La cantidad de gases de efecto invernadero presente en la atmósfera alcanzó un nuevo máximo en 2014, advirtió este lunes (09.11.2015) la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) en un informe.
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En 2014, la concentración atmosférica de CO2 -principal gas de efecto invernadero de larga duración- alcanzó 397,7 partes por millón (ppm). En ese mismo año, en el hemisferio norte, las concentraciones de CO2 sobrepasaron el valor simbólico de 400 ppm en primavera, época en la que el CO2 es más abundante.
El estudio también pone de relieve la interacción entre los niveles crecientes de dióxido de carbono y de vapor de agua, dado que el aumento de las temperaturas en la superficie causada por el CO2 provoca a su vez un aumento de los niveles globales de vapor de agua, lo que incrementa todavía más el efecto invernadero.
Este estudio sobre los gases de efecto invernadero informa de las concentraciones atmosféricas -y no de las emisiones- de esos gases. Se entiende por emisión la cantidad de gas que va a la atmósfera y por concentración la cantidad que queda en la atmósfera después de las complejas interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biósfera, la criósfera y los océanos.
Aproximadamente, un cuarto de las emisiones totales de CO2 son absorbidas por el océano y otro cuarto por la biósfera. El nivel de aproximadamente 278 ppm de CO2 concentrado en la atmósfera en la era preindustrial representaba un equilibrio entre la atmósfera, los océanos y la biosfera.
“Efectos del CO2 perdurarán siglos”
Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han alterado el equilibrio natural y en 2014 la concentración media mundial de CO2 alcanzó el 143 por ciento de la media en la era preindustrial, siendo de 397,7 ppm.
El estudio alerta además de que "lo más probable es que el promedio mundial anual supere las 400 ppm en 2016". El informe recuerda que el dióxido de carbono "es una amenaza invisible pero muy real", que trae consigo unas temperaturas mundiales más altas, un mayor número de fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, sequía, etc.) la fusión del hielo, el aumento del nivel del mar y el incremento de la acidez de los océanos.
Asimismo, el texto alerta de que las emisiones actuales tendrán un efecto que perdurará siglos.
VT (efe, dlf)
¡Lo que el carbón se llevó!
La explotación de carbón transforma dramáticamente los paisajes en Alemania.
Imagen: DW/K. Jäger
Rompiendo el corazón de la naturaleza
Gigantes excavadoras de rueda, de 240 metros de largo y unos 100 metros de alto, se abren paso a través de la tierra fértil para sacar el controvertido carbón mineral o lignito, utilizado para calmar la sed de energía de un país industrializado como Alemania.
Imagen: DW/K. Jäger
Obra en movimiento
El lignito es almacenado a cielo abierto en capas, como aquí en Hambach, por debajo de 400 metros de grava, arena y arcilla. Luego es transportado en cintas a las centrales eléctricas cercanas para generar electricidad. En el fondo, vemos una zona de recuperación del paisaje. Esta región renana produce el 13 por ciento de la electricidad de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Becker
Mucha energía perdida
Vertedero de cenizas de la central eléctrica de lignito Weisweiler. Las centrales eléctricas de carbón solo alcanzan una eficiencia del 45 por ciento. El 55 por ciento de la energía se pierde durante la combustión. Expertos critican el mal balance de gases de efecto invernadero y las altas emisiones contaminantes de dióxido de carbono.
Imagen: DW/K. Jäger
Más contaminación, más empleos
Según datos de RWE, dicha empresa eléctrica da empleo a 11.000 trabajadores en esta zona minera de Renania. La industria del lignito en Alemania cuenta con unos 21.400 empleados.
Imagen: Imago/H.-G. Oed
Lo que quedó del pueblo...
Lohn, en cercanías de Eschweiler, fue dragado totalmente. Los 690 habitantes tuvieron que abandonar sus hogares debido a la explotación de lignito. Ellos fueron trasladados a unos pocos kilómetros de distancia a Nueva Lohn, un pueblo construido para los habitantes que perdieron su terruño.
Imagen: DW/K. Jäger
En defensa de la naturaleza y el medio ambiente
Ambientalistas exigen terminar gradualmente con la explotación de carbón mineral que se traga el paisaje y acelera la producción de gases invernadero. Pero RWE tiene una licencia para explotar lignito en la zona renana hasta el año 2045.
Imagen: Greenpeace/Clémentine Senicourt
Buscando recuperar los cultivos
Las tierras cultivables destruidas por la minería a cielo abierto son, en algunos casos, recuperadas con nuevas plantaciones. Tras un período de preparación de siete años RWE siembra allí plantas pioneras como la alfalfa. Estas plantas aflojan el suelo y lo enriquecen con nitrógeno.