Brasil, otra vez paralizado por un terremoto político
19 de mayo de 2017
El presidente de Brasil, Michel Temer, es acusado de haber avalado sobornos en un escándalo que podría costarle el cargo que asumió hace apenas un año por la suspensión y posterior destitución de Dilma Rousseff.
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Las acusaciones se apoyan en la grabación de una conversación de marzo entre Temer y el empresario Joesley Batista, propietario de la procesadora de alimentos JBS.
El audio de la charla, grabada por el propio Batista y presentado luego a las autoridades en su cooperación con la Justicia, fue divulgado por el Tribunal Supremo brasileño el jueves. Algunos detalles de la denuncia habían sido revelado por el diario "O Globo" un día antes.
La grabación tiene casi 39 minutos y tiene una calidad deficiente, ya que fue hecha por Batista a escondidas en una visita a Temer en su residencia. El empresario le habla a Temer en la charla de "Lava Jato" y alude aparentemente al ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, hoy preso por esa causa anticorrupción.
"Tiene que mantener eso"
"Yo estoy bien con Eduardo, ok?", dice Batista. "Tiene que mantener eso, ¿vio?", le responde Temer. "Todo mes...", agrega luego Batista en aparente alusión a un pago mensual que hace a Cunha para que éste mantenga su silencio en prisión sobre la corrupción política. La grabación es luego inaudible.
Temer negó haber pedido el soborno. "No compré el silencio de nadie", dijo. El audio sí parece confirmar, sin embargo, que avaló todo lo que le contaba Batista, entre otras cosas que tenía informantes en la Justicia.
Las pruebas presentadas por el empresario incluyen un video en el que el diputado Rodrigo Rocha, designado por Temer para atender los "asuntos" de JBS, recibe una maleta de dinero por valor de unos 160.000 dólares.
JBS, el mayor productor de carne del mundo, pagaba sobornos al partido de Temer, el conservador PMDB, para tener su apoyo político.
Marchas contra Temer une a grupos pro y contra Rousseff
Las marchas convocadas para el próximo domingo (21.05.2017) para pedir la renuncia del presidente brasileño, Michel Temer, tras el escándalo que dejó contra las cuerdas al Gobierno brasileño unirán a los grupos que apoyaron a su antecesora, Dilma Rousseff, y a los que defendieron el proceso que terminó con su destitución.
Los grupos a favor y en contra de Rousseff coincidieron hoy en convocar manifestaciones en todo Brasil el próximo domingo para protestar contra Temer, a quien la Corte Suprema le abrió una investigación en la que se le acusa de obstrucción a la Justicia.
Temer, que era el vicepresidente de Rousseff, asumió la jefatura de Estado en agosto pasado tras la decisión del Congreso de destituir a la entonces mandataria por irregularidades en el manejo de las cuentas públicas.
Entre los grupos que marcharon contra Rousseff y que ahora piden la renuncia de Temer destaca "Vem pra rua" (Sal a la calle), que convocó a manifestaciones el domingo para pedir el encarcelamiento de "todos" los acusados en el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.
CP (dpa, efe, rtr)
Altos y bajos en la trayectoria política de Dilma Rousseff
Antes de llegar a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff luchó contra la dictadura y un cáncer, y fue ministra de Lula. La crisis económico-política y un juicio de destitución se convirtieron en su mayor adversario.
Imagen: Roberto Stuckert Filho
Un agitada vida política
Un vistazo a la vida política de Dilma Rousseff, que comenzó ssiendo muy joven. A fines de los años 60 integró organizaciones que combatían la dictadura, hasta ser tomada presa, en enero de 1970, y torturada durante más de 20 días. Cuando salió de prisión, dejó la lucha armada y se mudó a Río Grande do Sul, donde estudió Economía y ayudó a fundar el Partido Democrático de los Trabajadores (PDT).
Imagen: AP/Arquivo Público do Estado de São Paulo
Junto a Lula
Dilma se afilió al Partido de los Trabajadores (PT) en 2001, cuando era secretaria de Minas y Energía de Rio Grande do Sul. Con la elección de Luiz Inacio "Lula" da Silva, en 2002, fue nombrada ministra de Minas y Energía. En 2005, asumió la jefatura de la Casa Civil. Ese cambio marcó el inicio de una reforma ministerial en medio de una crisis política.
Imagen: Ricardo Stuckert/PR
Ministra "de línea dura"
Cuando era ministra y jefa de la Casa Civil, Dilma anunció la creación de un Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), en 2007, que no se desarrolló como se esperaba, y asumió la dirección de iniciativas como el programa “Mi casa, mi vida”. En 2009 presentó un marco regulatorio que define las reglas de la explotación de las reservas de petróleo del presal.
