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PolíticaEslovaquia

Bratislava tras el atentado: conmoción, pero no lágrimas

Luboš Palata
17 de mayo de 2024

En la liberal capital de Eslovaquia, el intento de asesinato del primer ministro generó conmoción, pero poco más. Las políticas del gobierno nacionalista de derecha son demasiado controvertidas.

Un grupo de personas mira el Mundial de Hockey sobre Hielo en un bar de Bratislava.
Primero el hockey. El resto viene después. Imagen: Lubos Palata

Si alguien esperaba que la capital de Eslovaquia se detuviera tras el atentado contra el primer ministro Robert Fico, se llevó una decepción. En las calles de Bratislava la vida sigue como si nada.

En la vecina República Checa se celebra el Mundial de Hockey sobre Hielo, que es el deporte nacional eslovaco, y los restaurantes y bares de Bratislava lucen sus mejores pantallas gigantes para ver el torneo. Si bien quizás no están tan llenos como antes del ataque, definitivamente no están vacíos.

"El idiota que disparó a Fico arruinó un poco las ventas”, se queja un camarero de uno de los restaurantes del centro, justo cuando Eslovaquia jugaba un importante partido contra Polonia. "Pensamos cerrar, pero como el primer ministro no se murió, abrimos”.

Algunos aficionados al hockey en Bratislava no se ven especialmente afectados por el ataque. "No pasó nada”, dice uno de ellos frente a una de las pantallas. Pero se intentó asesinar al primer ministro, le hacemos ver. "Sí, pero no pasó nada”.

Miedo a las amenazas

No es el único que lo ve así en Bratislava. La capital eslovaca, liberal y proeuropea, ha sido durante meses epicentro de las protestas de la oposición prodemocrática. Las manifestaciones comenzaron por las restricciones impuestas por el Gobierno, que limitan la lucha contra la corrupción y el nepotismo, además de los intentos de controlar los medios de comunicación públicos. El estado de ánimo de la población se refleja claramente en las elecciones, que el Partido Progresista de Eslovaquia lleva varios años ganando en la capital, y con amplio margen.

"La mayoría de las personas estaba conmocionada por lo ocurrido”, dice Tereza, vendedora en una librería de Bratislava. "Por otro lado, esto es Bratislava, por lo que no se puede esperar mucha simpatía por Fico”, agrega. Tereza aclara que nadie normal le desearía a Fico lo que le ocurrió, "pero la gente está muy asustada por los discursos de algunos políticos del gobierno, que amenazaron con represalias”.

Las emociones están a flor de piel

El Parlamento de Eslovaquia se encontraba en medio de una de sus tormentosas sesiones habituales cuando llegó la noticia del ataque. "Esto es culpa de ustedes”, dijo a la oposición Lubos Blaha, de SMER, el partido de Fico. Blaha es conocido por sus declaraciones antiliberales, antioccidentales y prorrusas. Andrej Danko, líder del cogobernante Partido Nacional Eslovaco, también amenazó. "¡Tomaremos medidas, ahora empieza la guerra!”, advirtió.

Frantisek Miklosko.Imagen: Lubos Palata

La oposición condenó de forma unánime e inequívoca el atentado. El Partido Progresista canceló una protesta contra la reestructuración de la emisora pública y todos los dirigentes opositores llamaron a la calma. "Estoy consternado por el ataque contra el primer ministro Robert Fico”, escribió en X (Twitter) el presidente del Partido Progresista, Michal Simecka.

Llamado a la prudencia

El ministro del Interior, Matus Sutaj Estok, dijo a los periodistas después de la reunión del Consejo de Seguridad del Estado, el jueves, que el ataque contra Fico tenía claras motivaciones políticas, e indirectamente sugirió que el atacante era un simpatizante de la oposición. Sin embargo, matizó: "Se trata de un acto de un lobo solitario. Puedo confirmar que el sospechoso no es miembro de un grupo radicalizado”.

"El único camino posible es la calma”, dice a DW el expresidente del Parlamento Frantisek Miklosko, miembro del opositor Movimiento Cristianodemócrata, quien destaca que en las décadas que trabajó en el Poder Legislativo, nunca vio un nivel de debate tan encendido como el actual. "Ninguno de nosotros, los políticos, podemos estar seguros de que no seremos la próxima víctima, tenemos que acabar con este odio”, sostiene el veterano político de 77 años.

La mayoría de las personas con las que es posible conversar en Bratislava parecen opinar de forma similar. "La violencia no es la solución”, afirma el estudiante Juraj, que pasea por el casco histórico de Bratislava. "Y eso que no estoy de acuerdo con Fico en casi ningún tema. Sin embargo, le deseo pronta recuperación”.

(dzc/ers)

 

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