2016 será un año especial para la ciudad polaca de Breslavia, que debuta como Capital Europea de la Cultura. En el marco de este proyecto europeo en el corazón de Polonia, Breslavia cuenta su historia a través del arte.
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Breslavia: enanos e islas ardientes
La ciudad polaca de Breslavia o "Wroclaw", es la Capital Europea de la Cultura 2016. Sus ciudadanos cuentan su historia a través de la cultura. Un proyecto europeo en el corazón de Polonia.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Skarzynski
Todo por su ciudad
El estudiante Jonasz Dziuba realiza trabajo voluntario en una de las muchas pequeñas tiendas culturales instaladas. A pesar del frío, Jonasz informa todo el día sobre su ciudad, que es, junto con San Sebastián, la nueva Capital Europea de la Cultura 2016. Un poco de vino caliente ayuda.
Imagen: DW/B. Riegert
La plaza principal
La histórica plaza central de Breslavia es el gran escenario. Las luces alumbran la alcaldía y las casas barrocas reconstruidas.
Imagen: DW/B. Riegert
Islas ardientes
El Oder fluye a través de Breslavia. La ciudad fue fundada en la Edad Media sobre 12 islas del río. Jóvenes artistas del fuego celebran el dinámico desarrollo de la metrópolis polaca con un espectáculo que va de isla en isla.
Imagen: DW/B. Riegert
Alemana, polaca, compleja
"Hasta 1945 Breslavia fue una ciudad alemana", explica el curador Chris Baldwin. Después de la Segunda Guerra Mundial la población fue sustituida por la fuerza. “Breslau” se convirtió en “Wroclaw” y tuvo que ser reconstruida completamente. Luego vinieron la dictadura comunista y el surgimiento democrático. Esta compleja historia es el "Leitmotiv" de Baldwin.
Imagen: DW/B. Riegert
Huellas conmemorativas por doquier
La floreciente vida judía de Breslavia fue destruida por los nazis. En 1941 asesinaron al historiador y profesor Willy Cohn. La capital cultural 2016 recuerda esta y muchas otras historias.
Imagen: DW/B. Riegert
Enanos contra el régimen comunista
Más de 300 enanos de bronce recuerdan la resistencia durante los 40 años de la dictadura comunista. Muchos ciudadanos se vestían de gnomos de color naranja para ridiculizar así al partido único. Este enano lleva un corazón: ¡Wroc Amor!, es su mensaje.
Imagen: DW/B. Riegert
Viejas y nuevas historias
La "W" de "Wroclaw" (Breslavia en polaco) aparece en blanco con una aureola roja. La modernidad es alumbrada, pero en el casco antiguo algunas fachadas tienen aún un aspecto grisáceo.
Imagen: DW/B. Riegert
Cultura en los suburbios
Los viejos tranvías de los tiempos comunistas todavía van a los suburbios de casas prefabricadas. Hoy los trenes son coloridos y llevan el logotipo de la Capital Europea de la Cultura. Breslavia quiere llevar la cultura a todas partes, no sólo a los museos y la ópera. Hoy se necesitan nuevas historias.
Imagen: DW/B. Riegert
Más color con Barbara
El "Bar A" es el nuevo centro de la Capital de la Cultura. Aquí convergen las historias. En este bar de artistas, antes conocido como "Bárbara", se reunía otrora la oposición bajo el régimen comunista. Breslavia reclama libertad para contar sus propias historias, “el gobierno ultraconservador de Varsovia está lejos”, dicen aquí.
Imagen: DW/B. Riegert
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El fin de semana del arranque de la ciudad polaca de Breslavia como Capital Europea de Cultura 2016, los músicos hicieron frente al frío, tocando jazz, música clásica y tradicional al aire libre. Sin embargo, sobre todo el sábado pasado (17.01.2016) escaseó el público. Tanto los amantes de la música como personas sin hogar se agruparon alrededor de las estufas de carbón de coque que habían sido instaladas para los eventos al aire libre. Únicamente la carpa con calefacción en una de las plazas de Breslavia atrajo a un mayor número de personas.
No obstante, pese a las bajas temperaturas, el espectáculo de acrobacia y danza con fuego “Isla en llamas” en la Isla Slodowa, cerca del casco viejo de la ciudad, cautivó al público.
Más de 1.000 eventos culturales
En la ceremonia de inauguración, Krzystof Maj , director del festival del año de la Capital Europea de la Cultura en Breslavia, aseguró que este es “el año más importante en la historia de Breslavia después de la Segunda Guerra Mundial”. El ambicioso programa para los próximos doce meses abarca más de 1.000 eventos culturales. Los organizadores esperan que el número de turistas que visitan la ciudad se duplique y que la región no solo se beneficie de ello a nivel cultural, sino también económico.
