El diálogo entre el opositor Henrique Capriles y el gobierno causa polémica en Venezuela. Johann Ramírez augura un descalabro para la oposición.
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Turquía habla de "diálogo”. El líder opositor Juan Guaidó lo condena. Henrique Capriles, quien habría conversado con Ankara, niega que haya negociaciones en curso. Asistimos a un nuevo tango en Caracas, y me arriesgo a anticipar que éste, como todos los anteriores, terminará con un estruendoso descalabro para la oposición, y una nueva victoria para Nicolás Maduro. Primero, porque los autoritarismos no saben conversar; segundo, porque en esta ocasión emerge Turquía, un cuestionable mediador; tercero, porque este nuevo escenario difícilmente contará con el respaldo consensuado de la comunidad internacional, pero sobre todo carecerá del concierto de los partidos, y, más aún, de la confianza popular, un elemento fundamental para legitimar cualquier movimiento político. Vayamos por partes...
Los últimos veinte años en Venezuela exhiben un historial inequívoco en relación a los "diálogos” mantenidos entre el chavismo y la oposición, y que pueden resumirse en tres palabras: fracaso tras fracaso. Si contamos solo los ocurridos bajo la administración de Nicolás Maduro, desde 2014 ya van cinco "diálogos” infructuosos. El chavismo ha demostrado una capacidad excepcional para utilizar a su favor las instituciones democráticas, las instancias internacionales y las reglas del juego político. Y cada vez que se ha sentado a conversar en una mesa, ha sido para ganar tiempo, para apaciguar coyunturas sociales y olas de protestas imposibles, o para darse un falso tinte democrático. Los autoritarismos únicamente negocian cuando saben que van a ganar.
Pero anticipar que esta nueva iniciativa vaya a naufragar no es una conclusión probabilística, sino un mero asunto de lógica: hasta ahora, y en diferentes ocasiones, las partes han contado con la mediación o acompañamiento de Colombia, Ecuador, Brasil, UNASUR, República Dominicana, México, Chile, Canadá, Noruega y el Vaticano. Y aún así han fracasado. Pero ahora emerge Turquía. Un país aliado de Caracas desde los tiempos en que Chávez estaba en el poder. Un gobierno criticado también por sus prácticas autoritarias, sus métodos de persecución política y su control de los poderes públicos. ¿Qué podría entonces aportar Erdogan en una crisis que busca desesperadamente una transición pacífica, plural y democrática?
Precisamente la presencia de ese actor pondrá en juego el consenso internacional. En el contexto geopolítico actual, en el que Estados Unidos asume un rol fundamental en la crisis venezolana, ¿respaldará Washington una iniciativa impulsada por Ankara? Es una posibilidad que parece bastante irrealista. Y puertas adentro, esta propuesta saca de las catacumbas a Henrique Capriles, un personaje cuestionado dentro de las filas opositoras, cuyo papel ha permanecido tras bastidores desde la aparición de Juan Guaidó. Capriles, luego de las elecciones que llevaron al poder a Maduro en 2013, fue acusado de no ejercer suficiente presión y de no presentar las pruebas del fraude que él mismo denunciaba. Su credibilidad se ha visto muy afectada desde entonces. ¿Apoyará la población opositora su liderazgo en esta coyuntura? El país está tan necesitado de soluciones, que seguramente una fracción lo hará, con lo cual la oposición seguirá dividiéndose.
A tres meses de unas controvertidas elecciones parlamentarias convocadas por Maduro, esta nueva disputa en el seno de la oposición no llegará a ningún lado, diluyéndose en el tiempo y haciéndole con ello un generoso favor al régimen chavista.
