El almanaque tiene 77,5 metros y está colocado en la fachada de un almacén del puerto de la ciudad, en un edificio conocido con el nombre de "Packhaus". En 1997 entró en el Libro Guinness de Récords y, desde entonces, ningún otro ha logrado superar la marca.

Muchos turistas del norte de Alemania viajan en diciembre a Tönning para poder ver esa obra, que ha quedado inmortalizada también en los sellos de 45 céntimos de euro de la "Post", el correo alemán.

Invento bávaro

Los calendarios de adviento se utilizan desde hace mucho en Alemania y detrás de cada ventanilla, una por cada día del 1 al 24 de diciembre, suele haber una estampa o una chocolatina.

Dichos almanaques son un invento bávaro que llegó a ser universal gracias a un descuido del editor, que olvidó patentarlos.

El primer ejemplar se presentó en 1905. En los años veinte, los calendarios se habían convertido en algo tan popular que muchas editoriales los empezaron a fabricar en serie, tanto en Alemania como en otros países europeos y en Estados Unidos, con dibujos que muestran tradiciones típicas de cada uno de los lugares.