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¿Cómo podría afectar a Irán la caída de Bashar al Asad?

Amir Soltanzadeh
9 de diciembre de 2024

El repentino colapso del régimen de Bashar al Asad en Siria ha repercutido profundamente en la visión geopolítica de Irán, agravando los desafíos que enfrenta Teherán en el país y en el extranjero.

Bashar al Asad y el ayatolá iraní, Ali Jamenei.
Bashar al Asad se reunió con el ayatolá Ali Jamenei de Irán en mayo de 2024Imagen: Office of the Iranian Supreme Leader/AP/picture alliance

Antes del rápido derrocamiento del Gobierno sirio, los funcionarios iraníes tildaban las condiciones en Siria de "normales", pero es probable que la caída del régimen de Bashar al Asad ponga en peligro el papel de Siria como eje de la estrategia regional de Teherán.

Dentro de la visión geopolítica iraní, Siria es la piedra angular, la "Media Luna chií", destinada a vincular a Irán con sus aliados en el Líbano y más allá.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, describió una vez a Siria como el "pilar" del "Eje de la Resistencia", una red de grupos respaldados por Irán, opuestos a Israel y a la influencia estadounidense en Oriente Medio.

Siria también ha funcionado como corredor de armas iraníes y otro tipo de apoyo en el Líbano. La familia de al Asad gobernó Siria con mano de hierro durante más de 50 años, y su caída representa un revés devastador para Teherán.

Los analistas sostienen que, si bien Irán podría seguir apoyando a grupos de poder en la región, su capacidad financiera y militar se ha reducido significativamente. Para Mohamad Javad Akbarin, analista político iraní y disidente, "Teherán podría ahora cambiar su estrategia para mantener su influencia", impidiendo el establecimiento de un nuevo orden estable en Siria.

 Y es que Irán ya apoyó anteriormente a fuerzas desestabilizadoras, por ejemplo, en Irak y Afganistán, con el objetivo de contrarrestar la influencia estadounidense y proyectar su propio poder. Sin embargo, las actuales dificultades económicas de Teherán limitarían su capacidad para llevar a cabo esta vez tales estrategias.

Irán gastó miles de millones en Al Asad

El costo de apoyar al Gobierno sirio supuso una fuente de creciente frustración pública en Irán. En 2020, Heshmatola Falahatpishe, expresidente de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, reveló en una entrevista a un periódico que Irán habría gastado unos 30.000 millones de dólares (unos 28.000 millones de euros) para mantener a Al Asad en el poder.

Este apoyo de Irán, así como de Rusia, permitió a Al Asad ganar la partida en la guerra civil de Siria, durante la cual reprimió brutalmente a la oposición. Al Asad está acusado de crímenes de guerra, incluidos ataques indiscriminados contra civiles.

Las dificultades económicas en Irán han alimentado el resentimiento entre la población. Muchos iraníes se preguntan por qué su Gobierno prioriza el gasto extranjero por encima del nacional, por ejemplo, en la construcción de escuelas y hospitales en regiones empobrecidas como Sistán y Baluchistán.

Debilitamiento de la propaganda de Teherán

Muchos iraníes recibieron la noticia de la caída de al Asad con cauteloso optimismo, sobre todo, aquellos desilusionados con su propio Gobierno autoritario.

Reza Alijani, activista político iraní en París, explica a DW que la caída de Al Asad permite establecer paralelismos entre los regímenes opresivos de Damasco y Teherán. Según él, las declaraciones de las fuerzas de oposición en Siria parecen querer garantizar un Gobierno inclusivo, por lo que harán esfuerzos para evitar el caos y podrían servir como modelos potenciales para el futuro de Irán, si la República Islámica colapsara un día.

Sin embargo, Alijani reconoce los desafíos de la transición de la dictadura a la democracia en sociedades marcadas por décadas de gobierno autoritario.

Saeed Peyvandi, sociólogo iraní en París, sostiene, por su parte, que el colapso del régimen de Al Asad expondría la erosión del "contrato social" entre el Estado iraní y sus ciudadanos.

Irán mantiene su rumbo en Oriente Medio

Muchos analistas creen que es poco probable que Irán cambie mientras el líder supremo Alí Jamenei permanezca en el poder. Erfan Sabati, investigador en Londres, explica a DW que el estado actual de Irán es comparable al de Alemania del Este en los meses anteriores a la caída del Muro de Berlín.

Sabati afirma que los regímenes autoritarios a menudo parecen inquebrantables hasta que, de repente, se derrumban bajo el peso de la disidencia pública y las presiones externas. Las recientes oleadas de protestas en Irán, incluido el movimiento "Mujer, Vida, Libertad", han demostrado una creciente desconexión entre el Gobierno iraní y la población civil. Queda por ver si el liderazgo de Irán puede adaptarse a los desafíos internos y externos, o si seguirá aferrado a su estrategia actual. 

(rmr/ms)

 

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