinante. Otros factores, como la vinculación interna de un país, el desarrollo de sus regiones de acuerdo a sus potencialidades económicas, el acceso a la educación y el desarrollo de las tecnologías son fundamentales”, reflexiona la historiadora boliviana Paula Peña, directora del Museo de Historia de Santa Cruz.

"Tan o más importantes que el mar, son las instituciones. Si no hay instituciones fuertes, con reglas claras, es muy dificil lograr cierto nivel de progreso y desarrollo, con o sin puerto”, apunta Bettina Schorr. Asimismo, son decisivas las estrategias que adopte el país: "Paraguay y Bolivia no tienen mar, pero las consecuencias son muy diferentes. Paraguay trata de compensarlo con iniciativas regionales e internacionales. Bolivia usa el tema como instrumento politico”.

Bolivia cedió definitivamente sus territorios costeros al firmar y ratificar el Tratado de 1904. Por este tratado, Chile debió entregar una compensación monetaria y construir ferrocarriles desde La Paz a Arica, puerto del norte chileno. Asimismo, Bolivia obtuvo libre derecho de tránsito comercial por Chile y sus puertos, autonomía aduanera, preferencias tarifarias y de almacenamiento, y exenciones tributarias, entre otras facilidades.

Memoria colectiva y propaganda

"Bolivia tiene acceso a las costas; lo que no tiene es acceso soberano. Cedió ese territorio a perpetuidad a Chile en un tratado legal y legítimo, ratificado por los dos congresos, pero en su fuero siente que cometió un error”, indica la chilena Loreto Correa, doctora en Historia de las Relaciones Internacionales y profesora de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile.

"En el imaginario colectivo boliviano el mar es muy importante y el no tenerlo es considerado la causa del retraso del país. La memoria colectiva se alimenta cada año con las conmemoraciones y celebraciones que buscan que ese imaginario permanezca vigente”, indica la historiadora Paula Peña. El tema se refuerza en el programa educativo. "En las libretas escolares reza la frase "El mar es nuestro por derecho, recuperarlo es un deber”, lo que no sucede en relación con otros territorios perdidos, también en conflictos internacionales, ya sea con Brasil o Paraguay”, agrega. "Se enseña en las aulas y se conmemora esta fecha con actos cívicos y desfiles. Desde que se inició la demanda boliviana en La Haya, hay actos de gobierno y de agrupaciones políticas, y se ha convertido en una conmemoración de mayor alcance”, comenta.

"Uno de los pocos anclajes de la idea de nación en Bolivia es el tema marítimo. Me atrevo a decir que la única política estatal, desde la formación de la república, es la convicción de recuperar la cualidad marítima”, sostiene la politóloga Moira Zuazo, quien está haciendo su posdoctorado en la Universidad Libre de Berlín. "Este imaginario colectivo está tan enraizado, que de algún modo frena las posibilidades de una perspectiva más integral del país”, señala Moira Zuazo. Si Bolivia tuviera mar soberano, reflexiona la experta, entonces "todo ese imaginario unidimensional se derrumbaría y podría hacer frente a su futuro desde un nuevo horizonte”.

La exigencia de una salida al mar ha sido uno de los temas centrales del mandato de Evo Morales.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Alipaz

Es una idea que traspasa las distintas ideologías y clases sociales. "Eso posibilita trastornos políticos, porque se puede usar el discurso para manipular o distraer la atención de ciertos problemas internos, como ocurre en este momento. El mar es una narrativa que promete desarrollo y bienestar, pero es inaccesible, y la atención se enfoca contra los chilenos, en vez de los problemas domésticos y regionales”, comenta Bettina Schorr.

En opinión de Loreto Correa, Bolivia mantiene una postura victimista: "Las autoridades han posicionado el tema como un trauma absolutamente insuperable para la nación, con adjetivos calificativos antagónicos contra Chile y sin una reflexión crítica”. La investigadora asegura que esta actitud busca reforzar la figura del presidente Evo Morales.

Crecimiento y desafíos del desarrollo

¿Cuánto afecta a Bolivia su condición mediterránea? Según datos de la Cepal, el país sudamericano ha mostrado cifras ejemplares de crecimiento en los últimos años. "La economía es cuatro veces más grande que en cualquier momento histórico del pasado”, indica Moira Zuazo. Como país minero y exportador de materias primas, Bolivia se benefició del auge de este mercado a nivel mundial. El actual retroceso "podría reforzar la demanda por el mar, como narración nacional para salir de los problemas económicos”, advierte Bettina Schorr.

Loreto Correa indica que la mayor exportación boliviana es el gas que llega a Brasil a través de gasoductos, además de otros productos por vía terrestre a países vecinos. El 15 por ciento de las exportaciones salen por el Océano Pacífico, principalmente por los puertos de Arica y Antofagasta. "Las cifras comerciales de Bolivia demuestran que tiene un acceso comercial absolutamente expedito a las costas, exactamente igual que los exportadores chilenos”, dice, al tiempo que advierte sobre los efectos negativos de la corrupción y el narcotráfico en ese país.

Mientras Bolivia reduce su mirada Al tema marítimo, desaprovecha oportunidades. "Bolivia tiene una situación privilegiada, con acceso a las cuencas del Plata y del Amazonas, lo que es una ventaja comparativa frente a los demás países. Pero lamentablemente la política se ha centrado en una mirada exclusiva hacia el Pacífico, lo que nos ha retrasado en convertirnos en un verdadero país de paso obligatorio”, asegura Paula Peña.

"Bolivia necesita integración regional y buena relación con los vecinos”, sostiene Bettina Schorr. "Habría que olvidarse de la palabra soberanía y mejorar la relación mutua en un clima de respeto. El deterioro de la relación bilateral perjudica a ambas naciones”, agrega Loreto Correa. El tema de la integración regional debiera ser prioritario. "El mundo está reordenándose y en América Latina seguimos entrampados en conflictos de hace dos siglos", indica Moira Zuazo. "Hay que repensar el tema desde otra perspectiva y construir confianzas”.

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