Brasil: cinco razones para la supervivencia de Temer
Jean-Philip Struck
3 de agosto de 2017
El presidente distribuyó fondos a cambio de apoyos y se benefició de la falta de compromiso de la oposición y la ausencia de presión popular. Así pudo sobrevivir un gobierno que llegó a ser considerado muerto.
Publicidad
Michel Temer sobrevivió. El miércoles (02/08), la mayoría de la Cámara rechazó la denuncia por corrupción que hubiese podido apartar al presidente del cargo. La victoria del gobierno comenzó a construirse poco después del primer choque inicial tras el escándalo de JBS. Estas fueron las cinco razones que garantizaron la supervivencia del presidente brasileño pese a la gravedad de las acusaciones.
Máquina para captar apoyos
En el año 2016, en vísperas de la votación del proceso de impeachmet en la cámara, la ex presidenta Dilma Roussef repartió enmiendas parlamentarias (fondos para que los diputados usen entre sus bases electorales) y ofreció cargos para conseguir apoyos. Ahora, Michel Temer mejoró esa misma estrategia. Desde que salto a la luz el escándalo de JBS en mayo, el gobierno prometió 4.100 millones de reales en enmiendas. En el intervalo de antes de estallar el caso solo había concedido 102,5 millones de reales.
El presidente también atendió a las peticiones de los diputados que representan a la industria agrícola y a los evangélicos. Un día antes de la votación Temer concedió a la "bancada del buey" una medida provisional con descuentos para las renegociaciones de la deuda de los agricultores. La factura causará un perjuicio de 5.400 millones de reales a las arcas nacionales. Además, Temer publicó una medida provisional para recalificar miles de áreas públicas.
Según el politólogo Kai Michael Kenkel, profesor del Instituto de Relaciones Internacionales de PUC-RIO e investigador del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), el resultado demostró que los diputados estaban "a la venta". "El actual proceso demuestra que Temer no tuvo ningún pudor a la hora manipular el proceso y comprar votos. Ni siquiera se intentó aparentar que se iban a tener en cuenta los intereses de los brasileños. El dinero para comprar diputados se recortó de las partidas de investigación científica. Para comprar diputados no falta dinero, pero sí para que miles de alumnos continúen en las facultades", explicó.
Falta de alternativa
Antes del escándalo JBS se especulaba con varios nombres para sustituir a Temer como, entre otros, el ex ministro Nelson Jobin o el ministro Henrique Meirelles. Pero ninguno supo lograr el consenso entre las élites y la clase política. Los candidatos ni siquiera parecían interesados en el cargo. Según el politólogo suizo Rolf Rauschenbach, de la Universidad de Sr. Gallen, Temer se vio fortalecido por ese vacío. "No se sabía a quién colocar en ese lugar ni lo que iba a pasar. Nadie quiere la responsabilidad y no hay alternativas para sustituirlo ni en la política, ni en los movimientos sociales o en la sociedad civil ", afirmó.
Apoyo del empresariado
Ninguna de las grandes empresas se mostró favorable a la salida de Temer. En 2016, varias apoyaron abiertamente el impeachment con la esperanza de que el nuevo gobierno fuese capaz de hacer reformas económicas. En junio, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) dijo al diario Folha de Sao Paulo que "todo el empresariado prefiere continuar con el presidente Michel Temer. Hoy la posición es esa: es mejor seguir y hacer la transición en el país". Con la "Bancada del Buey", Temer se hizo también con el apoyo del empresariado del campo. Y también la Federación de Industrias de Sao Paulo siguió a su lado.
Falta de presión popular
Al contrario que durante el impeachment, el miércoles no hubo protestas relevantes. La votación se hizo sin presión popular en las calles, aunque el 81% de la población apoyaba la denuncia contra Temer. Ante los ministerios solo había un manifestante solitario, mientras que el día que marcó el fin de Rousseff había más de 50 mil. Según el profesor de Gestión de Políticas Públicas, Pablo Ortellado, de la USP, los líderes de izquierda y derecha con poder de movilización no intentaron organizar protestas. En ambos lados "están altamente comprometidos con el sistema político, que no está interesado en manifestaciones". El profesor Kai Michael Kenkel destaca también un gran "desánimo" entre la población. "Hay un nivel de resignación desalentador, mucha gente no sabe cómo hacer respetar su voz y echar a esta clase política que está ocupando y desvirtuando las instituciones. Sorpende la pasividad y la resignación del pueblo", explica.
