Para conservar la biodiversidad, Bruselas quiere convertir el 30% de la superficie en zonas protegidas. ¿Qué significa esto para las poblaciones indígenas? ¿Qué impacto tiene en los ambientalistas de América Latina?
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“El 30 hasta el 30”: suena a un mantra, pero no es más que el propósito de Bruselas de conseguir el 30% de áreas naturales protegidas. Esto que está pensado para territorio europeo, guía también la política exterior de la Unión Europea.
Aunque en Europa causa quebraderos de cabeza, para la comunidad indígena de Boca Pariamanu en Madre de Dios en Perú está claro: “lo primero es garantizar el territorio y luego asegurar su gobernanza”. Así fue su mensaje a la conferencia “EU biodivesity strategy for 2030: what´s in it for indigenous peoples and local communities?”, celebrada en Bruselas.
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Biodiversidad e indígenas en la mira europea
La UE apuesta en este momento fuertemente por la conservación de la biodiversidad, enmarcada en los objetivos de Naciones Unidas y en su propio Green Deal (Pacto Verde). Y busca instrumentos para su implementación. Las grandes áreas de biodiversidad del planeta están especialmente en la mira. Y en América Latina, no solo en la Amazonía, está buena parte de ellas.
Claro queda, entretanto, que “es imposible poder hablar de áreas de protección de biodiversidad si a su vez no hablamos de los derechos de los conservadores, que son precisamente las comunidades locales y los pueblos indígenas que allí habitan”, dice a DW Soraya Rodríguez, eurodiputada española, anfitriona de la conferencia sobre biodiversidad.
Declarar zonas protegidas no lo es todo
Una mirada a la práctica y a los diversos conceptos de conservación que se manejan refleja una situación muy compleja. En cualquier caso, el concepto de los parques naturales como Virunga, en la República Democrática del Congo, o Kaziranga, en el norte de la India, distan mucho de lo que querrían las poblaciones locales. Está también muy alejado de lo que pretenden las poblaciones de las zonas aún por proteger en América Latina.
En el África, así el investigador Guillaume Blanc, los parques protegidos surgen de la concepción del buen cazador y el mal cazador: el primero, blanco y con armas, muestra su valentía cuando va a cazar; el segundo, negro y con flecha y lanza, muestra su crueldad porque va en busca del alimento.
En ese contexto hay que entender las cercas que rodean los parques nacionales -vaciados de población- y la violencia de los ecoguardias contra los pobladores que quieren acceder a los recursos de esos territorios. Que la estrategia para la biodiversidad de la UE represente más zonas protegidas -también destinadas al turismo-, es, según algunos portavoces de la sociedad civil africana, una pesadilla.
Por el contrario, con algunas afamadas excepciones, en América Latina son pocas las zonas declaradas reserva natural, pero sí hay muchas reservas de biodiversidad llenas de pobladores. Muchos de ellos, en pie de lucha por la demarcación de sus tierras.
Según explicó a DW Marie-Ange Kalenga, especialista de la organización Fern, la diferencia entre ambos continentes tiene que ver “con la historia de la colonización en África. Los territorios de que los colonizadores europeos lograron adueñarse no estaban muy bien organizados. Ésa es una de las grandes diferencias con América Latina”.
Entretanto, las poblaciones africanas que quieren acceder a los recursos de las reservas naturales son interceptadas por los ecoguardias. Por otro lado, los que, en América Latina asumen el liderazgo de la defensa de los territorios que son suyos ancestralmente -con o sin título oficial- van cayendo, uno a uno. Sus enemigos son las madereras, las petroleras, el agronegocio.
Apeticibles fondos internacionales para la biodiversidad
“No es sólo una cuestión de la UE. Son los gobiernos nacionales que, por los muchos fondos que hay en este momento para conservar la biodiversidad, vuelven invisibles a las poblaciones”, afirma la especialista de Fern. Esta organización trabaja, desde 1995, por proteger los bosques y a sus habitantes.
En este contexto, el Pacto Verde, con su estrategia para la biodiversidad, es una buena noticia. También el recién aprobado Plan de Acción para la Democracia y los Derechos Humanos (2020-2024), que menciona explícitamente la defensa de los defensores del medio ambiente.
Así, el círculo se cierra: “Los ecosistemas naturales que queremos proteger son producto de la coexistencia sostenible que ha habido, por siglos. Si los pueblos indígenas han sido sus conservadores, deben tomar parte del proceso para elaborar estrategias de conservación exitosas”, apunta Rodríguez, del bloque liberal de la Eurocámara y ponente de un informe al respecto.
En esa medida ve con buenos ojos que el Plan de Acción para los Derechos Humanos incluya un explícito apoyo a figuras individuales. “Cuando un defensor medioambiental es asesinado por defender su territorio, su hábitat y medioambiente, es asesinado por defendernos a nosotros también”, concluye Rodríguez, con el visor puesto en todo lo que queda por hacer para alcanzar el “30 hasta el 30”.
Costa Rica, un pequeño país con una gran biodiversidad
Costa Rica se encuentra entre los 25 países más biodiversos del mundo. DW repasa su flora y fauna, que se han convertido en una de sus mayores fuentes de riqueza por la apuesta del país por el desarrollo sostenible.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Uno de los 25 países más biodiversos del planeta
Con tan solo 51.100 km² de superfície, en este pequeño territorio habitan más de 500.000 especies, lo que representa el 6 por ciento de la biodiversidad mundial. Se estima que es el país con mayor cantidad de especies por unidad de área, con 1,8 especies por km². Quizás el encontrarse en la zona intertropical de América explique esa variedad.