Junto a la ciudad vasca de San Sebastián, Breslavia es una de las dos Capitales Europeas de la Cultura 2016. Está situada en el suroeste de Polonia, junto al río Oder, y cuenta con más de 600.000 habitantes.
Búsqueda de identidad
Hasta la expulsión de los habitantes alemanes tras la Segunda Guerra Mundial, Breslavia era la capital de la provincia de Silesia. Después de 1945 muchas personas que habían sido expulsadas de la región de Lwów, en el oeste de Polonia (hoy día, Leópolis en Ucrania), fueron asentadas allí, y, con el tiempo, Breslavia se convirtió en su nueva patria.
En el año de la Capital Europea de la Cultura también se abordará la búsqueda de una nueva identidad. Para Mary Sadowska, una de las asistentes artísticas de la ceremonia de inauguración, esta temática es sumamente actual: “También nos habla de lo que pasa hoy día en Europa, de los refugiados que vienen de un lugar lejano y se enfrentan a diferentes reacciones”.
Breslavia: enanos e islas ardientes
La ciudad polaca de Breslavia o "Wroclaw", es la Capital Europea de la Cultura 2016. Sus ciudadanos cuentan su historia a través de la cultura. Un proyecto europeo en el corazón de Polonia.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Skarzynski
Todo por su ciudad
El estudiante Jonasz Dziuba realiza trabajo voluntario en una de las muchas pequeñas tiendas culturales instaladas. A pesar del frío, Jonasz informa todo el día sobre su ciudad, que es, junto con San Sebastián, la nueva Capital Europea de la Cultura 2016. Un poco de vino caliente ayuda.
Imagen: DW/B. Riegert
La plaza principal
La histórica plaza central de Breslavia es el gran escenario. Las luces alumbran la alcaldía y las casas barrocas reconstruidas.
Imagen: DW/B. Riegert
Islas ardientes
El Oder fluye a través de Breslavia. La ciudad fue fundada en la Edad Media sobre 12 islas del río. Jóvenes artistas del fuego celebran el dinámico desarrollo de la metrópolis polaca con un espectáculo que va de isla en isla.
Imagen: DW/B. Riegert
Alemana, polaca, compleja
"Hasta 1945 Breslavia fue una ciudad alemana", explica el curador Chris Baldwin. Después de la Segunda Guerra Mundial la población fue sustituida por la fuerza. “Breslau” se convirtió en “Wroclaw” y tuvo que ser reconstruida completamente. Luego vinieron la dictadura comunista y el surgimiento democrático. Esta compleja historia es el "Leitmotiv" de Baldwin.
Imagen: DW/B. Riegert
Huellas conmemorativas por doquier
La floreciente vida judía de Breslavia fue destruida por los nazis. En 1941 asesinaron al historiador y profesor Willy Cohn. La capital cultural 2016 recuerda esta y muchas otras historias.
Imagen: DW/B. Riegert
Enanos contra el régimen comunista
Más de 300 enanos de bronce recuerdan la resistencia durante los 40 años de la dictadura comunista. Muchos ciudadanos se vestían de gnomos de color naranja para ridiculizar así al partido único. Este enano lleva un corazón: ¡Wroc Amor!, es su mensaje.
Imagen: DW/B. Riegert
Viejas y nuevas historias
La "W" de "Wroclaw" (Breslavia en polaco) aparece en blanco con una aureola roja. La modernidad es alumbrada, pero en el casco antiguo algunas fachadas tienen aún un aspecto grisáceo.
Imagen: DW/B. Riegert
Cultura en los suburbios
Los viejos tranvías de los tiempos comunistas todavía van a los suburbios de casas prefabricadas. Hoy los trenes son coloridos y llevan el logotipo de la Capital Europea de la Cultura. Breslavia quiere llevar la cultura a todas partes, no sólo a los museos y la ópera. Hoy se necesitan nuevas historias.
Imagen: DW/B. Riegert
Más color con Barbara
El "Bar A" es el nuevo centro de la Capital de la Cultura. Aquí convergen las historias. En este bar de artistas, antes conocido como "Bárbara", se reunía otrora la oposición bajo el régimen comunista. Breslavia reclama libertad para contar sus propias historias, “el gobierno ultraconservador de Varsovia está lejos”, dicen aquí.