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Sociedad

Brecha salarial de género: ¿cómo interpretarla?

Andreas Becker
10 de marzo de 2021

​​​​​​​La brecha salarial de género o Gender Pay Gap muestra que el trabajo de las mujeres está mal pagado. Pero ese indicador es un instrumento político, y muchas discusiones fracasan por su incorrecta interpretación.

El Equal Pay Day o Día de la Igualdad Salarial marca el día del año hasta el que las mujeres trabajan virtualmente sin salario.
El Equal Pay Day o Día de la Igualdad Salarial marca el día del año hasta el que las mujeres trabajan virtualmente sin salario.Imagen: picture-alliance/dpa/W. Kumm

Es para tirarse de los cabellos: en realidad, el indicador de la brecha salarial de género debía facilitar las cosas, ya que con él tendríamos una cifra para reconocer claramente cuán discriminadas se hallan las mujeres en el mundo laboral.

Sin embargo, cualquiera que se queje hoy de que el salario medio bruto por hora de las mujeres en Alemania es un 18 por ciento inferior al de los hombres -es decir, según las cifras actuales, el país tiene una brecha salarial de género del 18 por ciento- puede esperar una de estas reacciones:

A: "¡La brecha salarial de género no ajustada no tiene sentido y es pura polémica!" (luego abundaremos sobre esto).

B: "¡Entonces, vete a Rumania (opcionalmente, también a Italia), si todo es mucho más justo allí!"

¿Qué está pasando aquí? ¿Puede realmente ser que Rumania, Italia o Polonia lo estén haciendo tanto mejor que Alemania en términos de brecha salarial de género? ¿Y qué pasa con los países escandinavos, que suelen ocupar las primeras posiciones en este tipo de clasificaciones? Y finalmente: ¿qué significa todo esto para la hermosa idea de tener una cifra que haga visible la discriminación, y sobre cuya base se puedan formular demandas políticas?

Katharina Wrohlich y Julia Schmieder, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), intentan arrojar algo de luz sobre el tema con un análisis de datos, entre otras cosas, porque estaban hartas de enfrentarse a reacciones como las descritas. Las cifras que emplean, de la oficina europea de estadísticas Eurostat, se refieren al año 2018.

Sorprendente correlación

"Descubrimos que existe una correlación positiva entre la brecha salarial de género y la tasa de empleo femenino", explica Wrohlich a DW. Esa tasa indica la proporción de mujeres en un país que tienen trabajo remunerado o lo buscan activamente. "Existe una tendencia a que los países con una baja tasa de empleo femenino también tengan una brecha salarial de género baja, y viceversa", precisa.

Las investigadoras del DIW tienen una explicación para este fenómeno, que Wrohlich ilustra tomando como ejemplo a Italia. "Casi sólo una de cada dos mujeres trabaja allí", dice, refiriéndose a la tasa de participación femenina italiana del 56 por ciento. En Italia, sin embargo, las mujeres que eligen desempeñar un empleo remunerado son justamente aquellas con calificaciones superiores a la media y que, por lo tanto, ganan bien.

"Eso significa que, en países con una baja tasa de empleo femenino, el cálculo de la brecha salarial de género contempla sobre todo a mujeres que ganan salarios muy altos se tienen en cuenta al calcular la brecha salarial de género". El resultado: la diferencia con el salario medio por hora de los hombres aparece como relativamente pequeña.

Así que, "al considerar la brecha salarial de género, solo deberían compararse países que tienen una tasa de empleo femenino similarmente alta", concluye Wrohlich. De esta forma, Alemania, por ejemplo, sale mejor parada, pero aún no particularmente bien.

La brecha salarial de género

02:14

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Wrohlich identifica varias razones para el mejor desempeño de los países nórdicos. Por un lado, hay en esos países menores diferencias salariales en general, no solo entre sexos. Por otro, también la política familiar se distingue allí por "fuertes elementos de igualdad de género".

Ofertas como el permiso parental para los padres y la guardería para niños menores de tres años han estado disponibles en esos países durante décadas, mientras que en la Alemania reunificada se trata de una realidad reciente. Asimismo, en Alemania, la declaración de impuestos conjunta de los cónyuges hace a menudo que el empleo remunerado apenas valga financieramente la pena para las mujeres.

¿Ajustado o no ajustado?

Pero, ¿qué pasa con el argumento contra la brecha salarial de género mencionado al principio, ese de que solo tiene sentido si se "ajusta"? Ajustar significa, en este caso, solo tener en cuenta las diferencias salariales para trabajos y calificaciones comparables, o sea, centrarse en el pago de diferentes salarios por el mismo trabajo.

Que las mujeres en Alemania trabajen con más frecuencia en profesiones peores pagadas, que sean las que más trabajan a tiempo parcial, que tiendan menos a “hacer carrera”, todo eso queda descartado así. Como resultado, la brecha salarial de género ajustada, es decir, el indicador de discriminación, se reduce: en Alemania sería oficialmente del seis por ciento.

Además, en Alemania se critica que muchas actividades ni siquiera se consideran en el cálculo de la brecha salarial de género: ni las del servicio público, que suele remunerarse de acuerdo con estrictas tarifas, ni las desarrolladas en granjas agrícolas o empresas con menos de diez empleados.

¿Decisiones individuales?

Después de todo, no estamos tan mal, ¿no es cierto? O preguntémoslo de otro modo: ¿No es la brecha salarial de género no ajustada el resultado, principalmente, de decisiones individuales, tomadas con libertad de elegir una profesión o planear una carrera?

Katharina Wrohlich lo duda: "¿Trabajan realmente todas estas mujeres por voluntad propia a tiempo parcial? ¿O se niegan sus parejas a compartir los trabajos de cuidado en el hogar?", pregunta. "¿Tienen acceso a buenos servicios para el cuidado de los hijos? ¿Cuidan de sus familiares porque, si no, nadie lo haría?"

Adicionalmente, hay suficientes estudios que prueban que no son solos motivos personales los que determinan que haya menos mujeres en puestos de liderazgo. "Veo la brecha salarial de género no ajustada como una forma de resumir estadísticamente muchas de las desigualdades presentes en el mercado laboral", dice la científica.

Valores tradicionales

La pregunta sigue siendo en qué forma la Gender Pay Gap o brecha salarial de género ayuda a trazar metas políticas. Todavía se puede llegar a un consenso para luchar por una brecha salarial ajustada de casi el cero por ciento. La Comisión de la UE acaba de recomendar una iniciativa de transparencia que debe permitir a los empleados comparar mejor sus salarios.

Pero todo lo que va más allá de eso parece más difícil de conseguir. Así lo muestra una encuesta sobre la preservación de roles tradicionales: muchas personas, en muchos países de la UE, siguen considerando que ganar el dinero es responsabilidad del hombre, mientras la mujer debe ocuparse de cuidar del hogar y la familia.

Por supuesto, esas ideas pueden cambiar. La pregunta es si la política puede o debe forzar ese cambio. En cualquier caso, los políticos se lo piensan bastante cuando se trata de decidir cuánto cambio admitirán sus votantes. (rml/cp)

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