La debilidad y el doble juego de la oposición
Parte de la oposición quería boicotear la sesión del miércoles para retrasarla y poder conseguir los votos más tarde. Pero la oposición está divida y desarticulada. El frente anti Temer estaba formado por el PSOL y La Red que, a pesar de hacer ruido, no tienen influencia suficiente. Otros partidos, como el PT, no parecían tener demasiado interés. Luciana Genro, del PSOL, llegó a decir que el PT no estaba interesado en la caída de Temer porque prefiere ver sangrar al PMDB sangre para preparar la vuelta de Lula al gobierno.
Según Kai Michael Kenkel, "la oposición se subió al tren de la lógica de la conveniencia e intercambio del momento político actual para lograr ventaja moral". "Ya se están articulando coaliciones para 2018 que no descartan al PMDB, por lo que les interesa mantener la influencia", opina. Además, durante la crisis tampoco destacaron estrategas entre las filas de la oposición, como fue el caso de Eduardo Cunha cuando la votación de Dilma.
La trayectoria política de Lula
Natural de Caetés, Pernambuco, Luiz Inácio Lula da Silva fue el primero en llegar a la Presidencia de la República desde la clase obrera. Recordamos los principales momentos de su carrera política.
Imagen: Reuters/D. Vara
Lula y las huelgas del ABC
En 1975, Lula fue elegido presidente del Sindicato Metalúrgico de São Bernardo do Campo y Diadema y ganó proyección nacional al liderar una serie de huelgas a finales de la década. En 1980, fue arrestado y procesado por la Ley de Seguridad Nacional tras comandar una paralización que duró 41 días. Lula pasó 31 días en la cárcel del Dops (Departamento Estadual de Orden Político y Social).
Imagen: Instituto Lula
Fundación del PT
El 10 de febrero de 1980, poco antes de ser arrestado, Lula ayudó a fundar el Partido de los Trabajadores (PT) con el apoyo de intelectuales y sindicalistas. En mayo de ese año, al salir de la cárcel, fue elegido como primer presidente del partido. El pernambucano, entonces, se dedicó a la política: en 1982, concurrió al gobierno de São Paulo y, en 1986, fue elegido diputado constituyente.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Petroli
Campaña de 1989
El PT lanzó la candidatura de Lula en las primeras elecciones presidenciales directas tras el fin del régimen militar. Con una imagen de obrero y un discurso de izquierda, Lula provocó temor en varios sectores de la economía, que se alinearon a favor del candidato Fernando Collor. El 'petista' fue derrotado en la segunda vuelta. Hubo acusaciones de manipulación de la prensa en favor de Collor.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Gostoli
Campaña de 1994
Con las primeras denuncias de irregularidades en el gobierno de Collor, Lula lanzó en 1991 el movimiento "Fuera Collor" en apoyo al 'impeachment'. En 1994, concurrió nuevamente a la presidencia, con Aloizio Mercadante como segundo, pero fueron derrotados en la primera vuelta por Fernando Henrique Cardoso (PSDB). El PT, por otro lado, conseguía sus primeros gobernadores.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Scorza
Campaña de 1998
En 1998, Lula sufrió una de sus peores derrotas electorales. Entonces tuvo como candidato a vicepresidente al exgobernador Leonel Brizola (PDT), uno de sus rivales en la elección de 1989 y con quien disputaba la hegemonía de la izquierda. La fórmula no funcionó. Lula obtuvo sólo el 31% de los votos y no llegó a la segunda vuelta: el presidente Fernando Henrique Cardoso fue reelegido con el 53%.
Imagen: picture alliance/AP Photo/R. Gostoli
La toma de posesión de Lula
El eterno candidato del PT finalmente asumió la presidencia en enero de 2003, tras ocho años de gobierno del PSDB. Lula fue elegido con el 61% de los votos válidos en la segunda vuelta. La victoria llegó tras una intensa campaña, que vendió una imagen más moderada, simbolizada en el lema "Lulinha paz y amor", con el objetivo de calmar los mercados y ampliar el espectro electoral del partido.
