Bolsonaro: "deforestación amazónica es cultural, no acabará"
20 de noviembre de 2019
El mandatario de Brasil negó que las políticas promovidas por su Gobierno sean la razón del aumento del proceso de deforestación en la Amazonía durante el primer año de su gestión.
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El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo este miércoles (20.11.2019) que la deforestación en la región amazónica, que entre agosto de 2018 y julio de 2019 alcanzó su mayor nivel en once años, "no acabará" pues se trata de un fenómeno "cultural".
El mandatario respondió de esa manera a preguntas de periodistas sobre el fuerte aumento del proceso de deforestación en la Amazonía durante el primer año de la gestión que comenzó en enero pasado, registrado por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
Según esa institución estatal, en el período citado la Amazonía perdió 9.762 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, superficie equivalente a cerca de 10.000 campos de fútbol.
Bolsonaro negó que las políticas promovidas por su Gobierno sean la razón de ese aumento, que atribuyó a fenómenos "culturales" que relacionó con las prácticas de tala y quema que muchos habitantes de la Amazonía utilizan tradicionalmente.
Defensores del medioambiente alerta
Sin embargo, organizaciones medioambientales sostienen que son precisamente algunos de los proyectos del Gobierno de Bolsonaro para la Amazonía los que animan a agricultores y a grandes hacendados a avanzar sobre el mayor pulmón vegetal del planeta.
Entre esas políticas, los defensores del medioambiente citan iniciativas para ampliar la actual frontera agrícola, permitir la explotación de minerales o abrir las puertas al turismo en toda la región amazónica, entre otras.
El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, ha explicado que, entre las causas del aumento de la tasa de desforestación, figuran también la minería ilegal, la actividad de madereros y la ocupación de tierras en áreas protegidas.
ct (efe, o globo)
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Fuego sin fronteras: incendios en la Amazonía de Bolivia
La Amazonía se quema, y no solo en Brasil. En la región de Chiquitania, Bolivia, bomberos arriesgan sus vidas para combatir los incendios en los bosques secos.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Tierra chamuscada
Cifras oficiales indican que un millón de hectáreas de bosque seco y tierras de cultivo han sido pasto de las llamas en Bolivia. En Santa Rosa de Tucabaca, en la región de Chiquitania, los incendios se mantienen vivos desde hace un mes, amenazando a poblaciones indígenas y devastando la rica biodiversidad de Bolivia.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Brillo ominoso
Incendios fuera de control hacen brillar el cielo nocturno. La región de Chiquitania, única por su mezcla de sabana y bosque, sufrió este año una sequía prolongada. La quema controlada es una práctica común entre los campesinos durante los meses de julio y agosto, a fin de preparar el suelo para la próxima siembra. Muchas quemas se salieron de control y se transformaron en incendios.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Tala y quema
Áreas boscosas que ya han sido taladas son más vulnerabes a los incendios. En Bolivia, muchos de estos se produjeron luego de que el presidente Evo Morales promoviera una legislación que autorizaba la producción agrícola de tala y quema: parcelas boscosas son deforestadas para abrir espacio a nuevos terrenos cultivables. Morales fue acusado de lentitud en la reacción para contener los incendios.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Desastre creciente
El fuego aún se extiende por la región de Chiquitania, afectando a poblaciones indígenas como las etnias de los Chiquitanos y los Ayoreos, que producen cítricos, frutas, habichuelas, arroz y maíz.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Patrimonio perdido
Vania Montenegro Araníbar es una campesina y granjera de Peniel, donde cultiva limón, maracuyá y palta (aguacate). El fuego rodeó rápidamente su parcela, destruyendo sus campos y matando a sus patos. "Murieron todos en menos de media hora, porque sus plumas se incendiaron", dijo a DW. "Es triste que tantos animales se hayan quemado, tantas especies y árboles."
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Trampa sin salida
Este oso hormiguero fue una de las innumerables víctimas de los incendios en la zona de Chochis. Bomberos han descrito cómo animales sobrevivientes huían despavoridos de las llamas, incluyendo a armadillos, víboras, tapires y jaguares. Los animales que sobrevivieron podrían morir de hambre o sed, debido a la falta de alimento y agua.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Dando batalla contra el fuego
Los bomberos Moisés Soria Valverde y Ronald Picolomini hicieron labores de rescate en la zona de Santa Rosa de Tucabaca, gravemente afectada. Junto con otros bomberos, ayudan en las tareas para tratar de controlar los grandes incendios. Ellos mismos cortan la maleza con machetes e intentan extinguir las llamas con tanques de agua de 20 litros. Pero por momentos parece una batalla imposible.
Imagen: DW/Juan Gabriel Estellano
Acceso imposible
Afuera de la aldea de Robore, los incendios se han extendido hacia zonas que son prácticamente inaccesibles para los bomberos. Los bosques secos de Chiquitania son parte de una región ecológica que conecta la Amazonía tropical con la zona semiárida del Gran Chaco, que se extiende hacia el oeste de Paraguay, el norte de Argentina y parte de Brasil.