París vive este viernes (13.09.2019) una jornada de caos circulatorio con cientos de miles de personas afectadas que han tenido que modificar sus modos de desplazamiento por un paro masivo del transporte urbano contra la reforma de las pensiones.
Desde primera hora de la mañana, las consecuencias del paro de la RATP, la entidad del transporte metropolitano, eran evidentes en las calles, atestadas de coches y de viandantes, y en las autopistas de acceso, donde antes de las 8.00 hora local (6.00 GMT) ya se acumulaban 285 kilómetros de atascos, según el organismo oficial Biston Futé.
Diez líneas de metro están completamente paralizadas, cuatro funcionan muy parcialmente durante las horas punta y solo circulan normalmente las dos automatizadas pero con una afluencia muy superior a la habitual. En los trenes de cercanías, las dos principales líneas (RER A y RER B, esta última el principal acceso a los dos aeropuertos de la capital) tienen un servicio muy limitado.
La situación es similar con los autobuses, ya que sólo salen de sus garajes una tercera parte, y con los tranvías. Muchas personas han optado por un plan B, como realizar trayectos a pie, en bicicleta o en patinete, el teletrabajo o pedir un día libre.
El paro, convocado por los sindicatos representativos de la RATP, es la primera gran protesta tras la vuelta de las vacaciones de verano contra la reforma de las pensiones que promueve el Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, y cuyo eje principal es crear un sistema por puntos y unificar la cuarentena de regímenes que existen en la actualidad.
Eso concierne directamente a los empleados de la RATP, que tienen un régimen especial muy ventajoso que les permite jubilarse entre los 51 y los 62 años, con una pensión calculada únicamente sobre los seis últimos meses de su carrera.
Solidaires, una de las centrales, explicó en un comunicado que defienden ese régimen especial porque lo consideran la "base de un contrato social construido para crear un cierto equilibrio frente a las obligaciones vinculadas a sus misiones de servicio público". La de este viernes abre una larga serie de movilizaciones ya programadas contra la reforma de las pensiones.
El próximo lunes están convocados a un paro colectivos como médicos, enfermeras, fisioterapeutas, pilotos de línea o personal de cabina de los aviones. El jueves se ha previsto otra en la eléctrica estatal EDF; el sábado 21 el sindicato Fuerza Obrera ha organizado una manifestación nacional en París; tres días después serán la Confederación General del Trabajo, Solidaires y SUD-Rail los que desfilarán por todo el país.
El primer ministro, Édouard Philippe, se esforzó este jueves en subrayar que desde este mes de septiembre y hasta finales de año se abre una ronda de consultas ciudadanas, en paralelo a las conversaciones con los sindicatos y la patronal, para discutir de temas como la edad de la jubilación, la duración de las cotizaciones y la transición entre el actual y el próximo sistema de pensiones. Philippe dijo que el futuro proyecto de ley de reforma de las pensiones, que no estará plenamente vigente hasta 2040, se votará en la Asamblea Nacional "de aquí al próximo verano". (EFE)
Los nefastos efectos de los atascos de tráfico
Los atascos de tráfico no solo afectan a los conductores, sino también a la salud de los habitantes, a la economía y al medio ambiente. Aquí abordamos algunas de las consecuencias de los atascos.
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Los nervios a prueba
Los atascos son la pesadilla de cualquier conductor. Son minutos interminables que pueden llegar a convertirse en horas. Cuando nadie avanza, un corto viaje se convierte en una odisea que parece no terminar. Las largas colas no solo son molestas para los pasajeros. También tienen consecuencias a largo plazo.
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Aumento de las emisiones de CO2
En términos de consumo, apagar el motor se amortiza después de 20 segundos de reposo. Una hora circulando a la vuelta de la rueda cuesta un litro de combustible, dice TÜV Süd. Con este aumento del consumo de combustible se emite también más CO2 a la atmosfera con las consiguientes consecuencias para el efecto invernadero.
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Capital alemana de los atascos
Según la asociación de automovilistas ADAC, en 2018 hubo en Alemania un total de 745.000 atascos. Aproximadamente un tres por ciento más que el año anterior. Según las cifras del fabricante de GPS TOMTOM, Colonia fue la ciudad con mayor número de atascos (imagen). En promedio, los traslados duraron un tercio más de lo acostumbrado debido a los atascos.
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Tráfico de infarto en L.A. y Moscú
El fabricante de GPS INRIX calculó el tráfico con una escala diferente y concluyó que Múnich era la capital del atasco en Alemania. Allí los conductores pasan de promedio 51 horas en un atasco. En otras ciudades, la situación es mucho peor. Según la empresa, Los Ángeles es la peor ciudad del mundo (102 horas al año), seguida de Moscú y Nueva York (91 horas).
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Desafío a la paciencia
Si está atrapado en un atasco, también tendrá que hacer frente a problemas de salud. El cuerpo libera hormonas de estrés y, si el sistema inmunitario está estresado, aumenta la presión sanguínea. Los que son víctimas de atascos diariamente pueden incluso desarrollar un síndrome de agotamiento.
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Miles de millones en daños económicos
INRIX calculó que los costos inducidos por los atascos en 2017 fueron de unos 80.000 millones de euros en Alemania. Si la mercancía no llega a tiempo, se consume más combustible. La congestión del tráfico “amenaza el crecimiento económico y afecta a la calidad de vida”, dice el Dr. Graham Cookson, economista jefe de INRIX.
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Compartir el viaje no es solución
¿Sería posible reducir el tráfico con aplicaciones como Ride-share o Uber? Se pensaba que si fuese posible conseguir fácilmente un coche para un determinado trayecto, muchos dejarían su automóvil en casa. Pero el investigador Bruce Schaller descubrió que en las ciudades de Estados Unidos sucedía todo lo contario. La gente cambiaba del metro o la bicicleta a Uber, pero no de su propio auto.
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No solo un factor de contaminación
En Kabul, capital de Afganistán, también hay un gran problema con el tráfico. Pero ese no es el único origen de la contaminación del aire, que alcanza cotas que amenazan la salud. En invierno, sus habitantes queman carbón, neumáticos y basuras para entrar en calor. También hay generadores diésel y muchos autos. Así se origina un Smog que la organización ecologista NEPA califica como “mortal”.