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PolíticaItalia

Cómo planea Italia salir de la Franja y la Ruta de China

2 de agosto de 2023

Un desafortunado acuerdo de infraestructura entre Italia y China parece estar a punto de caducar. Ahora, la cuestión para el gobierno derechista de Roma, según un ministro, es cómo salir sin ofender a nadie.

Giorgia Meloni.
Giorgia Meloni.Imagen: Andreas Solaro/AFP

La posición de Giorgia Meloni, la primera ministra de extrema derecha de Italia, en cuanto a China, no es ningún secreto. Poco antes de las elecciones que la impulsaron a encabezar una coalición de derecha en septiembre pasado, Meloni calificó de "gran error" la entrada de Roma en 2019 en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, o Nueva Ruta de la Seda, con un acuerdo de inversión de 2.500 millones de dólares (2.300 millones de euros).

La iniciativa de Pekín de inversión masiva en infraestructuras a escala mundial se puso en marcha en 2013, con el objetivo de conectar mejor las infraestructuras comerciales intercontinentales y aumentar la influencia china en el extranjero. El Memorando de Entendimiento (MdE) no vinculante de Roma con Pekín se firmó bajo el Gobierno anterior, justo cuando muchos aliados occidentales endurecían su postura respecto a China.

Después de mucha especulación sobre lo que Meloni realmente haría en el cargo, su ministro de Defensa envió una fuerte señal de que el acuerdo bien podría quedar sin efecto. "La decisión de unirse a la Ruta de la Seda fue un acto improvisado y atroz", dijo la semana pasada el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, al periódico Corriere della Sera.

Acuerdo no sería recíproco

El acuerdo había triplicado las exportaciones chinas a Italia, pero no había tenido el mismo efecto en sentido contrario, según Crosetto, quien también es miembro del partido ultraconservador de Meloni, Hermanos de Italia.

El acuerdo de infraestructura no vinculante, que comprendía docenas de acuerdos de cooperación pero no se tradujo en un aumento serio del gasto, se renovará automáticamente por otros cuatro años en marzo de 2024, a menos que Meloni le ponga fin.

En un viaje a Estados Unidos la semana pasada para reunirse con el presidente Joe Biden, Meloni dijo que tomaría una decisión antes de diciembre. El asunto debe ser discutido en el Parlamento italiano y con el Gobierno chino, agregó. "Se pueden tener buenas relaciones con China sin la Iniciativa de la Franja y la Ruta", declaró Meloni a la emisora ​​estadounidense Fox News en una entrevista, el pasado fin de semana.

No son pocos los que desearían que Meloni dejara expirar el acuerdo. Ante el aumento de las tensiones entre Pekín y los dirigentes de Taiwán, Washington desea que sus aliados más próximos sigan una línea estricta respecto a China.

La UE está dividida sobre hasta qué punto alinearse con la dura postura del presidente estadounidense, Joe Biden, respecto a China. Los países bálticos son firmemente transatlánticos en este sentido, pero Francia y Alemania se muestran más ambivalentes. El presidente francés, Emmanuel Macron, causó recientemente polémica al insinuar que la UE no tiene por qué implicarse demasiado en la escalada de tensiones entre China y Taiwán.

Política personal vs. pragmatismo político

La posición personal de Meloni está bastante clara. "Meloni siempre se ha opuesto firmemente a algunos de los comportamientos de China", declaró a DW Enrico Fardella, experto en China de la Universidad de Nápoles. Incluso como ministra de Deportes durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, criticó el historial de derechos humanos de China, especialmente en el Tíbet.

Su oposición también es políticamente relevante, agregó Fardella. La coalición de Meloni contiene dos partidos, la Liga y Forza Italia, que han sido acusados ​​​​de una proximidad inapropiada a Rusia a raíz de la guerra de Moscú contra Ucrania.

"La posición de Meloni sobre China ayuda a equilibrar las controvertidas posturas de sus aliados sobre Rusia, hace converger a la coalición en una postura crítica conjunta hacia algunas de las posturas globales e internas de China y da una imagen de fiabilidad sobre el nuevo gobierno a ojos de los principales aliados de Italia", concluye Fardella.

Meloni, cuyo partido Hermanos de Italia tiene raíces neofascistas, desea demostrar que es una primera ministra como cualquier otra, capaz de trabajar sin problemas con socios en el escenario mundial.

¿Una arriesgada ruptura con Pekín?

Si la primera ministra italiana realmente trata de retirarse del tratado, debería tener cuidado. Que no se renueve podría ser vergonzoso para China, dado que el acuerdo fue una señal política importante en 2019. Italia fue el primer (y único) país del G7 en firmarlo, aunque otros países de la UE - como República Checa, Hungría, Polonia, Grecia y Portugal - firmaron memorandos similares.

Si Italia se retira en malos términos, podría haber repercusiones, cree Fardella. "Si la decisión italiana se convierte en una pérdida de prestigio para Pekín, puede haber una represalia. Probablemente podría afectar la exportación a Italia de esos componentes estratégicos que se necesitan para la industria italiana”, advirtió. El riesgo es que la UE se ponga del lado de Roma y tome represalias, tensando aún más la situación.

"El momento y la forma de esta decisión serán cruciales. Una decisión repentina y miope tomada por Italia podría contribuir aún más a esta peligrosa paranoia que está poniendo a China y Occidente en dos cursos divergentes y conflictivos", prosiguió Fardella.

Fraser Howie, autor de varios libros sobre el Estado asiático, entre ellos "Capitalismo rojo: los frágiles cimientos financieros del extraordinario ascenso de China”, dijo a DW que no creía que Pekín hiciera nada si Italia se marchaba.

"Pekín se enfadará y dirá que es un gran insulto para 1.400 millones de chinos", dijo Howie. "Pero en última instancia, es muy poco lo que Pekín puede hacer", afirmó.

(ctl/ers)

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