Brexit podría estropear proceso de paz en Irlanda del Norte
Peter Geoghegan (VT/DZC)19 de junio de 2016
De acuerdo con las encuestas, una mayoría de los norirlandeses votará a favor de la permanencia en la UE. Un brexit podría socavar el proceso de paz. Peter Geoghegan reporta desde Belfast.
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Dentro de pocos días, Irlanda del Norte decidirá en un referendo si Gran Bretaña se despide de la Unión Europea. Las encuestas vaticinan que la mayoría de los norirlandeses apoyará la permanencia en el bloque comunitario. No obstante, las opiniones sobre el brexit están divididas.
“Yo votaré a favor de la salida”, dice Nathan Mooney a DW. El propietario de una tienda en Belfast critica la burocracia comunitaria. Además, está convencido de que Reino Unido envía demasiado dinero a la UE. Los defensores del brexit hablan de 443 millones de euros; los proeuropeos argumentan que se trata de menos de la mitad de ese monto.
Si bien han quedado atrás las tres décadas de violencia que cobraron la vida de más de 3.000 personas en Belfast, altas vallas aún separan a las comunidades protestantes y católicas en el oeste de la ciudad.
“Yo votaría a favor de la permanencia, es mejor para el negocio”, asegura Sean Morgan, dueño de una tienda de recuerdos. Lo que más le preocupa es que se implementen duros controles en la frontera entre Irlanda del Norte y la sureña República de Irlanda, en caso de que Reino Unido se despida de la UE.
Caos en la frontera con Irlanda
“Si (la República de Irlanda) se queda dentro de la UE y nosotros nos salimos, los británicos controlarán la frontera y habrá caos en ésta”, cuenta Morgan a DW.
Debido a un arreglo informal conocido como Zonas de Viaje Común (CTA, por sus siglas en inglés), incluso durante las décadas de violencia las personas podían desplazarse relativamente fácil entre ambas zonas administrativas. No obstante, en un reciente informe presentado por parlamentarios del Comité de Asuntos de Irlanda del Norte se señala que, en el caso de un brexit, “estaría en juego” el futuro de la CTA.
Hace poco, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, planteó la posibilidad de reintroducir controles fronterizos si Gran Bretaña abandona la UE. Asimismo, los ex primeros ministros británicos John Major y Tony Blair advirtieron que el brexit podría socavar el proceso de paz en Irlanda del Norte y dar aliento a los defensores de una Irlanda unificada.
Riesgo para el proceso de paz
En opinión del proeuropeo Duncan Morrow, de la Universidad de Ulster, el brexit podría desestabilizar el proceso de paz. “Probablemente sea la elección más importante que jamás hayamos tenido”, dijo a DW. “La unidad de Irlanda del Norte pende de un hilo muy fino”, agrega.
En 1998, más del 70 por ciento de los votantes norirlandeses apoyó el llamado Acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto. Casi dos décadas después, se espera que una cifra similar vote a favor de la permanencia en la UE, señala Morrow.
Sammy Wilson, del partido Unionistas Democráticos, discrepa. Según el parlamentario antieuropeo, Reino Unido debería liberarse de las cadenas de la UE y concentrarse en el mercado de la Commonwealth.
Irlanda del Norte depende más de la agricultura que otras regiones de Gran Bretaña. Una tercera parte de la población vive en zonas rurales, y los pagos directos de la UE a los agricultores representan el 87 por ciento de los ingresos anuales de las granjas, de acuerdo con un reciente estudio.
El ministro de Agricultura de Irlanda del Norte, Michelle O'Neill, dijo al respecto que en caso de un brexit no existe la promesa de que los fondos y subsidios de la UE sean reemplazados por la Hacienda de Reino Unido.
El álbum alemán de Isabel II
La reina de Inglaterra es bienvenida en Alemania. Ya era así en 1965, cuando tuvo lugar su primera visita a este país. Después hubo otras tres, en 1978, 1992 y 2004. En junio de 2015 llega por quinta vez.
Imagen: picture alliance/Wolf-Dieter Pfeiffer
Visita a Alemania en 1965
"La visita del siglo", tituló el diario "Spiegel" en 1965. Veinte años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la reina Isabel, que entonces tenía 39 años, visitó Alemania durante 11 días. Normalmente nunca pasaba tanto tiempo fuera de su Imperio. En Soest, la monarca saludó a un guardia canadiense. El simbolismo es claro: el encuentro entre la Alemania de postguerra y la Commonwealth.
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Paseo por Berlín
El alcalde de Berlín, Willy Brandt (a la derecha), escolta a Isabel II durante un recorrido por las calles de la capital alemana. Los berlineses convirtieron la imagen de la monarca en un símbolo para su ciudad, como después lo fueron John F. Kennedy y Charles de Gaulle. Esta foto muestra al canciller de Alemania occidental, Ludwig Erhard, a la izquierda.
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No sin mi Rolls Royce
In 1978, Isabel II visitó de nuevo Alemania. Las fuerzas de seguridad se mantuvieron alertas por la amenaza del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo (RAF, por sus siglas en alemán). En esta segunda visita de Estado, Isabel II trajo consigo su propio auto oficial.
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Bienvenida improvisada
Los niños quiebran siempre los esfuerzos de los expertos en seguridad durante las visitas al extranjero de la Reina. En 1978, dos pequeños se las arreglan para llegar hasta la monarca dentro del puerto de Kiel y darle la bienvenida con flores. A la izquierda, el presidente del Estado federado de Schleswig-Holstein, Gerhard Stoltenberg.
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Velada estrategia política
El socialdemócrata Helmut Schmidt era canciller de Alemania en 1978. La Reina debe ser neutral en cuestiones políticas, pero esta vez se permitió preparar un discurso de alabanza hacia la "Ostpolitik" iniciada por el también socialdemócrata Willy Brandt. Naturalmente, sin mencionar su nombre. Eso podría haber sido interpretado como injerencia poco antes de las elecciones parlamentarias alemanas.
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Elección de vestuario
Cuestión candente en todas las visitas de Estado, también entonces, es la del vestuario: ¿qué ponerse a la llegada, en el encuentro con el Presidente y con el canciller? Lo que pocos saben es que la Reina cuenta desde finales de los 90 con su propio sastre alemán: Karl-Ludwig Rehse, de Essen.
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Alabanzas a los alemanes del este
La visita de la monarca a Alemania en 1992 fue una de las más políticas. Dos años después de la unidad alemana, Isabel II reparte elogios sobre todo a los alemanes del este por haber llevado a cabo una revolución pacífica. Helmut Kohl los escucha encantado, sobre todo tras las duras reacciones que mostró Margaret Thatcher hasta la primavera de 1990.
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Irma Oettinger, fundadora del Museo Reina Isabel
Anécdota de la tercera visita de Estado, en 1992: Irma Oettinger, fundadora del Museo Reina Isabel en Alemania, ofrece flores a su ídolo ante la Villa Hammerschmidt, en Bonn. A la izquierda, el entonces presidente alemán, Richard von Weizsäcker, con su esposa.
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Biografías disímiles
Gerhard Schröder fue anfitrión de Isabel II durante su cuarta visita de Estado a Alemania, en 2004. Sus biografías no pueden diferir más: Schröder tuvo que trabajar durante su infancia, mientras que Isabel II pertenece a la más alta nobleza.
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Sin miedo al contacto
A las fuerzas de seguridad no les gustan las desviaciones en el protocolo. Sin embargo, a la Reina le gusta estar en contacto con el pueblo. En noviembre de 2004 mantuvo un encuentro con los niños de la escuela Charles Dickens de Berlín.