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Bundesliga y el golpe de efecto del St. Pauli

4 de octubre de 2024

Los “piratas” de la Bundesliga se aferran a su buena racha para buscar su primera victoria en casa en más de 13 años. El carácter distintivo y reivindicativo del club se encargan del resto.

El público inunda el campo del FC St. Pauli en celebración por el ascenso del equipo a primera división alemana.
El club alemán es mundialmente conocido por su simbología y reivindicaciones sociales. En la imagen, la celebración del público por el ascenso del equipo a Bundesliga el pasado mes de mayo. Imagen: Christian Charisius/dpa/picture alliance

Es un equipo recién ascendido, que pasó la última década luchando por saborear las mieles de la primera división alemana; un equipo con más de cien años de historia que hace gala de su seña de identidad: la bandera calavera y un estadio emblemático, el Millerntor-Stadion. Una afición rebelde, orgullosa, comprometida con su equipo y reivindicativa con las causas sociales que rodean a éste y a su representativo barrio.

El Fútbol Club San Pauli o FC St. Pauli tiene todos los ingredientes para destacar este año -por fin - en la máxima categoría del fútbol alemán. A corto plazo, no obstante, el objetivo es otro: poner fin a 13 años sin ganar en casa en Bundesliga.

Una victoria histórica

Corría la temporada 2010/11 y el FC St. Pauli jugaba en casa contra los potros del Borussia Mönchengladbach. Liderados por un gran Gerald Asamoah, exdelantero alemán-ghanés, los piratas, vistiendo su tradicional camiseta color café, ganaron aquel duelo por 3 a 1. La adrenalina del momento fue enorme, pues venían de vencer fuera de casa contra el Colonia, en una temporada nefasta, donde muchos ya se veían en segunda otra vez. Unos días después, el St. Pauli volvía a cosechar tres puntos como visitante en el derbi ante el Hamburgo.

Gerald Asamoah, ex delantero alemán-ghanés, lideró a los piratas en la última victoria a domicilio del St Pauli en Bundesliga. Imagen: Marcus Brandt/dpa/picture alliance

A esas tres victorias consecutivas - algo jamás visto esa temporada – le siguieron once derrotas y un empate, lo suficiente como para despedirse de la Bundesliga tan solo un año después de ascender.

Catorce temporadas más tarde, 13 años después y otros 13 cambios de entrenadores, el St. Pauli puede volver a ganar en casa en partido oficial.

Referencia mundial

Si algo puede enorgullecer al St. Pauli es de ser un equipo que renace de sus cenizas una y otra vez. En la primera década de los 2000, los piratas pasaron de jugar Bundesliga (2001/02) a tercera regional (Regionalliga Nord), en el 2003/04, disputando de nuevo la segunda división tres años después y, posteriormente, la máxima competición. Entremedio, el sueño hecho realidad de ganar al mismísimo Bayern Múnich en casa o disputar la semifinal de Copa DFB alemana.

Tras aquellos diez años, el equipo luego se afianzó en la segunda división, con espejismos de ascender, como en el 2015/16, cuando terminaron cuartos. No fue hasta la impecable temporada 2023/24 con Fabian Hürzeler a los mandos lo que puso a los piratas rumbo de nuevo a primera.

Pese a estos claroscuros, la adrenalina por los ascensos y el dramatismo a partes iguales, los piratas no han perdido su carácter dentro y fuera de la cancha, fomentando una de las aficiones más rocambolescas del fútbol alemán y europeo, y en uno de los estadios más variopintos con los que cuenta ya hoy la Bundesliga.

Del Millerntor-Stadion, en el barrio de Heiligengeistfeld de Hamburgo, la también conocida puerta al "Barrio Rojo”, se cuenta que es toda una atracción, con su túnel de vestuarios "infernal”, distinto a cualquier otro en Alemania, o su mural con dos hombres besándose bajo el lema "lo único que importa es el amor”.

Aunque el club se fundó en 1910 - color marrón como principal por la vestimenta de los estibadores- este estadio no abrió sus puertas hasta 1963, coincidiendo con la creación de la Bundesliga un año antes y, desde entonces, ha permanecido intacto, únicamente con ampliaciones de gradas y tribunas, y plagado de símbolos que recogen parte de los valores del club, convirtiéndose en un refugio pintoresco para sus aficionados. Actualmente, el estadio puede albergar casi 30.000 personas.

Los "piratas" lograron su ascenso a primera tras una impecable temporada bajo la batuta de Fabian Hürzeler.Imagen: Axel Heimken/dpa/picture alliance

Oportunidad de igual a igual

Con este bagaje en las espaldas, podría decirse que el St. Pauli gana por goleada en cuanto a capacidad de resiliencia, por lo que dar un golpe de efecto venciendo al Mainz, su próximo rival, se intuye como un escenario posible. Esto asentaría todavía más los fundamentos del proyecto del nuevo técnico Alexander Blessin, fijado en un sistema de dos extremos - Elias Saad y Oladapo Afolayan-, el clásico 3-4-3, así como acabar con la sequía de victorias en casa antes mencionada.

Por otro lado, haber mantenido la portería a cero en los dos últimos encuentros (0-0 frente al Leipzig en la jornada 4 y 0-3 frente al Freiburg en la jornada 5) marca un buen rumbo para los piratas de cara al sábado. Esto ya es todo un récord pues nunca en su historia de Bundesliga encadenaron tres partidos seguidos sin encajar un gol. 

"Haber jugado dos partidos sin encajar un gol te da la sensación de que tienes cierta fortaleza en defensa. Pero no va a ser el caso que ahora todo funcione. Si vas al partido contra el Mainz con un 95 %, naufragarás. En la primera parte en Augsburgo vimos lo que pasa cuando no estamos al cien por cien. Tenemos que contrarrestarlo y volver al partido con la intensidad adecuada”, dice Blessin en declaraciones recogidas por su club.

"Tenemos que encontrar un equilibrio. El Mainz está muy orientado al ataque. Se trata de ser compactos y crear situaciones que abran espacios en el uno contra uno. Hay que jugar con mucha coherencia y claridad durante 90 minutos para evitar que el rival cree ocasiones”, sostuvo Blessin.

(ee)

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