Bolsonaro cada vez es más imprevisible y peligroso
Philipp Lichterbeck
31 de marzo de 2021
La lógica del bolsonarismo es la de crear un caos constante en el que acumular más poder, opina el periodista de DW Philipp Lichterbeck.
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Jair Bolsonaro vive del caos. Necesita la confrontación, la provocación y la protesta. Su tracción es el conflicto permanente. Esto ya era así en su tiempo como oficial, cuando planeó hacer estallar una bomba en los lavabos de un cuartel para recibir un mayor sueldo. Y así siguió al hacerse parlamentario en la década de los noventa, glorificando la dictadura y deseando a otras personas -especialmente a izquierdistas y minorías- la muerte, la violencia y la tortura.
Como presidente, Bolsonaro ha perfeccionedo el método de ruptura de los tabúes. Él y sus hijos, así como algunos diputados, asesores y propagandistas, bombardean Brasil cada semana con nuevas mentiras y provocaciones.
Este método logra un sentimiento constante de situación excepcional. "El caos es una escalera", dice el oscuro asesor de los poderosos en la serie "Juego de Tronos". Ese es el principio del "bolsonarismo". Y con la escalera del caos que él mismo ha creado intenta seguir ascendiendo y acumular más poder.
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La lógica del bolsonarismo
Es en este marco en el que tiene que verse la salida forzada de tres jefes de las fuerzas armadas brasileñas esta semana. Muchos observadores hablan del "caos en Brasil" y proclaman el fin cercano de la presidencia de Bolsonaro.
La lectura más frecuente es que los generales más valientes se han opuesto a que Bolsonaro instrumentalice al Ejército para sus fines. Él querría hacer frente con las fuerzas armadas a los confinamientos decretados por los gobernadores de los estados, pero con su retirada, los jefes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea habrían demostrado que los militares no son un instrumento de Bolsonaro. Incluso la izquierda brasileña les aplaudió.
Pero detrás de todo esto se esconde la propia lógica del bolsonarismo. Se trata del empeoramiento constante de la crisis. Justo en la peor etapa de la pandemia del nuevo coronavirus -Brasil tiene en estos momentos una media de 3.000 muertos por COVID-19 al día-, Bolsonaro provoca una crisis con el Ejército. No es una ruptura con los militares, sino con las figuras de mayor antigüedad de los rangos más altos. También es una señal a los cuadros inferiores, más radicalizados políticamente. El mensaje que les manda Bolsonaro es: esta es su oportunidad.
La partida de los tres jefes militares apunta, pues, a una radicalización del bolsonarismo. Ya no le basta con buscar fuera a sus enemigos. Ahora se deja de lado a quien no es lo suficientemente bolsonarista. Ocurrió primero con los que hoy son exministros y ahora con estos jefes militares. Quien duda o se atreve a exponer una crítica es calificado de "traidor".
Así, el bolsonarismo se estrecha más y más, convirtiéndose en un movimiento cada vez más paranoico, imprevisible y peligroso.
(eal/dzc)
Virus verbal: 10 expresiones de Bolsonaro sobre la pandemia
"¿Y qué?", "Gripecita", "No soy enterrador", "¿A qué le tienen miedo?": Desde que llegó el coronavirus a Brasil, Bolsonaro ha desestimado públicamente la crisis con estas expresiones.
Imagen: Reuters/A. Machado
"Sobredimensionado"
El 9 de marzo, en un acto durante una visita a Estados Unidos, Bolsonaro dijo que el "poder destructivo" del coronavirus estaba "sobredimensionado". Hasta entonces, la epidemia había matado a más de 3.000 personas en todo el mundo. Después de regresar a Brasil, más de 20 miembros de su séquito dieron positivo por COVID-19.
