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Cámaras en las calles

Jenny Fraczek / lab23 de octubre de 2012

La muerte de un joven a golpes en la plaza berlinesa Alexanderplatz es un caso de violencia que el ministro de Interior alemán quiere evitar en el futuro a base de cámaras de vigilancia. Los expertos discrepan.

Imagen: Alexander Kataytsev/Fotolia

Nadie sabe con certeza cuántas cámaras de vigilancia hay en Alemania. Las cámaras toman imágenes de lugares públicos, plazas, estaciones, y a veces también de piscinas, museos, escuelas o supermercados. Para los defensores de la privacidad de datos, hay más que suficiente vigilancia en las calles.

Así opina, por ejemplo, Johannes Caspar, oficial del departamento de Protección de Datos y Libertad de Información. Caspar ve con escepticismo las declaraciones del Ministro de Interior alemán, Hans-Peter Friedrich, que el domingo pasado publicó el semanario “Welt am Sonntag”, en las que afirmaba que un mayor número de cámaras podrían reducir los niveles de criminalidad. “El efecto causado en los atentados violentos actualmente es escaso”, dice Caspar. Según el oficial, suele tratarse de ataques de violencia pasional, en muchos casos protagonizados por personas con altos niveles de alcoholismo. Las cámaras sí podrían ayudar a aclarar los hechos delictivos y a identificar a los autores, admite Caspar, pero añade que esto no debe llevar a la proliferación de cámaras de vigilancia en lugares públicos.

Policía en lugar de cámaras

¿Es ético y práctico tratar de controlar festividades públicas con cámaras en las calles?Imagen: Getty Images

En la opinión de Caspar, una mayor presencia policial tendría un efecto mucho más fuerte. Y con ello no se refiere solo al cuerpo de policía alemán, que el pasado lunes 22 de octubre aprovechó la oportunidad para llamar la atención sobre la falta de personal en sus filas.

Manfred Bornewasser, de la Universidad de Greifswald, también experto en este campo, está de acuerdo con Caspar. El año pasado, Bornewasser analizó los resultados de un proyecto de cámaras de vigilancia en Luxemburgo, y concluyó que esta medida solo resulta efectiva si los agresores tienen la sensación de que la policía se da cuenta del acto y puede llevar a cabo el arresto inmediatamente después. Cuando un criminal sabe perfectamente que debe contar con ser detenido, “la medida tiene un poderoso efecto disuasorio”, asegura Bornewasser. Pero, añade, esto solo funciona con determinados tipos de delitos: principalmente aquellos que requieren una preparación previa. Por ejemplo, la vigilancia sí ayuda a una reducción de robos de bicicletas, pero no afecta a los casos de crímenes pasionales.

No obstante, Borneswasser no coincide completamente con las reservas de los defensores de la privacidad. Según estos, las cámaras hacen que la gente se comporte de forma diferente a lo habitual, o que eviten los lugares en los que se les puede filmar. Bornewasser dice que este efecto solo se detecta brevemente. Para el protector de datos Caspar, es importante señalar que las cámaras son un elemento de presión. “Podrían provocar que la gente deje de sentirse libre inconscientemente”, declara.

¿Estado de “Gran Hermano”?

Según los expertos, una mayor presencia policial tendría un mayor efecto que las cámaras.Imagen: Fotolia/wellphoto

Para Johannes Caspar, un escenario particularmente terrorífico sería que una vigilancia intensiva llevara a la posibilidad de un perfil de los movimientos de las personas. Bornewasser no cree que se trate de una idea realista. Realizar tales perfiles es una tarea muy complicada, para la cual, en su opinión, la policía no está capacitada.

En Gran Bretaña no solo hay actualmente tanta vigilancia de cámaras como en Alemania, sino que, tal y como anunció a principios de octubre el diario “The Independent”, se colocarán en el futuro nuevas cámaras de alta definición en sus ciudades, capaces de identificar caras individuales en masas de gente desde gran distancia. El recientemente nombrado comisario de vigilancia Andrew Rennison cree, según sus declaraciones en el periódico, que su nación se está convirtiendo en un gran plató de “Gran Hermano”.

Autora: Jenny Fraczek / lab
Editor: Pablo Kummetz

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