Bonn expone una retrospectiva de la artista Marina Abramovic
23 de abril de 2018
La radical artista Marina Abramovic es una figura de culto en el mundo del arte. La retrospectiva "The Cleaner", que se exhibe en el museo Bundeskunsthalle de Bonn, muestra obras de todos los períodos de su carrera.
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Marina Abramovic en el Bundeskunsthalle de Bonn
El Bundeskunsthalle extiende la alfombra roja para recibir a Marina Abramović. Del 20 de abril al 12 de agosto de 2018, la estrella de la performance presenta su show “The cleaner” en el principal templo del arte de Bonn
Imagen: Marco Anelli /Marina Abramovic Archives
2018: "Marina Abramović - The Cleaner"
Algunos la recuerdan por haberse tendido desnuda sobre un bloque de hielo. Otros, por rasguñarse la piel y gritar hasta quedarse sin voz. Muy pocos artistas han expuesto sus cuerpos a experiencias tan radicales como la serbia Marina Abramovic. Su retrospectiva “The Cleaner”, en el Bundeskunsthalle, de Bonn (20.04.-12.08.2018), pasa revista a la vida y obra de esta estrella de la performance.
Imagen: picture-alliance/dpa
1973: Dolor
“Yo sentí que mi cuerpo no tenía límites, que el dolor no importaba, que nada importaba. Y esa sensación era embriagadora. En ese momento me percaté de que había encontrado mi medio de expresión”, escribió Marina Abramović en su autobiografía. Esta imagen documenta una de sus primeros performances: armada con diez cuchillos y dos grabadoras, Abramović mostró tempranamente de lo que era capaz...
Abramović creció en Belgrado, en el seno de una familia de partisanos. Por un lado, tuvo el privilegio de una temprana formación artística, Por otro, conoció desde pequeña la soledad y la violencia familiar. La represión que se vivió en Yugoslavia bajo el régimen de Tito es un tema recurrente en su obra. Amante del riesgo, Abramović fue salvada de las llamas por espectadores de su performance.
Las heridas autoinfligidas o causadas por terceros, la desnudez y la pérdida de la consciencia eran la regla, no la excepción, en su obra temprana. Con sus performances radicales, la joven nacida en 1946 se rebelaba contra la estética meramente decorativa de su entorno: “Yo llegué al punto de creer que el arte debía ser apabullante, articular preguntas y orientar hacia el futuro”, dijo una vez.
Tras conocer al alemán Ulay (Frank Uwe Laysiepen), la vida y el trabajo de Abramović tomó otro rumbo: se volvieron inseparables como amantes y artistas. Su primer performance juntos –la colisión de sus cuerpos desnudos, una y otra vez, durante 58 minutos– tuvo lugar en la Bienal de Venecia.
Imagen: Ulay/Marina Abramović/Moderna Museet
1978: Fusión creativa
Abramović y Ulay vivieron y trabajaron juntos durante doce años; cuatro de ellos lo pasaron en un pequeño coche de Citröen, sin mayores ataduras, viajando de un lugar a otro, adonde quiera que los invitaran a presentar sus performances.
La separación de la pareja inspiró un último performance juntos en 1988. El acto de caminar el uno hacia el otro, a lo largo de la Gran Muralla china, fue concebido originalmente como una declaración de amor; el objetivo era casarse cuando se encontraran cara a cara. Pero el amor compartido fue perdiendo fuerza; Abramović y Ulay terminaron separándose tras una caminata de tres meses.
Su separación de Ulay no interrumpió la labor creativa de Marina Abramović. Al contrario: en 1997 fue invitada a presentarse en la sección internacional del pabellón italiano de la Bienal de Venecia. Su performance consistió en limpiar huesos de reses durante siete horas consecutivas a lo largo de cuatro días. Su alusión a las guerras de los Balcanes fue premiada con un León de Oro.
Su interacción con la montaña de huesos en Venecia trajo a la memoria un performance previo titulado “Limpiando el espejo” y conservado en video. En la década de los noventa, Marina Abramović dedicó mucho tiempo a la docencia; sus estudiantes salieron de sus cursos armados con lo que se conoce como el “método Abramović”.
Tras mudarse a Nueva York en 2000, Abramović trabajó intensamente. Poco a poco, el público estadounidense comenzó a digerir su propuesta artística. En “House with an ocean view” (“Casa con vista al océano”), Abramović pasó doce días ininterrumpidos habitando tres pequeñas habitaciones a la vista de quien quisiera contemplarla con el fin de alterar el campo energético entre ella y los espectadores.
