Cada vez más alemanes se consiguen un "pequeño permiso de armas". Con él, tienen derecho de poseer y llevar consigo un espray de pimienta o pistolas de fogueo. Con esta última no se pueden disparar proyectiles reales, sino cartuchos con gas irritante. Pero incluso estos pueden ser peligrosos: disparados desde corta distancia, pueden tener un efecto mortal.

Especialmente en los últimos dos años, el número de alemanes con licencia de armas ha aumentado enormemente. En enero de 2016, unas 301.000 personas tenían un documento correspondiente. En diciembre de 2017 ya eran más de 557.000. Según la industria armamentística, las linternas tácticas, las pistolas paralizantes y el gas lacrimógeno se venden tan bien que ya se agotaron los suministros.

El sentimiento de inseguridad

Una cosa está clara: la sensación de inseguridad ha aumentado enormemente en Alemania desde 2015 hasta 2017. Una encuesta del instituto infratest dimap, de enero de 2017, mostró que un total de 23 por ciento de los alemanes se sentía "bastante inseguro" o "muy inseguro". Poco menos de un cuarto se sintió "muy seguro", la gran mayoría, el 51 por ciento, "más bien seguro". En comparación con los dos años anteriores, el 32 por ciento se sentía menos seguro. Más de dos tercios dijeron que "no había cambiado mucho".

Ya en enero de 2017, infratest dimap investigó que muchos ciudadanos tomaron una serie de medidas de precaución. Un tercio de los encuestados declaró en la encuesta que ya no visita ciertas calles o plazas en la noche. Casi dos tercios dijeron que tenían gas irritante o una arma de autodefensa.

¿Conexión con la inmigración?

El período en el que aumentó el interés por adquirir el "pequeño permiso de armas" coincide con el momento en que Alemania abrió sus fronteras a los inmigrantes y refugiados. La encuesta de infratest dimap también sugiere una conexión entre ambos fenómenos. A la pregunta de qué grupo de personas tenía más miedo, una tercera parte de los encuestados respondió "extranjeros y refugiados". El segundo grupo, "neonazis y extrema derecha", queda muy por detrás con un 13 por ciento.

¿Más armas, más seguridad?

¿Pero garantizan más armas también un mayor nivel de seguridad? No, explica el criminólogo y abogado Arthur Kreuzer durante una conferencia en el Colegio Alemán de Policía en julio de 2017: "En situaciones extremas, muchas personas recurren a las armas y se disparan a sí mismas o a otros. Sin armas al alcance se podrían evitar muchos suicidios o homicidios".

Además, el aumento en la posesión de armas privadas envenena el clima de convivencia. "Crecen los temores y la desconfianza. Disminuye la confianza en la seguridad pública y el monopolio estatal del poder se ve socavado", dice Kreuzer.

Dina Hummelsheim-Doß, socióloga e investigadora del Instituto Max Plank en Freiburg, concluye que hay que observar las razones por las que surgen los sentimientos de inseguridad en la sociedad: "Sabemos que los temores sobre la criminalidad siempre están muy relacionados con otros temores. La criminalidad siempre sirve como pantalla de proyección para problemas sociales. Por lo tanto, hay que encontrar respuestas a las preocupaciones sociales en la población".

Autor: Kersten Knipp (GG/VT)

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