Campesino podría cambiar la historia de la defensa ambiental
Rosalia Romaniec
6 de diciembre de 2019
Hasta ahora, los ambientalistas han fracasado en sus demandas contra quienes dañan el medio ambiente. Pero el caso de un campesino peruano, que está siendo juzgado por un tribunal alemán, podría cambiar la situación.
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El caso del campesino peruano Saúl Luciano Lliuya en contra de la compañía energética alemana RWE muestra cómo la historia bíblica de David contra Goliat podría ser contada de nuevo en la era del cambio climático. La historia comenzó al margen de la Conferencia Climática de la ONU de 2014, cuando representantes de la organización ambientalista alemana Germanwatch viajaron de Lima a Huaraz, a 450 kilómetros de distancia, en los Andes peruanos, donde conocieron a personas que se sentían amenazadas por un lago glaciar.
Suerte del campesino, desgracia de la compañía
Saúl Luciano Lliuya lleva años observando cómo el aumento de las temperaturas está derritiendo el glaciar cercano. Si el lago que alimenta un día se desborda, amenazaría la vida de 120.000 personas, incluída la de Lliuya. El peruano ya ha invertido más de 6.000 euros en medidas de protección, pero no ha sido suficiente. En 2014 se encontró con los ambientalistas alemanes.
Con la ayuda de Germanwatch, Lliuya tomó contacto con una abogada alemana. "Respaldamos la demanda de Saúl Luciano Lliuya porque se trata de una demanda que podría sentar precedente y que va en pro del bien común", señala Roxana Baldrich, de la ONG alemana. Podría dirigirse contra muchas empresas que emiten CO2, pero, en este caso, apunta contra RWE: el gigante energético despide más de 100 millones de toneladas de CO2 al aire cada año y es el segundo emisor más grande de Europa. El hecho de que no opere en Perú es irrelevante.
La abogada de Hamburgo Roda Verheyen preparó la demanda contra la empresa con sede en Essen, basándose en el artículo 1004 del Código Civil alemán, destinado a proteger a los propietarios de terrenos contra perjuicios provocados por terceros. Se dice que hay norma similares en más de 50 países. Por lo tanto, si existe un precedente, podría aplicarse fácilmente en otros lugares. Pero la abogada fracasó en primera instancia.
Nueva jurisprudencia
Su cliente demanda que la empresa asuma el 0,47 por ciento de los costos de las medidas de protección de Huaraz, unos 17.000 euros. "Esta es la proporción de emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre de las que RWE ha sido responsable desde el comienzo de la industrialización", dice Roxana Baldrich de Germanwatch, remitiéndose al Estudio Carbon Majors, que sirve de base para la demanda.
Para el demandante, se trata de sentar un precedente. Pero eso es exactamente lo que RWE quiere evitar. "Incluso si le pagáramos este dinero, su problema no se resolvería", explica Guido Steffen, portavoz de RWE. Un acuerdo extrajudicial tampoco sería posible, porque "también sentaría un precedente".
Con el rechazo de la demanda en Essen, el caso parecía haber llegado a su fin. Pero la abogada hamburguesa apeló. Y en mayo de 2018 se produjo la sorpresa: el Tribunal Regional Superior de Hamm ordenó la obtención de pruebas después de una audiencia oral.
Eso fue más de lo que los activistas medioambientales esperaban. Por primera vez se declaró jurídicamente relevante una relación de causalidad de este tipo. "Así se hizo historia jurídica", dice Claudia Roth, militante de los "Verdes”, que se ha interesado por el "caso Huaraz".
Se exige protección legal a las víctimas del cambio climático
Su partido demanda un programa de 100.000 millones de euros para la protección del clima. Se trata de grandes inversiones en ferrocarriles y ciclovías, pero también de "desplazamiento y migración inducidos por el clima", explica Roth.
