La narcocultura comenzó a cobrar fuerza en México y Colombia en los años 70 y 80, conforme crecía el narcotráfico hacia Estados Unidos. Una de sus expresiones más conocidas son los narcocorridos, un subgénero musical del corrido mexicano, fusionado con trap y reguetón. Colombia no se queda atrás con su capo más famosos de la historia: Pablo Escobar. Su figura se volvió tan icónica, que hay camisetas, accesorios, libros, series y hasta una ruta turística en su honor.
En la era de las redes sociales, también llaman la atención los narcoifluencers, creadores de contenido relacionados de alguna forma con los cárteles. La Unidad de Inteligencia Financiera de México investiga a al menos 64 influencers que al parecer son usados para lavar dinero y hacer publicidad para cárteles y capos. Mientras crecen sus seguidores refuerzan la imagen aspiracional narco entre millones de jóvenes.