Bush ante la ONU
22 de septiembre de 2004The Independent, de Londres, opina: “El presidente George Bush nunca ha mostrado modestia. Quizá por eso no sorprende que en su discurso apenas se haya referido a la catastrófica guerra en que Estados Unidos está envuelto en Irak. Bush decepcionó, como tantas veces. En lugar de presentar un cuadro equilibrado de la realidad iraquí, pronunció ante los jefes de gobierno congregados un discurso funesto y fatuo, salpicado de clichés sobre ‘libertad’ y ‘democracia’ para glorificar el ‘american way of life’. (...) Casi todo lo que Bush dijo era refutable, cuando no lisa y llanamente falso. La Asamblea General de la ONU no es una plataforma para la campaña electoral. Es un foro para la opinión pública mundial, como lo demostró el secretario general de la ONU en su ejemplar discurso sobre el estado de derecho.”
Diálogo de sordos
La Repubblica, de Roma, plantea: “No hay directrices fiables; solamente hay recriminaciones mutuas y un diálogo de sordos. (...) Sólo un presidente estadounidense digno de credibilidad y admiración podría romper el hielo y establecer de nuevo una línea de comunicación. Pero Bush no está en condiciones de hacerlo. Podría haberse esperado que el presidente aprovechara el que podría ser su último discurso como jefe de Estado ante el consejo supremo de las naciones para presentar escenarios un poco más concretos y serios que su acostumbrada y conocida proclamación de “nosotros triunfaremos”.
Medalla de dos caras
El periódico alemán Neue Osnabrücker Zeitung comenta: “Uno habla de justicia, el otro de libertad. Transcurrido año y medio desde la guerra, sigue sin haber rastro de unidad. Ante la Asamblea General de la ONU, Kofi Annan señaló que sin justicia –es decir, sin que los estados más poderosos se moderen- no habrá libertad. El presidente estadounidense replica que lo justo es aquello que sirve a la libertad, y cita como brillantes ejemplos el derrocamiento forzado por Estados Unidos del régimen talibán afgano y del carnicero iraquí, Saddam. Ambos no dicen que la medalla tiene dos caras. Annan tiene razón en lo sustancial. Pero la Carta de la ONU se pervierte si garantiza impunidad precisamente a aquellos que atentan gravemente contra los derechos humanos y las libertades. (...) También Bush tiene razón. Las fórmulas biensonantes, por sí solas, no han evitado ninguna expulsión, violación o incendio. Pero de ahí no se deriva una carta blanca para urdir guerras.”
Autocomplacencia
Liberation, de París, apunta que “Bush demostró que la autocomplacencia es la tendencia predominante en el gobierno estadounidense. Eso seguirá siendo así por lo menos hasta las elecciones del 2 de noviembre. También la marcha de Irak hacia el caos continuará, pero no se detendrá tan rápido. Quienquiera sea el próximo presidente de Estados Unidos, sólo podrá optar entre administrar la anarquía como fuerza de ocupación, o agudizarla con una retirada. Mientras Kerry no tiene una receta patente, Bush prefiere escudarse por lo pronto tras la bandera estadounidense.”