Los políticos son cada vez más conscientes de que las leyes deben adaptarse a la era del cambio climático. En 2018, un panel de científicos y abogados recomendó al Gobierno alemán dar protección legal a las personas que han sido perjudicadas por ese fenómeno. Argumentó que "las empresas que contribuyen al cambio climático a través de las emisiones pueden reclamar daños y perjuicios ante los tribunales si son obligadas por el Estado a cerrar sus plantas; por el contrario, los derechos jurídicos de los afectados por el daño climático a gran escala, a menudo gente pobre, (…) no están claros".
Ambientalistas bajo presión
Todavía no está claro si el gobierno peruano permitirá que el tribunal alemán recabe pruebas a nivel local, ni cuándo lo hará. Allí, un experto independiente tendría que llevar a cabo la evaluación científica. "Debe evaluar in situ si el riesgo de inundación para los habitantes, incluido Saúl Luciano Lliuya, ya es suficientemente alto", dice el científico Noah Walker-Crawford, de la Universidad Británica de Manchester.
Solo si eso se consigue comenzará la batallajurídica propiamente tal. El proceso exige un considerable esfuerzo financiero a los demandantes. Después de que el Tribunal Regional Superior de Hamm dispusiera la recopilación de pruebas in situ, hubo que transferir un anticipo de 100.000 euros al tribunal por concepto de peritajes y gastos de viaje a Perú. La cuenta la pagó la Fundación Zukunftsfähigkeit, que también carga con los honorarios de los abogados y que está estrechamente ligada a Germanwatch desde hace años.
¿Los cambios son cuestión de tiempo?
Para RWE está en juego algo más que una simple disputa legal. La empresa está llevando a cabo la mayor transformación en su historia: para el año 2040 buscar ser carbono neutral y actualmente está invirtiendo millones en campañas de imagen en todo el mundo.
Al mismo tiempo, rechaza cualquier corresponsabilidad en una amenaza a la subsistencia de los agricultores peruanos provocada por el cambio climático. Según la justificación, no existe ninguna disposición en la legislación vigente que establezca que "los emisores individuales sean responsables de procesos de origen e impacto global como el cambio climático".
El caso Huaraz será presentado en la conferencia climática de Madrid. Allí, abogados y expertos discutirán el alcance legal de las demandas.
(ee/er)
*Este artículo fue actualizado el viernes 6.12.2019. La versión previa contenía formulaciones que podían dar pie a equívocos.
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¿Cómo actuar para proteger el clima?
El próximo 20 de septiembre, el Gobierno alemán tiene previsto concretar su política climática para poder alcanzar sus objetivos de protección ambiental.
Imagen: DW/P. Große
Fenómenos climáticos extremos
En los últimos 50 años, los fenómenos climáticos extremos han aumentado a más del doble en Alemania. Pese a ello, el Gobierno alemán va con retraso respecto a sus objetivos de protección ambiental. El próximo 20 de septiembre, un "gabinete del clima" aprobará nuevas medidas para poder cumplir con el Plan de protección climática 2050" que se aprobó a finales de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Weigel
Causante del cambio climático
El efecto invernadero es provocado por gases que provienen mayoritariamente de la actividad humana, como el metano, el óxido de nitrógeno o el dióxido de carbono (CO2). Este último representa casi un 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2017 estas emisiones se han reducido en un cuarto, pero el objetivo para 2030 de una reducción del 55% sigue estando lejos.
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Seguir desarrollando las energías renovables
El plan de protección climática prevé que las emisiones del sector energético se reduzcan en hasta un 62% para 2030 respecto a 1990. ¿Cómo? A través de la consolidación de las energías renovables, de una mayor eficiencia energética y de la reducción de los combustibles fósiles.
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La industria, el segundo mayor pecador
La industria emite más del 20% de los gases de efecto invernadero alemanes, sobre todo en la producción de hierro y acero, de productos minerales (cemento) y de sustancias químicas. Dos tercios de las emisiones del sector provienen del uso de energía, el resto de los procesos de producción industrial. En los últimos 15 años la emisión de gases de efecto invernadero solo se ha reducido ligeramente.
