La UE y América Latina sí trabajan juntas para mitigar el cambio climático. ¿Pero es suficiente? ¿De qué depende que esta asociación dé más de sí?
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"A América Latina le va la vida en avanzar no tanto en la mitigación como en la adaptación a los golpes que sufre por el cambio climático", opina José Alberto Garibaldi, director general de Energeia, una organización no gubernamental mexicana especializada en energía limpia y cambio climático.
"Con respecto a Europa y Estados Unidos, que tienen estructuras con una alta huella de carbono, América Latina tiene una ventaja de la cual aún no es consciente: puede plantearse si quiere crear esas mismas estructuras o transitar directamente hacia otra cosa", planteaba Garibaldi, en una conferencia en el Parlamento Europeo. En ello, la UE puede ser una aliada clave.
Sí se ha avanzado
Cabe resaltar que la lucha contra el cambio climático está en la agenda birregional (que se aprueba siempre en las cumbres UE-CELAC). Fruto de ello son programas de cooperación, como EuroClima, lanzado en 2010.
Entretanto, en una segunda fase del proyecto, desde el acuerdo alcanzado en París en 2015 -con el compromiso asumido por todos los países latinoamericanos para reducir las actividades sensibles al cambio climático-, las tareas de este proyecto se concentran en ayudar a 18 países latinoamericanos a implementar sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs).
De los 300 millones de euros de fondos europeos que están destinados a la cooperación regional en sostenibilidad ambiental y cambio climático, por lo pronto 80 son para EuroClima.
Si la meta de la UE está clara –reducir hasta 2030 al menos en un 40% las emisiones con respecto al nivel de 1990–, las metas de los países latinoamericanos varían mucho en su ambición. Brasil pretende reducirlas en un 43% comparado con las emisiones totales de 2005; Chile en un 30% comparado con 2007; México, 25% comparado con la proyección de lo que emitiría hasta el 2030 de no tomar ninguna medida. También hay algunos países que no han asumido compromisos más que por sectores. Varios de ellos proponen reducciones más altas en caso de tener asistencia internacional.
Si bien es cierto que América Latina es responsable sólo del 10% de las emisiones mundiales (la UE del 25%), "la región es altamente vulnerable al cambio climático por su situación geográfica y su situación socio-económica", explica por su parte Grabriela Miño, de POLEA (Políticas y Legislación Ambiental). Por otro lado, la región concentra recursos naturales y gran potencial en energías renovables; cuenta con varias economías emergentes que aumentan sus patrones de consumo con un impacto medioambiental negativo. Y, en realidad, no hay una visión conjunta muy clara.
"Hay esquemas subregionales, con distintos énfasis", explica Garibaldi a DW. "La Alianza del Pacífico tiene más interés en mecanismos de intercambios de emisiones y en cómo generar mecanismos de inversión y financiamiento para una transición hacia una economía baja en carbono y resiliente. Al Sistema de Integración Centroamericana (SICA) le interesa más cómo puede mejorar su capacidad de adaptación a los cambios climáticos que la están afectando mucho. Hay esquemas para los países amazónicos con varias propuestas para preservar los bosques", dice el especialista. Al proceso de armonización de las propuestas y las visiones confluyen también fondos europeos.
Por ejemplo
Según datos de la Comisión Europea, el 57% del total de bosques primarios está en América Latina, y se van perdiendo a un ritmo alarmante. El cambio del uso de la tierra genera un 49% de la emisiones. La cooperación europea enfoca un uso más apropiado de la tierra y la gestión sostenible de los ecosistemas y los bosques.
¿Pero es posible una gestión sostenible de los bosques cuando se trata de extraer recursos del subsuelo, destinados al mercado europeo por ejemplo? "Vamos a tener que empezar a ver cómo es que sectores y el comercio internacional se tienen que empezar a volver más 'limpios'. Es otro largo trabajo que nos queda por hacer", puntualiza Garibaldi, que detecta muchos campos donde la UE y América Latina podrían colaborar más.
¿Pasa esto por poner más recursos en los programas de cooperación europeos? "No debe ser visto esto sólo como un esquema de cooperación y de recursos. Debe ser un esquema de metas compartidas. Qué y cómo lo vamos a hacer. Ambas partes tienen ciertos acervos y ventajas que pueden poner sobre la mesa. Ambas vamos a ganar si logramos enfrentar el problema. Pero hay que hacerlo rápido, porque no queda mucho tiempo", concluye Garibaldi.
Autora: Mirra Banchón (VT)
Biodiversidad amenazada en América Latina
El cambio climático, la disminución del hábitat y la contaminación están llevando a la extinción a las especies nativas. América Latina y el Caribe tienen la mayor cantidad de especies amenazadas.
Imagen: picture-alliance/dpa
Paraíso de biodiversidad
La región de América Latina y el Caribe concentra cerca del 60% de la vida terrestre del planeta, según datos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA). No sólo está aquí el hábitat con mayor biodiversidad del mundo -la selva tropical del Amazonas-, sino también seis de los países con mayor biodiversidad: Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela. En la foto, un papagayo Ara.
