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Brasil y las peligrosas "milicias" (Parte II)

2 de septiembre de 2019

Las "milicias" de Brasil están compuestas por funcionarios de la Policía civil y militar, y otros, altamente violentos, que cometen crímenes con total impunidad, ocupando lugares que abandonó el Estado.

Imagen: picture alliance/dpa/ZUMA Wire/O Globo

Aunque a nivel tráfico de drogas internacional el Primer Comando Capital (PCC) en Brasil es el grupo criminal mejor estructurado y más importante de ese país, para el gobierno de Brasil ese no es el grupo más peligroso para la estabilidad y seguridad interna, sino los grupos paramilitares a los que llaman "milicias”.

De acuerdo a la explicación que me dio la Policía Federal (PF) brasileña, las "milicias” están integradas por funcionarios que trabajan en instituciones de seguridad pública, es decir, son agentes de la Policía civil, la Policía militar, y hasta bomberos los que cometen delitos con total impunidad. "Encapuchados, trabajan para el Estado y para el crimen”, dijo tajantemente uno de los jefes de la PF.

Las milicias se dedican a la extorsión, cobran impuestos, controlan la venta de gas, transporte de pasajeros, televisión por cable, el alquiler de propiedades, organizan rifas ilegales, controlan el narcomenudeo, tráfico de armas, robo de cargamentos comerciales, robo de combustible, y hasta se dedican a la minería ilegal. De acuerdo a la PF, tan solo en Río de Janeiro facturan 100 millones de dólares al año.

La periodista mexicana Anabel Hernández, columnista de DW.

En Brasil comparan a las "milicias” con Los Zetas, en México. Este es un grupo armado al servicio del Cartel del Golfo, creado por el exlíder de esa organización criminal, Osiel Cárdenas Guillén, entre los años 2002 y 2003, en el marco de su guerra contra el Cartel de Sinaloa, cuando querían invadir sus territorios. Los Zetas están integrados por un grupo de militares de elite, altamente entrenados, que habían sido enviados a Tamaulipas para combatir al narcotráfico a fines de la década de los noventa,  pero  los militares mejor entrenados se pasaron a las filas del crimen. Los Zetas fueron responsables de masacres indescriptibles, incluyendo el asesinato de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas en 2010. Aunque muchos de sus fundadores han sido arrestados o asesinados, el grupo aún existe en México.

Lo que más preocupa en Brasil es justamente que las "milicias” están compuestas por agentes del estado activos, entrenados y equipados, "altamente violentos”. Hay diversos grupos de milicias en todo el país, y por el anonimato en el que trabajan, no se sabe cuántos grupos son exactamente ni cuántos integrantes tienen.

El sociólogo brasileño José Claudio Souza, quien me envió un ejemplar de su tesis de doctorado de la Universidad de Sao Paulo, titulada  "Baixada Fluminense: violencia en la construcción de poder”, publicada en 1998, explica los antecedentes de las "milicias” y  el fenómeno de violencia en la zona Baixada Fluminense, en Río de Janeiro, que comprende diversas favelas donde hay una alta tasa de homicidios y un alto índice de pobreza.

La existencia de las milicias, explica Souza, datan de la época de la dictadura militar en los años sesenta, cuando la Policía militar tenía mucho poder y entre sus filas se comenzaron a crear grupos de exterminio. Con el tiempo, algunos de esos exterminadores pasaron a la vida política, con cargos de elección popular. De  ahí emergieron individuos que pudieron construir sus carreras políticas "basadas tanto en el miedo como el patrocinio”, es decir, infundiendo terror, pero al mismo tiempo dando dádivas a la población pobre.

"De este modo surgieron mandatos populares de asesinos, no como una expresión de la barbarie de una sociedad al margen  de la civilización (…) sino como posibilidades históricamente construidas por las relaciones de poder”, afirma Souza en su tesis, con lo que quiere explicar que estos grupos delictivos, esta violencia que parece irracional en las favelas no es causada por la pobreza, sino por la forma de ejercer el control político, donde son poderes políticos los que dejan actuar a las "milicias”.

En los años setenta y ochenta la violencia aumentó en la Baixada Fluminense, y después se extendió, atribuyéndose a Río de Janeiro el mote de ser el lugar más violento del mundo. De 1994 a 1996, la tasa de homicidios intencionales en Río era de 74, 67, y 57 por cada cien mil habitantes. Las historias de terror de las favelas de Río se propagaron por el mundo.

La PF me explicó que, cuando en 1969 comenzó la operación del Comando Vermelho (CV) en Rio de Janeiro, el tercer grupo criminal importante que opera en Brasil, integrado por exconvictos de crímenes comunes y presos políticos de la dictadura, comenzó a asentarse en las zonas marginales de la ciudad, es decir, en las favelas. Algunos sectores de Río comenzaron a contratar a miembros de la Policía Militar para que los protegieran de los ataques del CV, de la extorsión y los secuestros. De esta forma, esos grupos integrados por agentes de las fuerzas púbicas comenzaron a ocupar espacios que el Estado había dejado abandonados.  Por supuesto, al final las "milicias” comenzaron a cometer delitos contra quienes los habían creado.

En una entrevista con la Agencia Pública, de Brasil, Souza explicó que las "milicias” tienen grupos responsables de  ejecuciones sumarias: "el comerciante que no quiere pagar (la extorsión), el comprador que no paga el inmueble que compró, cualquier desacuerdo o interferencia con los intereses de la milicia va a ser castigado por ese brazo armado”

Souza recordó que la familia del actual presidente de extracción derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, comenzando por su padre, ha apoyado el discurso de personas como el exdiputado brasileño José Guilherme Godinho Sivuca, quien estaba vinculado a grupos de exterminio (milicias) y decía que "un buen delincuente es un delincuente muerto”. Bolsonaro, explica Souza, ha dicho que los policías militares son héroes, y está creando una ley donde queden protegidos por una cláusula de "exclusión de ilicitud”, lo que dará las impunidad a las "milicias”

El hijo mayor del presidente, el exdiputado Flavio Bolsonaro, fue elegido senador en Río de Janeiro,  en una zona controlada por la "milicia”, con un setenta por ciento de los votos. Desde antes de que su padre asumiera la presidencia estaba sujeto a investigación por presunta malversación de dinero público y lavado de dinero. En la investigación se descubrió que dos personas que trabajaban para él están directamente vinculadas Adriano Magalhaes da Nóbrega, jefe de la "milicia” Oficina del Crimen. En julio pasado, el Tribunal Supremo de Brasil ordenó suspender la investigación contra Flavio Bolsonaro.

La PF me mostró un mapa de Brasil. El país cuenta con 26 estados, de acuerdo a ese mapa, las peligrosas "milicias” tienen presencia en 18, más de la mitad del quinto país más grande del mundo.

La periodista y autora Anabel Hernández escribe desde hace años sobre los carteles de la droga y la corrupción en México. Después de amenazas de muerte, tuvo que abandonar México y desde entonces vive en Europa. Por su trabajo recibió el premio DW Freedom of Speech Award 2019 en el Global Media Forum de la Deutsche Welle en Bonn.

(cp)

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