La muestra itinerante “Verdad en el exilio” fue inaugurada en Bonn, con obras de víctimas del conflicto armado en Colombia que residen en Alemania.
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"Contamos con el hilo y la aguja como forma de resistencia ante la violencia y el olvido”, dice la artista textil colombiana Alexandra Bisbicus a DW. "Existe una potencia del ejercicio de bordar como narrativa”, remarca.
Y de eso se trató el taller Hilando altares de la memoria y la verdad, brindado por Bisbicus en diferentes ciudades alemanas en apoyo a la tarea de la Comisión de la Verdad en Colombia.
"El taller me permitió hacer mi proceso de memoria sobre un hecho que había quedado en el silencio durante 31 años”, cuenta a este medio la bogotana María Barbosa. "Mi hermano, estudiante de 22 años, fue asesinado por fuerzas del Estado colombiano”, relata desde la capital alemana Berlín, donde hoy reside.
"Pero no quería hacer algo triste, sino más bien reflexionar y comparar las estaciones del año con la vida”, explica.
Y así nació su obra-testimonio. "Cosiendo cada hoja también hacía memoria por todas las víctimas del conflicto armado colombiano”, indica.
"La exposición muestra cómo el arte nos permite, a partir de procesos creativos, sanadores y transformadores, recuperar y reconstruir la memoria individual y colectiva”, afirma Ibiscus desde Berlín.
"Y genera un espacio de diálogo y reflexión sobre lo que somos como sociedad, sobre las marcas y el dolor que nos deja la guerra, pero también sobre la capacidad de resiliencia y esperanza que tenemos”, analiza la también pedagoga social.
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Un conflicto armado que marcó a todo un país
"Todo colombiano está atravesado por los impactos del conflicto armado", contextualiza, en tanto, Caterina Mantilla. "En mi caso, tuve la fortuna de crecer en Barrancabermeja, puerto petrolero del Magdalena medio”, cuenta en diálogo con DW.
"A finales de los 80 y hasta inicios de los 2000, la ciudad se vio envuelta en un álgido contexto de disputa entre grupos armados: guerrillas, paramilitares y el ejército”, explica. "Y en 2001 tuvimos que abandonar la ciudad”, lamente Mantilla, quien reside actualmente en Bonn.
"El taller ha sido un espacio maravilloso y potente para contar, comprender y vernos de otra manera”, dice sobre su participación en la actividad. "Comprendí que tejer emerge como un lenguaje desde donde plasmar sentimientos, impresiones, memorias y proyectar futuros”, afirma con sensibilidad.
Y sobre su obra explica: "Hice un telar en memoria de los muertos en la masacre del 16 de mayo de 1998 perpetrada por los paramilitares. Los muertos y sus memorias navegan por los ríos, en este caso, el río Magdalena”.
La exposición, que también exhibe el resultado de otros talleres en forma de textos, fotos y videos realizados por el nodo local de apoyo a la Comisión de la Verdad, recorrerá varias ciudades de Alemania y podrá verse a partir de octubre en la embajada de Colombia en Berlín.
Acuerdo de Paz en Colombia: 52 años de guerra y cinco de paz
Hace cinco años, Colombia firmó la primera versión del Acuerdo de Paz con las FARC, que luego fuera complementado y suscrito el 24 de noviembre de 2016. Los guerrilleros fueron primero idealistas, y luego criminales
Imagen: picture-alliance/dpa
Los campesinos se convierten en un ejército
A mediados del siglo XX se libra una batalla entre bandos políticos de Colombia. Los grupos de izquierda crearon repúblicas independientes en zonas remotas, que fueron tomadas gradualmente por las tropas gubernamentales. Dos de los líderes de la "República de Marquetalia" se escapan: en 1966 Manuel Marulanda y Jacobo Arenas (izq.) fundan las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).
Imagen: ALATPRESS/AFP
La insurgencia como forma de vida
En el Amazonas, los campesinos tienen una ventaja táctica: conocen el terreno. Pronto las FARC aprenden de otros grupos guerrilleros de América Latina y comienzan a reclutar a estudiantes y habitantes de los barrios marginales de las ciudades, entre ellos, más de 18.000 menores. Las mujeres también se unen, o son obligadas a unirse a los rebeldes. Aunque tienen estrictamente prohibido tener hijos.
