Los latinoamericanos conforman un grupo de 38 jugadores provenientes de Perú, Paraguay, México, Argentina, Brasil y Uruguay, que se ha posicionado en la primera división alemana con un aporte decisivo en sus clubes.

Talentos en vez de estrellas

La Bundesliga no importa figuras rutilantes de Centro o Sudamérica, como ocurre en España o Italia; las estrellas que ya llegan hechas a esas ligas le dan paso en Alemania a jóvenes talentos que desde muy temprano en sus carreras se vinculan a las divisiones inferiores del equipo que les da la bienvenida.

El mejor ejemplo de ello es la fracción paraguaya: Nelson Valdez y Roque Santa Cruz, dos que llegaron a formarse en Alemania desde muy temprano y cuyos avances en la Bundesliga los hicieron merecedores de un puesto como titulares en el seleccionado de su país.

Los peruanos Paolo Guerrero y Claudio Pizarro son otro producto de la Bundesliga y ambos son ídolos en su tierra natal, cuya capacidad goleadora es reconocida en toda Europa.

En el equipo nacional del Perú, del cual Pizarro es capitán, se planea teniendo en cuenta la experiencia internacional de estos dos jugadores en la primera división alemana.

Los brasileros Lucio y Juan –defensas centrales de la selección carioca- así como su compañero Roque Junior, también llegaron a Alemania para convertirse en pocos años en estrellas mundiales. Probablemente la historia se repita con el recién llegado argentino Diego.

Atracciones

Otros llegan ya “hechos y derechos” y se convierten en la principal atracción del fútbol alemán. En la temporada 2006/2007 le llegó el turno a México, con el arribo de Pavel Pardo y Ricardo Osorio, los dos primeros futbolistas de su país en probar suerte en la Bundesliga.

Osorio y Pardo jugaron un excelente Mundial y las directivas del fútbol del país organizador se esforzaron por introducir un poco de sabor mexicano garantizándoles un contrato de mínimo 3 años.

El argentino Christian Giménez “Jimmygol” es otro maduro goleador que se suma al fútbol alemán, despertando grandes expectativas. Aunque su nombre es desconocido en su patria, Giménez –profeta en otras tierras- obtuvo el premio como máximo artillero en Suiza donde, jugando para el Basilea, dejó buenos recuerdos en la afición.