La apuesta final de la primer ministra británica, Theresa May, es buscar la ayuda de un Partido Laborista igualmente dividido y disfuncional. Es casi un ciego guiando a otro ciego, como informa Rob Mudge.
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¿Para qué sirven los partidos en la oposición? En circunstancias normales, se supone que para analizar las políticas del Gobierno, detectar sus fallos y presentar alternativas al electorado. Viendo el punto muerto en que se encuentra la tramitación del "brexit" y su incapacidad para sacar provecho de la desastrosa gestión de la primer ministra, Theresa May, no parece que el Partido Laborista esté sirviendo para esto en el Reino Unido en este momento.
Sin embargo, no es tan simple. Para entender el laborismo, hay que entender a su actual líder, Jeremy Corbyn. Desde los considerados años dorados del primer ministro Tony Blair, el partido entró en caída libre bajo su sucesor, Gordon Brown, con una pérdida de 91 escaños en la Cámara de los Comunes en las elecciones generales de 2010, la mayor desde 1931. Al sucesor de Brown, Ed Miliband, le fue un poco mejor en las elecciones generales en 2015. Corbyn revitalizó un partido en crisis, volviéndolo a situar en el mapa electoral.
La fobia euroescéptica de Corbyn
"Creo que la clave está en su líder, porque nunca ha sido un fanático de la Unión Europea y, en cierto modo, está cómodo con el 'brexit', en contraste con la mayoría de los militantes y parlamentarios laboristas; pero tiene el control del partido y creo que su ambivalencia hacia la UE se ve magnificada por el temor de muchos de los que lo rodean, considerados demasiado pro europeos y pro permanencia", explica a DW Tim Bale, profesor de Política en la Universidad Queen Mary de Londres. "Esto le restará apoyos al partido entre sus votantes más favorables al 'brexit', costándole escaños", añade.
Si bien el problema puede haber sido identificado, encontrar una solución está demostrando ser menos sencillo. "A pesar de todas las evidencias que sugieren que nueve de cada diez laboristas quieren permanecer en la UE, siguen siendo, en su mayor parte, intensamente leales a Corbyn, que, sin embargo, no les ha dado nada de aquello a lo que aspiraban, lo cual es indicativo del control que tiene sobre los miembros del partido", opina Bale. Para decirlo sin rodeos, el Reino Unido actualmente tiene dos partidos disfuncionales tratando de lidiar con el "brexit".
"Las cosas han salido terriblemente mal para el laborismo porque las cosas han salido terriblemente mal para Gran Bretaña", valora el también académico Steven Fielding en entrevista con DW. "El 'brexit' es un problema que causa una división excepcional al cruzar todos los datos demográficos que pueda pensar". "Así que el problema para los laboristas es similar al de los conservadores, que abarcan a un electorado dividido sobre un tema en el que la líder del partido también está en desacuerdo con su militancia… y el problema es cómo conciliarlos", analiza el profesor de Historia Política en la Universidad de Nottingham, especialista en el Partido Laborista.
Ambigüedad constructiva
"Corbyn ha tenido el lujo de poder criticar sin tener que poner sobre la mesa sus propias propuestas", explica Fielding. La reunión con May será así un momento decisivo para Corbyn y para su partido. "Este es un momento peligroso para el líder laborista porque es la primera vez que se verá obligado, potencialmente al menos, a poner lo que está dispuesto a hacer en términos de lo que tiene que ir a la Cámara de los Comunes y a la UE".
Uno de los términos que se ha utilizado para describir la política de Corbyn es "ambigüedad constructiva". En su manifiesto electoral de 2017, el Partido Laborista esencialmente dijo que respetaría el resultado del referéndum. Sin embargo, aspiraba a un "brexit" más suave, como permanecer en una versión reducida de la unión aduanera o seguir con todas las ventajas de un mercado único, pero al mismo tiempo poner fin a la libertad de movimiento.
"Si dice que está en esencia de acuerdo en el borrador del acuerdo con la UE, siempre que esté sujeto a un segundo referéndum, resolvería el problema entre los que quieren el 'brexit' y los que quieren la permanecia en su partido", dice Fielding. "Y es que el 80-90 por ciento de los laboristas no quieren dejar la UE y estarían dispuestos a un segundo referéndum". Pero ahí radica el problema: el propio Corbyn no quiere un segundo referéndum.
¿Construyendo una Gran Bretaña socialista?
"Corbyn realmente cree que solo se puede construir una Gran Bretaña socialista fuera de la UE y esa ha sido su posición desde 1975, cuando votó por la salida del Reino Unido de lo que entonces era la Comunidad Económica Europea", explica Fielding. Los detractores de Corbyn a menudo dicen que carece de ningún tipo de visión sobre cómo sacar adelante al laborismo y al país
"La visión clara que tiene, en lo que concierne a los laboristas, es volver atrás en lo que ven como décadas de neoliberalismo, luchar contra la austeridad y regresar a una situación en la que el Estado juega un papel más importante en la economía", afirma Bale. "Para los laboristas, él ofrece lo que han anhelado tantos y tantos años", explica el académico de Londres.
¿Regreso a una Gran Bretaña socialista? Cosas más extrañas se han visto. Y de hecho, según Fielding, parece que Corbyn quiere llevar a los laboristas y al país en esa dirección. "La previsión es que el objetivo final de Corbyn es conseguir una Gran Bretaña socialista que sea esencialmente una economía aislacionista con todo tipo de controles fiscales, algo que realmente no podría darse dentro de la economía global de cooperación en la que vivimos hoy".