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Planes para la industria
De aquí a 2030, la industria debería sumar no más de la mitad de las emisiones de 1990, de acuerdo con el plan de protección ambiental. Las empresas deberían emplear menos energía e invertir en procesos productivos más eficientes. El calor de escape también tendría que utilizarse mejor. La investigación es clave para dar con nuevas posibilidades de ahorro.
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Buenas razones para avergonzarse del tráfico
El tráfico es el origen de casi el 18% de los gases de efecto invernadero alemanes. En 2016, las emisiones absolutas de este sector estaban incluso por encima de las de 1990. Más del 60% de las emisiones provienen de los automóviles y en torno al 30%, de los vehículos de servicio.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Gollnow
Mejor evitar volar
El que piense que volar no es tan perjudicial, se equivoca. Además de las emisiones de CO2, la combustión de sustancias de queroseno, aerosoles y vapor de agua contribuye al efecto invernadero, pues a esa altura tardan mucho más en descomponerse que en tierra.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. May
La electromovilidad y otras ventanas al futuro
Para 2030 las emisiones del tráfico tienen que reducirse en aproximadamente un 40% respecto a 1990, ello a través de la digitalización y de vehículos con mayor eficiencia energética, así como de alternativas en la tracción y en los combustibles. Asimismo, deberían impulsarse los transportes de cercanía públicos, como el tren, el uso compartido de automóviles, la bicicleta o el ir a pie.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Spata
Calentar el planeta al calentar la casa
Los hogares emiten un 10% de los gases de efecto invernadero en Alemania. Desde 1990, estas emisiones se han reducir en más de un 30%. Si se tuvieran en cuenta las emisiones indirectas (como las provenientes de la producción de electricidad y calefacción para los hogares), el porcentaje de emisones conjuntas sería en realidad más del doble.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schlesinger
Potencial de ahorro en las viviendas
Para 2030 los hogares deberían haber reducido sus emisiones en dos tercios respecto a 1990. Las principales vías para lograr esto son la contrucción de nuevos edificios capaces de ahorrar energía, la renovación de edificios antiguos y el abandono progresivo de los sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles.
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También en el campo se contamina
La agricultura es responsable de casi el 8% de las emisiones. Sobre el problema aquí son el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), no tanto el CO2. Las vacas, al rumiar, producen estos gases, pero también vienen de los abonos y fertilizantes y de la ganadería. Por lo menos, desde 1990 estas emisiones se han reducido en un 20%.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Scholz
Algunas emisiones son inevitables...
De aquí a 2030 la agricultura debería emitir un tercio de gases de efecto invernadero menos que en 1990. muchas emisiones vienen de procesos naturales y no se pueden evitar por completo. Se pretende fomentar la agricultura biológica, que no hace uso de fertilizantes minerales o químicos, lo cual reduce las emisiones de CO2.
Imagen: picture-alliance/dpa
Un brindis (y a seguir trabajando)
Las emisiones de las empresas, el comercio y los servicios suponen un 4% del total y se han reducido desde 1990 en más de un 50%. Una gran parte de estas emisiones provienen de la calefacción (o el aire acondicionado) de los edificios. También a este respecto es necesario actuar.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Woitas
La basura como ejemplo
El porcentaje de emisiones procedentes del reciclaje, incluyendo el tratamiento de las aguas residuales, es muy pequeño, y pese a ello se han logrado avances: desde 1990 las emisiones han caído tres cuartos, la disminución más fuerte de todos los sectores. En el futuro debería reciclarse más y los residuos deberían utilizarse de forma más efectiva para la producción de electricidad y calefacción.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Wolf
Los bosques como almacenes de CO2
En los bosques se almacena el CO2. En 2016 se redujeron las emisiones totales por esta vía en 14,5 millones de toneladas. Pero la agricultura y la silvicultura intensivas liberan el CO2 almacenado. A día de hoy, las tierras alemanas almacenan solo la mitad de los gases de efecto invernadero que en 1990.