Cálida despedida a Alemania
9 de julio de 2006Tras las pérdida del "derecho a la final", los organizadores de los espectáculos para los fans no tenían buenas espectativas para sus negocios. Pero mientras los calculos iniciales indicaban que la asistencia sería menor que la de la semifinal contra Italia, el país entero sorprendió volcándose de lleno para despedir a sus idolos aunque sea en la lucha por el tercer puesto.
Stuttgart fue la gran anfitriona de la noche con más de 100.000 aficionados que se acercaron a la ciudad para estar presentes en el escenario de la "Pequeña Final". La bandera alemana ondeaba por doquier y la muchedumbre acompañó en todo momento a la selección en su ruta por el centro rogando a Klinsmann que siguiese al cargo.
Además de los presentes en el estadio, unas 70.000 personas asistieron a ver el partido a la Plaza del Castillo, que tuvo que ser cerrada antes de que comenzase en el encuentro.
La fiesta del millón
En Berlín, muchas personas ya se concentraban al mediodía en la calle del 17 de Junio en la llamada "Milla del aficionado" para tratar de conseguir un sitio preferente. Familias enteras se acercaban con los colores de la bandera alemana, mientras unos pocos portugueses aislados resaltaban entre la multitud con los colores de su camiseta.
Ampliada para dar cabida a un millón de hinchas, el evento no registró la afluencia de otros partidos de la selección, pero el aforo estuvo muy concurrido con la alegría y el consuelo de haber terminado terceros en este Mundial que soñaban ganar. La celebración del 3:1 contra Portugal tan solo fue el calentamiento ya que la fiesta del millón, es el escenario elegido para la despedida oficial de Klinsmann y sus muchachos, que desfilarán ante el público por en el centro de la capital.
También Baviera vibró con el éxito de Alemania con decenas de miles de personas que festejaron en Munich y Nuremberg. En la capital del estado, la Leopoldstrasse tuvo que ser cortada al tráfico para permitir que 31.000 personas celebraran la victoria de su selección.
Con menos pasión
Tarjeta roja habría que sacar sin embargo a otras ciudades como Fráncfort, cuyos habitantes no quisieron disfrutar del juego de su selección tras perder la esperanza de ganar la final. Frente a los 80.000 aficionados que presenciaron la semifinal contra Italia en las pantallas gigantes instaladas en el río, tan solo 50.000 personas acudieron a la cita del tercer puesto. Algunos seguramente desanimados por una copiosa lluvia que cayó antes del comienzo del partido.
En Renania del Norte-Westfalia, la falta de público contradijo la fama de festivos de los renanos. Aun así, no faltó donde hubo que cerrar la entrada por exceso de afluencia como en la Friedensplatz de Dortmund. Cifras aparte, lo que está claro es que toda Alemania fue una fiesta de despedida y de homenaje para los chicos de Klinsmann.