En la retrospectiva “La artista está presente”, organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Abramović repitió por primera vez los performances más conocidos de su carrera. Ella misma estuvo en el museo durante tres meses; los visitantes podían encontrarse con ella sin mayor intermediación. La cobertura mediática del evento permitió que nuevas audiencias conocieran su trabajo.
Imagen: Marco Anelli /Marina Abramovic Archives
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Videos que muestran la cara de la artista saludan a los visitantes a la entrada de la exposición "The Cleaner", que se exhibe en el museo Bundeskunsthalle de Bonn desde este pasado 20 de abril al 12 de agosto. La exposición ofrece, entre otros, extractos de la famosa actuación de Abramovic en 2010 en el MoMa de Nueva York, "The Artist is Present", donde durante 90 días, siete horas al día, seis días a la semana, se sentó en una silla y no hizo nada más que mirar fijamente a la gente que se sentó en el asiento opuesto.
Otro video muestra a Abramovic comiendo una gran cebolla cruda sin hacer ningún gesto. Asimismo, la retrospectiva incluye fotos de la actuación de 1973 "Rhythm 10", que muestra a Abramovic rítmicamente lanzando cuchillazos entre los dedos extendidos de su mano. El sonido punzante del cuchillo hace ecos desde un altavoz; el efecto del video es realmente espeluznante.
Abramovic es conocida por usar su arte para poner a prueba sus propios límites mentales y físicos. Mucho de lo que la artista de 72 años, nacida en 1946 en Belgrado, ha interpretado es indudablemente radical, pero también sensual. Esto se pudo sentir mientras Marina Abramovic habló con voz suave en la conferencia de prensa previa a la apertura de la exposición, donde miraba sus manos, se movía recatadamente como si estuviera meditando, e ignoraba, en gran medida, las preguntas superficiales.
"Sus obras son tan importantes que ya era hora de una gran retrospectiva", dijo Rein Wolfs, director del museo Bundeskunsthalle. La retrospectiva, que se exhibió inicialmente en Estocolmo, presenta obras de los últimos 50 años, incluidas pinturas tempranas de sus años como estudiante de arte en Belgrado y Zagreb. También se muestran obras de su asociación de 12 años y cooperación artística con el artista alemán Ulay (Frank Uwe Laysiepen), junto con piezas más contemporáneas. Películas, fotografías, pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones: Abramovic es una verdadera artista multimedia. Sus primeras actuaciones, que están bien documentadas, son particularmente impresionantes.
Viejos performances que involucran a los visitantes
Un punto a destacar del programa de la retrospectiva de Abramovic, son las recreaciones de sus obras más espectaculares.
Dos personas desnudas flanquean la entrada de una habitación del museo de Bonn. En la obra "Imponderabilia" de 1977, realizada en la Galleria Comunale d'Arte Moderna en la ciudad italiana de Bolonia, Abramovic y Ulay también se pararon en la entrada del museo, desnudos. Los visitantes tuvieron que pasar entre ellos para entrar. El público fue parte de la presentación. Ese también fue el caso del performance de 2002, "La casa con vista al mar". No había privacidad; los visitantes pudieron verla hacer quehaceres diarios durante tres días.
Cruzando los límites
Las obras de Abramovic a menudo se centran en la memoria, el dolor, la pérdida, la resistencia y la confianza. Ella incorpora su propia experiencia, eliminando las barreras entre el arte y los espectadores al darle al público un papel definitivo en sus actuaciones, implacable y provocativamente.
En una galería en la ciudad italiana de Nápoles en 1974, para una obra llamada "Rhythm 0", colocó una mesa con 72 objetos que los visitantes debían usar, desde cuchillas de afeitar hasta navajas y una pistola. Ella permaneció inmóvil mientras algunas personas le cortaban la camisa. La exposición de Bonn muestra extractos de esa actuación; sorprendentes imágenes que aún provocan escalofrío.
En la retrospectiva, la artista dijo que ve algunas de sus obras como si fuera la primera vez. Catarsis y limpieza: dos temas recurrentes que, más que un significado físico, le otorgan a su trabajo trascendencia y complejidad.
La reacción que provocan sus obras es quizás un enfoque apropiado para acercarse al trabajo de la artista: a veces su arte es perturbador, a veces, divertido. Siempre es conmovedor y astuto, y muy personal.
Autor: Stefan Dege (few/)
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