Todos somos un poco sensibles a los cambios estacionales, también a las épocas de frío, falta de sol y lluvias. Incluso si se tiene la suerte de no padecer el Trastorno afectivo estacional (TAE), en inglés, Seasonal Affective Disorder (SAD), es probable que nuestros hábitos diarios cambien.

Pero para quienes padecen el TAE, o variantes más leves, como la tristeza de invierno (en el hemisferio norte) o "tristeza de enero", esos bajones del ánimo son más profundos. Las personas con TAE experimentan cambios de humor, falta de entusiasmo o de alegría de vivir, somnolencia intensa y hasta fatiga extrema. Los efectos pueden ser perjudiciales, sobre todo en las relaciones familiares o de pareja, y con las personas más cercanas.

¿Siente usted síntomas del TAE?

El TAE está reconocido médicamente como trastorno psiquiátrico desde 1984 y se caracteriza por síntomas depresivos, que se manifiestan en la conducta de los individuos en síntomas como el aislamiento social, el aumento del apetito, y un sueño más prolongado.

Pero también se puede sentir irritabilidad, timidez social y falta de motivación o concentración que, prácticamente, impiden la propia iniciativa. Durante esos días lúgubres, la alegría puede parecer un lejano y vago recuerdo.

¿Qué causa el TAE?

Los científicos no saben exactamente qué causa el TAE. En cuanto a lo que ocurre en el cuerpo, la llamada teoría de la serotonina es una causa comúnmente citada del TAE. La hipótesis es que durante los meses de invierno se produce menos serotonina debido a la falta de exposición a la luz solar.

A menudo se dice que la disminución de la serotonina provoca estados de ánimo bajos y depresión, pero los expertos afirman que se trata de una simplificación errónea que pasa por alto gran parte de la complejidad de la interacción entre los neurotransmisores y las emociones. Diferentes investigadores han demostrado que la deficiencia de vitamina D también podría ser un problema para muchos de los que padecen TAE.

¿Cómo tratar el TAE?

Los estudios muestran que la fototerapia puede ayudar a muchas personas con TAE. Se ha demostrado que una exposición de 30 a 60 minutos al día a lámparas especiales, con todo el espectro de luz visible, mejora rápidamente el estado de ánimo de las personas que sufren del TAE. Sin embargo, los resultados son temporales y no abordan las causas profundas.

Las psicoterapias, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o el asesoramiento psicológico, pueden ayudar a llegar a la raíz de las causas de la depresión. Y para las formas más graves de la enfermedad, los médicos recomiendan a veces medicamentos como los antidepresivos, normalmente en combinación con una terapia.

Cambios en el estilo de vida alivian el TAE

Los cambios en el estilo de vida también pueden ayudar a aliviar la melancolía y la apatía, sobre todo en casos leves de TAE. Por ejemplo, empleando técnicas de relajación y meditación. Estas pueden ayudar a reducir los niveles de estrés, un cofactor que puede provocar el TAE. Dedicar un par de minutos al día a la meditación, por ejemplo, ayuda a mejorar el bienestar mental y a ser más consciente del estado personal en general. Claro que siempre se recomienda consultar primero los pasos a seguir con un médico.

Salir al aire libre, sobre todo en los pocos días más luminosos del invierno, puede ayudar. Pasear bajo la llovizna, con la ropa adecuada, nos trae el placer de la recompensa de volver a casa. Hacer ejercicio, aunque sean simples estiramientos, también influye positivamente en el ciclo del sueño. Y no hay que olvidarse de hacer vida social.

(jov/cp)