Imagen: O. Kissner/AFP/Getty Images
Economía al alza
Tras las turbulencias finales de la era Cardoso, la economía brasileña volvió a crecer con Lula, sobre todo por el boom de las materias primas. Fue una época de grandes inversiones en obras de infraestructura. Y del descubrimiento del yacimiento del Presal. El crecimiento medio del PIB en el segundo mandato alcanzó el 4,6% anual. Esto catapultó la popularidad de Lula, que llegó al 87% en 2010.
Imagen: AP
Caída de la desigualdad
Los programas sociales lanzados por Lula, como Mi Casa, Mi Vida y ProUni, también contribuyeron a la popularidad del presidente. La Bolsa Familia, creada en 2004 a partir de la unificación de otros programas de transferencias de renta, se convertiría en su motor principal. Casi 28 millones de brasileños salieron de la pobreza en los ocho años del gobierno de Lula, según un balance de 2010.
Imagen: Vanderlei Almeida/AFP/Getty Images
El escándalo del mensajero
En 2005, el gobierno Lula fue alcanzado de lleno por el escándalo de compra de votos de diputados, el 'mensalão'. A pesar del desgaste, Lula sobrevivió a la crisis. Otros, como el ministro José Dirceu, una de las figuras fuertes de su gobierno, sucumbieron. Lula afirmó inicialmente que sus asesores lo habían "apuñalado", pero luego dijo que el caso era una invención de la oposición y la prensa.
Imagen: picture alliance / dpa / picture-alliance
La elección de Dilma
Tras ser reelegido en 2007 con más del 60% de los votos, Lula comenzó a preparar el terreno para su sucesión. Para ello eligió a su entonces ministra jefe de la Casa Civil, Dilma Rousseff, una tecnócrata sin experiencia electoral. En los tres años siguientes, Lula promovió la imagen de Dilma junto a los brasileños. La estrategia funcionó y salió elegida en 2010.
Imagen: Fabio Rodrigues Pozzebom/EBC
Lucha contra el cáncer
En octubre de 2011, a Lula le fue diagnosticado un cáncer de laringe. Se sometió a un agresivo tratamiento. Por primera vez desde 1979 se le vio sin barba. Los exámenes apuntaron a la remisión completa del tumor unos cinco meses después y Lula volvió a involucrarse en las campañas del PT. Una de las grandes victorias electorales de 2012 fue la de Fernando Haddad en el Ayuntamiento de São Paulo.
Imagen: AFP/Getty Images
Lula y el caso 'Lava Jato'
En marzo de 2016, Lula se vio involucrado en la 'Operación Lava Jato', que investiga el escándalo de corrupción en Petrobras. El expresidente fue llamado a declarar sobre un sitio en Atibaia, un triplex en el Guarujá y sus relaciones con contratistas investigados por corrupción. El mismo día, la Policía Federal hizo registros en residencias del petista y de su familia, además del Instituto Lula.
Imagen: Reuters/P. Whitaker
Demandado en varios procesos
En los meses siguientes, Lula fue denunciado de delitos como corrupción pasiva, lavado de dinero, obstrucción de la justicia y tráfico de influencias, viéndose acusado en cinco procesos diferentes, incluido el de 'Lava Jato'. Él siempre desmintió las acusaciones, negó cualquier delito y dijo ser víctima de una persecución política. También niega ser propietario de los inmuebles investigados.
Imagen: picture-alliance/abaca
Declaración ante Moro
En mayo de 2017, Lula declaró por primera vez como acusado ante el juez Sergio Moro. En un testimonio prestado en Curitiba, volvió a negar las acusaciones y alegó estar siendo perseguido políticamente. Y exigió la presentación de pruebas de que sea dueño de los inmuebles en Guarujá y Atibaia. El interrogatorio fue el último paso antes de la sentencia dentro de la Operación 'Lava Jato'.
Imagen: Abr
Lula, condenado
Lula fue condenado por primera vez el 12 de julio de 2017. La sentencia del juez Sergio Moro impone 9 años y 6 meses de prisión por los delitos de lavado de dinero y corrupción pasiva. El petista se habría beneficiado de una oferta pagada por la empresa OAS en la compra y reforma de un triplex en el Guarujá. Es la primera vez que un expresidente es condenado por corrupción en Brasil.