Desde su dormitorio en Londres, hackeó decenas de computadoras militares de Estados Unidos, supuestamente para buscar informaciones sobre ovnis que él creía que estaban siendo ocultadas.

Y tras siete años de batalla legal, el británico Gary McKinnon está ahora a punto de ser extraditado a Estados Unidos, luego de fracasar ante un tribunal en Londres en su hasta ahora último intento de detener esa medida.

En Estados Unidos, a McKinnon le espera posiblemente una cadena perpetua, a pesar de que padece el síndrome de Asperger, una forma de autismo. El caso generó hoy la indignación de defensores de los derechos humanos y políticos.

El desempleado de 43 años al parecer ingresó entre 2001 y 2002 en casi cien computadoras del Ejército estadounidense, la Fuerza Aérea, la Marina y el Pentágono, así como de la agencia espacial estadounidense NASA.

Las autoridades estadounidenses lo acusan, entre otras cosas, de haber robado 950 claves y haber borrado datos, así como de haber paralizado un importante sistema militar tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.