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BUKO lucha por medicamentos para los países más pobres

José Ospina20 de septiembre de 2011

La red de apoyo BUKO lucha por una distribución justa de los medicamentos en los países en desarrollo y aboga por la prohibición de la exportación de fármacos que en Alemania no están permitidos.

Píldoras con nombre exótico: bonito color, pero ¿harán más mal que bien?Imagen: Bilderbox

La motivación inicial de BUKO (coordinación federal), que existe desde hace 30 años con sede en Bielefeld, era la de luchar contra el hambre, la pobreza y la injusticia. A todos esos males se ha sumado también el problema de la carencia o la mala asistencia sanitaria. De ahí surgió la campaña farmacológica BUKO Pharma.

En 1981, año de la creación de dicha campaña de BUKO, Höchst y Bayer eran dos de los gigantes farmacéuticos que dominaban el mercado en el mundo. Dichas empresas vendían medicamentos al Tercer Mundo que en Alemania y otros países industrializados estaban vetados. Entretanto son ya 30 años de trabajo del que los activistas de BUKO se sienten orgullosos, como Hedwig  Diekwisch: “Nosotros pasamos de ser objeto de la burla a lograr que la Organización Mundial de la Salud (OMS) debata los problemas que proponemos”.

Profesionales vs consorcios

Protestas en India contra la empresa Novartis, de Suiza.Imagen: AP

BUKO investiga, sobre todo, la conducta empresarial de los consorcios farmacéuticos alemanes, destapa casos corrupción y soborno y los hace públicos en los medios alemanes. “Sólo después de eso es que los políticos y las multinacionales reaccionan”, reconoce Diekwisch. La campaña BUKO Pharma es dirigida por químicos, médicos y sociólogos. Claudia Jenkes es la encargada de las comunicaciones. “Nosotros publicamos boletines regularmente y trabajamos en coordinación con otras organizaciones a nivel mundial”, dice Jenkes, quien resalta la cooperación con el International Society of Drug Bulletins.

Uno de los grandes éxitos de BUKO es haber propuesto e impulsado la ley alemana de control de exportaciones de productos farmacológicos. El resultado: Alemania ya no exporta “basura farmacéutica” a las droguerías del mundo más pobre.

Pero esa sigue siendo una lucha de no terminar. Una y otra vez las empresas farmacéuticas alemanas han tenido que ser advertidas sobre su conducta y han sido obligadas a retirar medicamentos del mercado.

Se necesitan jóvenes críticos

Fármacos falsificados encontrados por la oficina de control estatal NAFDAC.Imagen: AP

La educación de personas que ejerzan control riguroso de las exportaciones e importaciones de medicamentos en todo el mundo es otro de los fuertes de BUKO. “Nosotros producimos material informativo y visitamos las escuelas con el fin de despertar una mirada crítica de la gente hacia las prácticas de negocios de las grandes empresas”, dice Hedwig Diekwisch.

BUKO mantiene, por ejemplo, una página en donde los mismos jóvenes pueden examinar la legalidad de los medicamentos (www.pillen-checker.de). Con ello, la organización tiene la oportunidad de llegar a la juventud para tocar temas del desarrollo en países no industrializados.

BUKO financia su campaña con dineros provenientes de las iglesias católica y luterana y también de partidas estatales.

Pero aún falta mucho por hacer, también en la investigación de enfermedades típicas de África, Asia o América Latina sobre las que no se investiga porque no prometen ganancias inmediatas.

Autor: Michael Engel /José Ospina-Valencia

Editor: Enrique López

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