Cancelan prueba contra coronavirus en Brasil tras 11 muertes
15 de abril de 2020
Pacientes de COVID-19 hospitalizados en Manaus recibieron una dosis alta de cloroquina y luego presentaron latidos cardíacos irregulares. Después de la muerte de 11 de ellos, la prueba fue interrumpida.
Publicidad
Científicos brasileños suspendieron la primera parte de un estudio sobre el posible uso de difosofato de cloroquina como posible instrumento para el tratamiento contra las infecciones por coronavirus Sars-Cov-2. El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, han mostrado entusiasmo por el posible uso de hidroxicloroquina, sustancia similar a la cloroquina usada en el tratamiento contra la malaria, como posible remedio contra Sars-Cov-2.
La investigación en Brasil se canceló después de que 11 pacientes con el nuevo coronavirus que recibieron una dosis alta de cloroquina murieron al sexto día de tratamiento, según The New York Times.
Parte de los 81 pacientes con COVID-19 que estaban siendo evaluados en Manaus presentaron luego un latido cardíaco irregular, lo que aumentó el riesgo de desarrollar una arritmia cardíaca mortal. Después de la muerte de 11 de ellos, la parte del estudio que involucraba altas dosis de cloroquina se canceló por adelantado.
Aproximadamente la mitad de las personas a las que se administraba cloroquina recibirían una dosis de 450 mg dos veces al día, durante cinco días. El resto de los pacientes debían recibir una dosis más alta de la droga, 600 mg, durante diez días. Luego de tres días, los investigadores comenzaron a notar arritmia cardíaca en una cuarta parte de los pacientes que recibieron la dosis más alta.
En un correo electrónico enviado a The New York Times el domingo pasado, uno de los autores del estudio, Marcus Lacerda, dijo que la investigación brasileña mostró que una dosis alta que se usa en China "es muy tóxica y mata a más pacientes". En febrero, la Comisión de Salud de la provincia de Guangdong, China, había recomendado inicialmente una dosis de 500 mg, dos veces al día, durante diez días.
Los autores también dijeron que "se necesitan con urgencia estudios adicionales sobre el uso de cloroquina en las primeras etapas de COVID-19", y recomendaron que no se administre una dosis alta a pacientes críticos.
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |
Cuarentena global: la vida en los balcones
Los toques de queda en muchas partes del mundo debidos a la pandemia del coronavirus han reanimado la vida en los balcones. En algunos casos con efectos bastante curiosos.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
¿Sala de concierto? Innecesario
Davor Krmpotic no tiene que tocar en una sala de concierto para llegar a miles de personas con su saxofón. Desde su balcón su música resuena sobre la ciudad portuaria croata de Rijeka con sus casi 130.000 habitantes. Su saxofón suena todos los días. Solo los ignorantes desearían que Krmpotic tuviese un piso en el sótano.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
Balcón simple, música alegre
La música en vivo no solo suena en Rijeka desde el balcón. A los miembros del Orquesta Barroca de Friburgo no les molesta los trastos a su alrededor. Tocando la "Oda a la alegría", de Ludwig van Beethoven, participaron en un "flash mob" de música en toda Alemania. Los conciertos de balcón en Italia sirvieron de modelo.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
Peligro mortal para los que no tienen un balcón
También en Bélgica, el Gobierno ha pedido a la gente que se quede en casa. ¿Y qué hace la gente que no tiene un balcón y aun así quiere tomar un poco de aire fresco? Siéntate en el alfeizar. Un movimiento equivocado y el virus sería la menor de tus preocupaciones.
Imagen: Reuters/J. Geron
¿El balcón como refugio? Mejor no.
Balcones del crucero "Spectrum of the Seas". El crucero partió de Alemania por primera vez hace un año. Ahora se encuentra en Australia, pero sin pasajeros. Son miembros de la tripulación que ahora disfrutan la vista hacia el puerto de Sydney desde los balcones.
Imagen: Getty Images/C. Spencer
Gran balcón, gran vista
Parece la última escena de una película de Hollywood, pero es una mujer pasando el rato en Katmandú. En la capital de Nepal hay un toque de queda desde hace dos semanas. Pero en lo alto se debería estar a salvo del virus.
Imagen: Imago Images/Zuma/P. Ranabhat
¿Cortar el pelo? ¡Adelante!
En Hula, en el sur del Líbano, un balcón se transforma en una peluquería. Parece ser una solución muy práctica: el pelo cortado simplemente se va con el viento.
Imagen: Reuters/A. Taher
¿Conseguir comida? ¡Ningún problema!
La necesidad es la madre de la invención. Este buen hombre en Marsella no debe salir de su apartamento. Los vecinos han llenado una bolsa con alimentos para él. Ahora la sube con paños anudados.
Imagen: Getty Images/AFP/A.-C. Poujoulat
¿Ejercicios? ¡Claro que sí!
Sebastian Manko es un entrenador personal en Burdeos. Para asegurar que los residentes de esta casa de retiro en la ciudad francesa se mantengan en forma durante la pandemia, Manko ejercita con ellos. Eso sí, desde una distancia segura de ellos, quienes están particularmente en riesgo en la pandemia.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Tucat
¿Deportes competitivos? ¡También son posibles!
Hans-Peter Durst es un atleta de alto nivel. Ganó dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Desde un accidente de tráfico hace 26 años su sentido del equilibrio se ha visto perturbado. Su campo de visión está restringido y su capacidad de reacción es reducida. Pero con el triciclo todo eso no es un problema. Durst sigue entrenándose, en su gran balcón.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Fassbender
El tamaño importa
Este balcón en Mónaco ofrece un poco más espacio. Se extiende por dos pisos del Tour Odeón e incluso tiene una piscina con tobogán. Perfecto para pasar una cuarentena. Pero no es un placer barato: el balcón y el piso que lo acompaña cuestan alrededor de 300 millones de euros.
Humor negro en tiempos del coronavirus: mientras otros se tienen que quedar en sus cuartos, en Fráncfort del Óder un esqueleto tiene el balcón para sí solo.