(lgc/ms)
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Estos son los protagonistas del "brexit"
Reino Unido está abandonando la UE. ¿Quiénes son los protagonistas de este drama? Acá revisamos a los involucrados en este desordenado divorcio.
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La líder dubitativa: Theresa May
Theresa May se convirtió en primera ministra luego de que David Cameron renunciara al cargo tras la votación del "brexit", en junio de 2016. Desde entonces, May ha intentado determinar qué tipo de "brexit" quiere su Gobierno. La línea más dura del Partido Conservador busca una salida a toda costa. Otros prefieren mantenerse cerca del bloque. La UE ha rechazado muchas de las exigencias de May.
El líder laborista no juega ningún rol en las conversaciones sobre el "brexit", pero es influyente en su condición de jefe del principal partido opositor. Los laboristas han presionado al Gobierno, que tiene ligera mayoría en el Parlamento, para obtener un "brexit" suave. Pero la actitud de Corbyn ha sido tibia. En 1975, el izquierdista votó por la salida de Reino Unido de la Comunidad Europea.
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El enemigo bullicioso: Boris Johnson
Los dos turbulentos años de Boris Johnson como ministro de Exteriores llegaron a su fin el 9 de julio de 2018. El conservador había sido uno de los principales rostros de la campaña por salir de la UE y siempre desaprobó la propuesta de "brexit suave" de May, señalando que lo mejor era un quiebre total con la UE. En su día, fue el segundo miembro del gabinete en renunciar en 24 horas.
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El alegre exdelegado: David Davis
David Davis encabezó el Departamento Británico para la Salida de la UE y fue jefe negociador de su país hasta que dejó su puesto, el 8 de julio, 24 horas antes de que Downing Street anunciara también la salida de Boris Johnson. Davis se había opuesto durante años a la UE y por ello se le otorgó el cargo. Estuvo en varias rondas de negociaciones con su contraparte de la UE, Michel Barnier.
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Tras los pasos de Davis: Dominic Raab
Tras la renuncia de David Davis, Theresa May convocó al euroescéptico Dominic Raab. Este legislador pro "brexit", había ejercido antes como jefe de personal de Davis. Previamente, había trabajado para un negociador palestino en el proceso de paz de Oslo, además de desempeñarse como abogado internacional en Bruselas. El 15 de noviembre, también Raab renunció al cargo.
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El diplomático del cambio: Jeremy Hunt
Jeremy Hunt fue el encargado de Salud del Reino Unido hasta que reemplazó a Johnson como titular de Exteriores, en julio de 2018. El político, de 51 años, había apoyado la permanencia en la UE, pero dijo en 2017 que había cambiado de opinión en respuesta a la "arrogancia de la Comisión Europea" en las conversaciones sobre el "brexit". Se ha comprometido a lograr "un gran acuerdo" para Reino Unido.
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El duro: Nigel Farage
Nigel Farage fue el líder del Partido de la Independencia del Reino Unido ((UKIP) hasta julio de 2016. En su rol, ayudó a presionar al entonces premier David Cameron para que llamara a un referéndum sobre el "brexit". Fue un activista en la campaña por dejar la UE, y todavía tiene cierta influencia en las conversaciones debido a su enorme popularidad entre los que apoyan el "brexit".
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El hombre de las finanzas: Arron Banks
El empresario Arron Banks es amigo de Farage y donó una cantidad de dinero importante al antiguo líder de UKIP, llegando a convertirse en el mayor financista del movimiento por la salida de la UE. Tuvo varias reuniones con autoridades rusas antes del referéndum, pero ha rechazado acusaciones de haberse coludido con Rusia de cara al "brexit", calificando las denuncias como una "cacería de brujas".
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Los jefes europeos: Jean-Claude Juncker y Donald Tusk
Los presidentes de la Comisión Europea (Juncker) y del Consejo Europeo (Tusk) son los cargos más importantes dentro del bloque. Juncker dirige el Ejecutivo. Tusk representa a los 27 gobiernos de la UE. Y ambos han liderado la posición de Bruselas en las negociaciones. Lo que diga Tusk es muy importante: sus 27 jefes -y no la Comisión- son los que votarán el acuerdo que se alcance con Londres.
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El europeísta acérrimo: Michel Barnier
Desde que fue nombrado negociador principal para el "brexit", en octubre de 2016, el exministro de Exteriores de Francia y comisionado europeo se ha convertido en un nombre familiar en la UE. Pese a su prominencia, Barnier tiene un margen de acción limitado. Su función es seguir las estrictas directrices que imponen los 27 e informar periódicamente de los avances en las conversaciones.
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El vigilante inquieto: Leo Varadkar
El premier irlandés ha sido uno de los líderes más importantes durante las negociaciones. Reino Unido ha dicho que abandonará la unión aduanera y el mercado único de la UE. Eso significa que Irlanda, miembro de la UE, podría reinstalar controles aduaneros en la frontera con Irlanda del Norte, una región británica. Pero Varadkar ha dicho que el regreso de una "frontera dura" no es aceptable.
Los líderes de los 27 gobiernos de la UE han dirigido las negociaciones. Han acordado los lineamientos generales que deben encauzar el camino del jefe negociador Barnier, y han ayudado a crear una posición común que debe ser coordinada por Tusk y Juncker. Cada gobierno puede, además, influir en el resultado final, pues el acuerdo debe ser aprobado por unanimidad.