Imagen: Reuters/T. Brenner
"Europa se verá más afectada que nosotros"
Esta declaración fue hecha el 15 de marzo. Exactamente, dijo: "La población de Europa es más vieja que la nuestra. Entonces, más personas se verán afectadas por el virus que nosotros". Según la OMS, los grupos de riesgo, como los ancianos, tienen las mismas posibilidades de contraer la enfermedad que los jóvenes. La diferencia está en la gravedad de los síntomas.
Imagen: picture-alliance/ZUMA Wire/GDA/O Globo
"Gripecita" y "antecedentes de deportista"
Al menos dos veces, Bolsonaro se refirió al COVID-19 como "gripecita". El 24 de marzo, en cadena nacional, afirmó que, teniendo "antecedentes de deportista", "no sentiría nada" si contrajera el nuevo coronavirus o, como máximo, sufriría un "resfriado o una gripecita". Días después, dijo: "Para el 90% de la población, será una gripecita o nada".
Imagen: Youtube/TV BrasilGov
"Todos vamos a morir algún día"
Tras visitar comercios en Brasilia, desatendiendo las recomendaciones dadas por su propio Ministerio de Salud y la OMS, Bolsonaro dijo el 29 de marzo que era necesario enfrentar el virus "como hombres". "El empleo es fundamental, esta es la realidad. Enfrentaremos el virus con la realidad. Es la vida. Todos moriremos algún día".
Imagen: Reuters/A. Machado
"La hidroxicloroquina está funcionando"
Bolsonaro ha defendido repetidamente la cloroquina como tratamiento contra el COVID-19. El 26 de marzo dijo que el fármaco contra la malaria "está funcionando", aunque ya no había ninguna base científica para defender la sustancia. En junio, la OMS dejó de realizar pruebas con hidroxicloroquina después de que la evidencia sugiriera que el fármaco no reduce la mortalidad por COVID-19.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/F. Taxeira
"El virus ya se está yendo"
El 10 de abril, Brasil superó la marca de 1.000 muertes por coronavirus. En el mundo, ya había 100 mil muertos. Dos días después, Bolsonaro dijo que "parece que este problema de virus está empezando a desaparecer". Meses después, Brasil se convertiría en un epicentro mundial de la pandemia, con decenas de miles de muertes.
Imagen: Reuters/A. Machado
"No soy un enterrador"
Así reaccionó el mandatario, frente al Planalto, cuando un periodista le hizo una pregunta sobre las cifras del COVID-19 en Brasil. “Mira, mira, mira, hombre. Quién habla de ... yo no soy enterrador, ¿estamos? ”, dijo Bolsonaro el 20 de abril.
Imagen: picture-alliance/AP Images/A. Borges
"¿Y? ¿Qué quieres que haga?"
Fue una de las declaraciones del presidente que más indignó. Con más de 5.000 muertes, Brasil acababa de superar a China en número de muertes. Era el 28 de abril y nuevamente se le preguntaba al presidente sobre las cifras del virus. "¿Y? Lo siento. ¿Que quieres que haga? Soy Mesías (su segundo nombre), pero no hago milagros ... ”
Imagen: Getty Images/A. Anholete
"Voy a hacer un asado"
El 7 de mayo, Brasil ya tenía más de 140 mil contagiados y 9 mil muertos. Metrópolis como Río y São Paulo estaban en cuarentena. El presidente anunció que haría una pequeña fiesta. "Estoy cometiendo un crimen. Voy a hacer un asado el sábado aquí en casa...". Días después, regresó diciendo que la noticia era "falsa".
Imagen: Reuters/A. Machado
"¿A qué le tienen miedo? ¡Enfréntenlo!"
En julio, el presidente anunció que tenía COVID-19. Dijo que se "curó" 19 días después. Fuera del aislamiento, comenzó a viajar. En Bagé, el 31 de julio, sugirió que la propagación del virus es inevitable. "Desafortunadamente, creo que casi todos ustedes lo atraparán algún día. ¿A qué le tienen miedo? ¡Enfréntenlo!"