Imagen: DW/J. Alonso
Concentración de biodiversidad
Se estima que los países más cercanos al Ecuador son los más biodiversos. Un ejemplo de ello es que mientras un área de 1.200 km² de la selva tropical del centro de Costa Rica alberga unas 6.500 especies de plantas (foto), la selva Lacandona del estado mexicano de Chiapas (en un área de 9.600 km²) cuenta con unas 3.000 especies de plantas.
Imagen: DW/J. Alonso
Manteniendo el patrimonio natural
La primera reserva natural del país fue Cabo Blanco, fundada en 1963, no obstante, no fue hasta 1970 cuando se creó la red de parques nacionales. Desde 1994 está admimistrada por el SINAC, un departamento del Ministerio del Ambiente y Energía encargado del mantenimiento de todas las áreas protegidas del país. Así, gestiona 27 parques nacionales y varias reservas biológicas y forestales.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
De sectores productivos a áreas protegidas
Aunque al principio supuso una apuesta arriesgada, "nuestros parques naturales son probablemente uno de los mayores recursos que tenemos a nivel de atracción turística", recordó la primera dama Claudia Dobles en la conferencia P3, "y la atracción turística es uno de los generadores más grandes, no solamente a nivel de generación de oportunidades de empleo, sino también de producto interno bruto".
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Corredores biológicos, más biodiversidad de lo habitual
Por otro lado, según el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, Costa Rica cuenta, además, con 44 corredores biológicos, que representan cerca del 33% del territorio continental. De estos, el 59% presentan un índice de biodiversidad mayor a la media. No obstante, actualmente se mantiene el 26% del territorio de ecosistemas terrestres protegidos sin disminución.
Imagen: DW/J. Alonso
Insectos, los más diversos
De este medio millón de especies, un poco más del 70% (360.000) son diferentes especies de insectos. La diversidad de mariposas de Costa Rica representa el 90% de todas las mariposas de Centro América, el 66% de las especies del neotrópico y el 18% de todas las especies del planeta. La morfo azul (Morpho peleides limpida) es una de más reconocible de todas cuando extiende sus alas azules (foto).
Imagen: DW/J. Alonso
Hongos, detrás de los insectos
Tras los insectos, el grupo más numerosos son los hongos (foto), importantes en el mantenimiento de los ecosistemas, ya que permiten el reciclaje de gran cantidad de desechos orgánicos, que luego serán utilizados por otros organismos, como plantas y animales. Las bacterias y otros invertebrados, como arañas, crustáceos (camarones, langostas y cangrejos), entre otros, siguen el orden de la lista.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Vertebrados, los más investigados
Aunque solo hay identificadas unas 91.000 especies de las 500.000, los grupos que más se conocen en el país son las plantas y los vertebrados: anfibios, reptiles, aves (foto), mamíferos y peces. En estos grupos se han descrito cerca del 83 y 81 % de las especies estimadas, respectivamente. Asimismo, hay que destacar que existe un mayor conocimiento de las especies terrestres que las marinas.
Imagen: DW/J. Alonso
La rana de ojos rojos, la más popular
Conocida como "Agalychnis callidryas", se caracteriza por el color rojo de sus ojos. Este anfibio tiene pupilas muy estrechas que se extienden verticalmente. Aunque la mayoría tiene el cuerpo de color verde brillante, también presenta franjas amarillas y azules a los lados y sus extremidades suelen ser anaranjadas. Aunque no está considerada en peligro, el estado de su hábitat es preocupante.
Imagen: DW/J. Alonso
Conservación de la flora y fauna
Costa Rica también es conocida por sus monos (foto) y osos perezosos, pero son solo una fracción de los mamíferos que contiene el país. Costa Rica estableció una estrategia nacional de biodiversidad, cuyas metas rastrean los avances del país respecto a su Política Nacional de Biodiversidad (2015-2030) y el estado de la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad nacional.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Protección del territorio
Según los resultados del Sexto Informe Nacional sobre el Estado de la Biodiversidad (6IN), que se presentó en mayo de 2019 y recopila el estado de la cuestión entre 2014 y 2018, el país aumentó a 26,51% la superficie terrestre protegida. Asimismo, incrementó a 2,75% su superficie marina, con la creación de dos nuevas áreas protegidas en 2017 y 2018.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Diversidad de ecosistemas en peligro
No obstante, según este documento, el estado de los manglares (foto), el bosque húmedo tropical y la parte marino-costera presentan una pérdida de cobertura o deterioro. El estado de conservación y cobertura ha disminuido en estos ecosistemas. Según el informe, las áreas de Guanacaste, Huetar Norte y Tortuguero son las más afectadas.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Sedimentación y contaminanción, amenazas de los ríos
Asimismo, el reporte apunta que aunque los ríos costarricenses presentan afectaciones por sedimentación, contaminación y otras vinculadas con los efectos esperados del cambio climático, en general la tendencia de estos es a mantenerse. En el caso de los pantanos, se presentan procesos de desacación y sedimentación en la zona norte y Caribe norte.
Imagen: DW/J. Alonso
Humedales en riesgo
La contaminación también es un riesgo para los 350 humedales (foto) que existen en Costa Rica y que cubren aproximadamente un 7% del territorio nacional. De estos, 11 se han identificado como "Sitios Ramsar", de importancia a escala mundial, debido a que son sitios representativos o raros y proporcionan importantes funciones ecosistémicas que aseguran su diversidad biológica.
Imagen: DW/J. Alonso Gonzalbez
Información al alcance de todos
Además de la publicación del Sexto Informe Nacional sobre el Estado de la Biodiversidad, el país lanzó BioCosta Rica, una plataforma que pretende mejorar la información disponible sobre esta cuestión. Así, su objetivo es poner a disposición del público y del mundo información sobre su biodiversidad y los avances logrados para su conservación y uso sostenible.