Imagen: Imago/imagebroker
El último de su especie
Con la muerte del “Solitario George”, una tortuga gigante de la isla Pinta de las Galápagos, desapareció el 2012 el último ejemplar de su especie. Ecuador es el país sudamericano con mayor cantidad de vertebrados en peligro crítico de extinción (340), seguido por Brasil (154) y Colombia (132), según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Imagen: picture-alliance/dpa
Manatí del Caribe
Las especies en situación más preocupante son catalogadas en la lista roja de la IUCN en tres categorías: vulnerable, en peligro o en estado crítico. El manatí del Caribe es una de las vulnerables. La caza indiscriminada hizo descender su población a 2.500 individuos y se predice que podría seguir disminuyendo. A pesar de los esfuerzos por protegerlo, la captura ilegal continúa.
Imagen: Imago/Danita Delimont
Vaquita marina
En México, todavía más crítica es la situación de la vaquita marina, el mamífero marino más seriamente amenazado. En los últimos 20 años su población disminuyó de 600 a 30 individuos. Es endémica del Golfo de California, donde las redes pesqueras han sido una trampa mortal. Un proyecto del gobierno mexicano y organizaciones internacionales intenta salvarla: www.vaquitacpr.org.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Greenpeace
Jaguar o yaguareté
Originalmente se extendía desde México al norte de Argentina, pero su hábitat se ha ido reduciendo y también el número de individuos número. En Argentina no quedarían más de 250 ejemplares y hay zonas donde ha desaparecido. Con planes de reintroducción y conservación estatales y privados están recuperando a este gran felino, conocido en guaraní como yaguareté.
Imagen: K. Spørring
Colibrí de Juan Fernández
Endémico de la isla Robinson Crusoe del archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico, este pequeño colibrí es una de las especies chilenas en peligro de extinción, junto con el huemul, el zorro de Darwin y el abejorro chileno. Entre las plantas, el toromiro, originario de Isla de Pascua, está extinto en estado natural. Organizaciones gubernamentales y privadas intentan reintroducirlo.
Imagen: CONAF-Chile
Ranita del Pehuenche
Este anfibio, endémico de Argentina, se localiza en los Andes Centrales de Argentina cerca del límite con Chile, en la zona de Mendoza. La construcción de carretreras y diques son una amenaza para esta rana, cuya población continúa decreciendo. Junto al venado de las pampas, el cardenal amarillo y el yaguareté (jaguar) es una de las especies amenzadas en estado crítico.
Imagen: W. Prado
Armadillo o quirquincho
También el armadillo, quien fuera la mascota del Mundial de fútbol de Brasil, se encuentra en una situación delicada en Sudamérica. Catalogado como vulnerable, es víctima de la caza y la venta ilegal. La destrucción del hábitat por la urbanización, la ganadería y la agricultura es otra de als causas de desaparición de especies animales.
Imagen: Imago/United Archives International
Oso de anteojos
En Colombia, Perú y Ecuador, la deforestación ha impactado al oso andino o de anteojos, la única especie de oso de Sudamérica y el mamífero más importante de los bosques andinos. Su presencia es cada vez más escasa. En el pasado fue víctima de los cazadores, lo que mermó sus poblaciones.
Imagen: Francisco Nieto/BIA Instituto Alexander von Humboldt
Rana gigante del Titicaca
En Perú y Bolivia, en las aguas del lago más alto del mundo, habita la rana gigante del Titicaca. Catalogada en riesgo crítico, la IUCN calcula que su población ha caído a menos del 80% en las últimas tres generaciones, debido a la degradación de su hábitat, contaminación y acción de especies invasoras. El año pasado, se encontraron miles de ranas muertas en un río que desemboca en el Titicaca.
Imagen: Arturo Muñoz
Cocodrilo del Orinoco
De acuerdo al listado de la IUCN, el 12% por ciento de las 13.835 especies de la región se encuentra en peligro de extinción, ya sea en estado vulnerable, en peligro o crítico. Entre los reptiles, uno de los más amenazados es el cocodrilo o caimán del Orinoco, que habita la cuenca de este río en Colombia y Venezuela. Se trata de una especie de gran tamaño, que sufrió estragos debido a la caza.
Imagen: Frei/Mehr
Tapir centroamericano
En Guatemala, el tapir está catalogado en peligro de extinción, al igual que en los países vecinos. En Nicaragua, la Global Wildlife Conservation (GWC) tiene su centro de operaciones con un proyecto destinado a la investigación y conservación de este mamífero. Otra especie en peligro crítico en Centroamérica es la salamandra.
Imagen: Imago/blickwinkel
Tortuga de Carey
En Nicaragua se observa una importante reducción de la población de la tortuga de carey, la que históricamente ha sido cazada debido a su bella caparazón. Actualmente, el país impulsa iniciativas de protección y recuperación de esta tortuga marina, como el Proyecto Carey en la Reserva Natural Padre Ramos, en el Pacífico nicaragüense.
Imagen: picture-alliance/Y.Tylle
Magnolias
No sólo especies animales estén en peligro de extinción en América Latina y el Caribe. En Colombia, varias especies de magnolias figuran en la lista de riesgo crítico. Aunque la amenaza de las especies animales suele ser más visibilizada, el daño a las especies vegetales no es menos importante y además trae consigo consecuencias para la fauna.
Imagen: Francisco Nieto/BIA Instituto Alexander von Humboldt
Coral de cuernos de alce
En el Caribe venezolano, hay algunas especies de coral en estado crítico de conservación. Una de ellas es el coral cuernos de alce, cuya población se ha reducido en más del 80% en los últimos 30 años, especialmente por efectos de enfermedades, el cambio climático y factores relaciones con el ser humano.