1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Cómo México le devolvió la voz a la escritora Anna Seghers

Manuel Sierra Alonso
29 de octubre de 2025

Berlín fue testigo de una charla sobre la trayectoria de la escritora alemana Anna Seghers, que huyó del nazismo para hacer vida en México.

 Anna Seghers
La escritora Anna Seghers logró escapar del nazismo hacia México en 1941, con cuarenta y un años.Imagen: Werner Schulze/IMAGO

A 125 años del nacimiento de la escritora alemana Anna Seghers, el Instituto Iberoamericano de Berlín, (Ibero-Amerikanisches Institut) dio una charla con la traductora mexicana Claudia Cabrera y los investigadores Albrecht Buschmann y Dörte Bischoff. La traducción como un puente entre cultura y la amenaza de las inteligencias artificiales a la profesión se pusieron de manifiesto.

"México le devolvió la voz a Seghers”

El sur de Francia despidió a Anna Seghers en 1941 durante la segunda guerra mundial. La escritora, de cuarenta y un años, lograba escaparse hacia el exilio en México gracias a la ruta de visados que rescató a miles de personas del nazismo, muchas de ellas judías, españolas además de miles de escritores e intelectuales.

Esta experiencia tuvo un impacto muy fuerte en algunas de sus obras más importantes que escribió en México, como "La séptima cruz”, "Tránsito” y "La excursión de las niñas muertas”.

La traductora Claudia Cabrera recuerda que "La excursión de las niñas muertas" ocurre en dos tiempos, su presente en México y su pasado en Alemania, y que la autora "la escribió tras ser atropellada; cuando se recuperó, volvió a la vida a través de ese relato”.

Pero ese no sería el único hito de su vida que la escritora plasmaría en su obra. Cabrera menciona también a el libro "Tránsito", porque "tiene mucho que ver con México y es un monumento literario a Gilberto Bosques” el político mexicano que fue clave en el programa de emisión de visados”.

México un refugio antifascista

Durante los años treinta y cuarenta, el asilo se volvió política de Estado bajo Lázaro Cárdenas. Aquel México apoyó con logística y políticas públicas la acogida de miles de republicanos españoles, como así también refugiados que se escapaban de la guerra.

La traductora mexicana Claudia Cabrera y los investigadores Albrecht Buschmann y Dörte Bischoff debaten sobre Anna Seghers, que dedicó su novela "Tránsito" al cónsul mexicano Gilberto Bosques, cuyo programa de visados permitió escapar a miles de perseguidos del nazismo.Imagen: Ibero-Amerikanisches Institut

Esta estructura contaba con un puntal clave en Europa, más precisamente en la Francia de Vichy. Allí, el cónsul mexicano en Marsella, Gilberto Bosques, fue quien llevó adelante la facilitación de visados y de salvoconductos. Desde el puerto, la ruta más usada llevaba a los refugiados a Veracruz y desde allí se los acogía y proveía.

Redes, puentes e intertextualidad

Es posible que esas redes ya tuvieran un tejido previo a la llegada de los refugiados. "Las redes se crearon primero de manera física. Trincheras de la Guerra Civil, o en los campos del sur de Francia por ejemplo”, dice Buschmann. Según el experto, existen evidencias de esas conexiones.

Ya en México, muchas de esas redes se volvieron instituciones, recuerda el profesor Buschmann, como el Club Heinrich Heine, la editorial El Libro Libre y la revista Freies Deutschland , las cuales proveyeron de un soporte a lecturas, estrenos, debates y edición en alemán y en español, "la internacional antifascista se materializa en El Libro Negro del Antinazismo. Se publica en 1943–44 con apoyo del Gobierno de México y con autores latinoamericanos y europeos”.

La traducción ha sido instrumental para expandir esas obras, regando de una influencia en América Latina. Cabrera lo formula con una frase de Saramago: "Los escritores hacen las literaturas nacionales, los traductores hacen la literatura universal”.

La inteligencia artificial y la amenaza para los traductores

"Yo traduzco a mi lengua, que es de México”, dice la traductora Clauda Cabrera. "Yo no puedo hablar como un español o un chileno, porque no es mi lengua”. Queda claro que el traductor tiene su voz y una impronta que queda plasmada en la traducción. Pero, ¿qué sucederá entonces con el advenimiento de las nuevas tecnologías?

Cabrera no ve que todavía sea posible reemplazar a los traductores con inteligencia artificial: "Todavía no tienen la capacidad de traducir alta literatura. No sé si en diez, quince o veinte años la tenga, pero, por ahora, no. Por el momento, puedes traducir textos de difusión, libros y textos sencillos. De todas maneras, una persona, un humano, los tiene que revisar”. Pero si bien el presente aún es gris, el futuro parece más complicado, "porque ya muchas editoriales están traduciendo sus libros con inteligencia artificial”.

(ms)

 

Ir a la siguiente sección Descubra más
Ir a la siguiente sección Tema del día DW

Tema del día DW

Ir a la siguiente sección Más de DW