Imagen: A. Nascimento/ABr
Su lucha contra el cáncer
En abril de 2009 se le diagnosticó cáncer linfático. Tras una cirugía y meses de radioterapia, Dilma anunció en septiembre de ese año que estaba curada. Ya era precandidata del PT para suceder a Lula. “Si uno se desarma ante esta dolencia, ella vence. Pero si uno no lo hace, percibe que la vida no acabó, y que incluso puede estar mejor que antes”, dijo a DW sobre su enfermedad.
Imagen: AP
Llegada a la presidencia
En octubre de 2010, Dilma dejó de ser una actriz secundaria en el escenario político para ser la sucesora de la política del expresidente Lula. Ganó en segunda vuelta contra José Serra y pasó a ser la primera presidenta de la historia brasilera. Asumió el cargo el 1º de enero de 2011.
Imagen: AFP/Getty Images/Evaristo Sa
Primer discurso en la ONU
“Por primera vez en la historia de las Naciones Unidas, una voz femenina inaugura el debate. Es la voz de la democracia y la igualdad amplificándose en esta tribuna”, dijo Dilma en la apertura de la 66ª Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2011. Allí resaltó el papel de la mujer en la sociedad y en la política, lamentó la ausencia palestina y defendió la reforma del Consejo de Seguridad.
Imagen: picture-alliance/dpa
Dimisión de ministros
De los 39 ministros que integraban el equipo de la presidenta electa, ocho dejaron sus cargos en los primeros 14 meses de mandato tras escándalos. Siete de ellos venían del gobierno de Lula. De los ocho que dimitieron, solo Nelson Jobim, entonces ministro de Defensa, no estaba envuelto en denuncias de corrupción.
Imagen: AP
Inclusión social
Durante su primer mandato, Dilma dio continuidad a programas sociales del gobierno de Lula como la Bolsa Familia y Mi casa, Mi vida, y subastó el Campo de Libra, en el presal, destinando recursos a la educación y a la salud. También se crearon nuevos programas, como Pronatec y Más Médicos, este último, objeto de duras críticas por las entidades médicas, que realizaron protestas y huelgas.
Imagen: picture alliance/AE
Corrupción en Petrobras
En marzo de 2014, la Policía Federal de Brasil puso en marcha la Operación Lava Jato para investigar un megalavado de dinero que envuelve a Petrobras, a grandes empresas del país y a decenas de políticos. El escándalo en la petrolera estatal sirvió de combustible a la oposición durante la campaña electoral en ese año.
Imagen: AFP/Getty Images/K. Betancur
Elecciones disputadas
Dilma fue reelecta el 26 de octubre de 2014 con 54,5 millones de votos, en segunda vuelta, en una de las elecciones más disputadas de la historia de Brasil, con una diferencia de apenas 3,5 millones de votos para el segundo, Aécio Neves (PSDB). La campaña estuvo marcada por ataques verbales, escándalos y la muerte de uno de los candidatos, Eduardo Campos (PSB), sustituido por Marina Silva.
Imagen: picture-alliance/dpa/Sebastião Moreira
Crisis económica
Con una victoria apretada, Dilma enfrentó la paralización del crecimiento económico. En su primer mandato, el PIB creció menos de lo esperado, pero para los próximos dos años, la proyección fue aún peor: de retracción. La inflación, que viene creciendo desde 2012, superaría el techo prefijado en 2015, lo que no ocurría desde 2003.
Imagen: E. Sa/AFP/Getty Images
Protestas y reprobación
Las manifestaciones de junio de 2013 apenas afectaron a Dilma. En 2015, por otro lado, centenas de miles de personas salieron a la calle en Brasil para protestar específicamente contra el gobierno de la presidenta y los escándalos de corrupción. La gestión de Dilma Rousseff, que llegó a ser aprobada por el 73% de los brasileros en 2011, vio caer esa cifra a un 8% cuatro años más tarde.
Imagen: Getty Images/AFP/E. Sa
Déficit de presupuesto
En agosto de 2015, enfrentándose con el Congreso, el gobierno presentó una propuesta de presupuesto para 2016 con una previsión de déficit de 30,5 billones de reales, algo inédito. La decisión llevó a que la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor’s rebajara la nota de Brasil. Luego, el gobierno anunció un ajuste fiscal que aún trata de negociar con el Congreso.
Imagen: picture-alliance/epa/F. Bizerra jr.
"Maniobras" fiscales
A comienzos de octubre, el Tribunal de Cuentas de la Unión Brasilera recomendó rechazar las cuentas de 2014. La decisión es usada por la oposición para fundamentar un pedido de proceso de destitución para Rouseff. Dilma anunció el corte de ocho ministerios, la extinción de 30 secretarías en todas las carteras y la reducción de un 10% del salario para los ministros y para sí misma.
Imagen: Reuters/U.Marcelino
Cunha, pieza clave del juego político
El presidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha, rompió con el gobierno cuando fue investigado por el escándalo de Petrobras. En vez de perder fuerza por las denuncias de corrupción, se mantiene firme en el poder y su actuación es decisiva para abrir un proceso de destitución contra Dilma, lo que desea la oposición.