Imagen: ALATPRESS/AFP
Mercenarios, narcotraficantes, extorsionadores
Más tarde, varios frentes del grupo marxista se involucran en el narcotráfico: se ofrecen como mercenarios a los cárteles de la cocaína y luego participan en el cultivo. Mientras el ejército colombiano, con el apoyo de Estados Unidos, destruye las zonas de cultivo y los laboratorios de drogas (foto), las ganancias suben.
Imagen: Guillermo Legaria/AFP
El secuestro como modelo de negocio
Los ingresos de las FARC se llegaron a estimar en cientos de millones de dólares al año. También, producto del secuestro que ellos llamaban “toma de rehenes”. Las FARC habrían secuestrado a casi 10.000 personas entre 1970 y 2010. La víctima más destacada fue la política ecologista Ingrid Betancourt en 2002. Sólo después de 6 años las fuerzas militares liberaron a Betancourt y a otras 14 víctimas.
Imagen: Remi Ochlik/MAXPPP/picture alliance/dpa
La lucha por la paz
Ya en la década de 1980, las FARC negociaron un frágil alto el fuego inicial con el gobierno colombiano. En los años 90, presentaron un programa político de diez puntos. En 2001, el líder de las FARC Manuel Marulanda (derecha) se reúne con el presidente Andrés Pastrana para reanudar las conversaciones de paz. Pero la reunión no tuvo éxito.
Era poco probable que las FARC y el gobierno colombiano llegaran a un acuerdo, entre otras cosas, porque los rebeldes intensificaron los actos terroristas durante las negociaciones. No mostraban ninguna consideración por las víctimas civiles, como aquí en Medellín, en 2003, cuando un coche bomba hirió a 30 personas y mató a seis, entre ellas a un niño pequeño.
Imagen: Vergara/AFP/picture alliance/dpa
Terror de izquierda y de derecha
La Masacre de Bojayá es el nombre con que se conoce este crimen de lesa humanidad. En esta iglesia del Chocó murieron unos 119 civiles, víctimas de la explosión de una pipeta de gas lanzada por las FARC el 2 de mayo de 2002. El crimen fue cometido en enfrentamientos con paramilitares (AUC) por el control del acceso al río Atrato. Unas 250.000 personas murieron en el conflicto, la mayoría civiles.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerrillas debilitadas
Álvaro Uribe, elegido presidente en 2002, intensifica la guerra. El 1° de marzo de 2008, la Fuerza Aérea de Colombia mata al subjefe de las FARC, Raúl Reyes, y poco después muere Marulanda. Su sucesor también cae en 2011. En 2008, las FARC se habían reducido a unos 8.000 miembros, frente a los 20.000 de la década de 1990. La mayoría desertó. Juan Manuel Santos era entoces ministro de Defensa.
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Colombia firma el Acuerdo de Paz
Así debilitadas, las FARC inician conversaciones de paz con el nuevo presidente, Juan Manuel Santos (izq.). Las negociaciones tendrán lugar en Cuba. El 26 de septiembre de 2016, el líder rebelde Timoleón Jiménez (centro) y Santos firman la primera versión del Acuerdo de Paz. Una estrecha mayoría de colombianos votó en contra en un referéndum no vinculante.
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El desarme de los rebeldes
Al firmar, las FARC se comprometen a desarmarse. Unos cientos de rebeldes se niegan, los otros 7000 aproximadamente se enfrentan a la reintegración en la vida civil. Los sospechosos de haber cometido violaciones de los derechos humanos son llevados ante un tribunal especial. A principios de 2021, los miembros de la dirección también fueron acusados por primera vez.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
Reconciliación entre guerrilleros y víctimas
Algunos excombatientes de las FARC trabajan activamente por la reconciliación con la sociedad colombiana, y especialmente con sus víctimas. Aquí, el exguerrillero Rodrigo Granda se reúne con la hermana de dos víctimas de secuestro para pedir perdón. Las víctimas también participan en proyectos de reinserción.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture-alliance
Todavía queda mucho camino por recorrer
Las FARC son ahora un partido político: Los Comunes. Pero muchos acusan al Gobierno de Iván Duque de no aplicar partes esenciales del Acuerdo de Paz. Algunos rebeldes regresaron a grupos armados criminales. Entre ellos, los dos principales negociadores del Acuerdo de paz, Iván Márquez y Jesús Santrich. A mediados de 2019, anunciaron en un video que había comenzado la "segunda Marquetalia".