Naturaleza amenazada en Venezuela
Ante la magnitud de la crisis humanitaria que vive Venezuela, los efectos sobre la biodiversidad han sido invisibilizados o ignorados. Científicos alertan sobre el daño a la flora y fauna del país.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Antiguo reducto de biodiversidad
Venezuela posee una rica diversidad que hoy está amenazada de diferentes formas. La crisis económica del país ha intensificado la presión sobre los recursos naturales, con riesgo para los hábitats, las especies de flora y fauna y, a la larga, también para el ser humano.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Delfines perseguidos
La necesidad ha llevado a los venezolanos a buscar nuevas fuentes de ingreso y alimento. Aunque su captura y consumo están prohibidos, el delfín es cazado para la venta y consumo. También el que se enreda en las mallas de pesca es aprovechado. En el lago Maracaibo se registran cada vez más muertes de la especie Sotalia guianensis, uno de los delfines más pequeños del mundo.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Víctima de las redes
Esta tonina fue hallada flotando en el lago de Maracaibo sin su aleta caudal, la que fue removida con un cuchillo. Los biólogos que la encontraron presumen que el animal se enredó en una red y, al no poder aprovecharlo, cortaron su cola para liberarlo. Como este ejemplar, muchos caen en las mallas que los pescadores que, con la crisis, intensifican sus tareas.
Imagen: María Puerto
Los últimos manatíes
El manatí está en la Lista Roja de la IUCN como especie severamente amenazada. Ha sido cazado por largo tiempo y su captura se ha intensificado en los últimos años, a medida que la crisis se ha vuelto más severa. Los lugareños recurren a su carne como fuente proteica y para la venta.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
El mercado de las mascotas
Las nutrias, como la neotropical (foto), son muy codiciadas como mascotas. La venta de uno de estos animalitos puede reportar fácilmente el equivalente a un sueldo. La nutria gigante o perro de agua está calificado en peligro de extinción por la IUCN. Diferentes especies de aves silvestres también son cazadas y traficadas en el mercado ilegal.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Falta de control y vigilancia
Bajos recursos, falta de medios, escasez de personal. Los parques y reservas no son vigilados y protegidos como corresponde, según relatan investigadores. En sus salidas a terreno comprueban la impunidad con que se comenten delitos ambientales.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Investigación restringida
La falta de recursos afecta también a proyectos de estudio. Muchos científicos han abandonado el país y los que quedan no cuentan con medios para salir a terreno o realizar sus investigaciones. Los datos sobre el estado de conservación de la fauna y flora venezolana están desactualizados o incompletos. Así también es difícil promover planes de protección.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Pobreza y sobreexplotación
“La presión económica se exacerba en las zonas costeras de Venezuela, que son muy deprimidas, sobreexplotadas y viven de la pesca. El pescado se vende muy barato y muchas veces tampoco quieren consumirlo, buscan otra fuente proteica”, dice la bióloga Yurasi Briceño, del programa de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Urge proteger a las especies
Existen 24 especies de delfines y ballenas en Venezuela, y en todo el país actualmente sólo hay seis personas trabajando en ellas, de las cuales dos no tienen financiamiento para ir al campo, dice Yurasi Briceño: “Esto es extremadamente peligroso para la biodiversidad. Necesitamos con urgencia datos oficiales para hacer un informe para proteger estas especies. Mientras tanto, la cacería continúa”.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Especies vulnerables
Un amplio espectro de especies están amenazados por la caza, el tráfico, la contaminación o la reducción de sus hábitats. El caimán del Orinoco está catalogado en peligro crítico, de acuerdo con la lista roja de la IUCN.
Imagen: Federico Mosquera Guerra/Fundación Omacha
Derrames petroleros
“En el lago de Maracaibo, área de extracción petrolera desde 1920, en los últimos 10 años no se ha vuelto a hacer revisión a las miles de torres petroleras. Durante todas mis salidas en embarcación, desde el 2015, siempre he encontrado derrames petroleros. Son diarios, constantes y algunos de magnitudes muy significativas”, denuncia la bióloga Yurasi Briceño. Para muestra, esta foto.
Imagen: Olga Herrera
Minería y contaminación
Preocupan también las descargas en el medio ambiente de contaminantes de la minería, como el mercurio. “El drama es que es un enemigo invisible, los síntomas aparecen después de años de acumularlo y puede producir enfermedades graves. Es urgente evaluar las concentraciones de mercurio en Venezuela”, afirma Fernando Trujillo, biólogo y director científico de Fundación Omacha.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Optimismo ante todo
Los investigadores en Venezuela se las arreglan con los medios que tienen y hacen su mayor esfuerzo por evitar o disminuir en parte la tragedia. “Si no tenemos aceite para salir en la lancha o es peligroso, hacemos campañas educativas para que los pescadores conozcan la fauna y las leyes, y sepan cómo puede repercutir la cacería de estos animales”, dice la bióloga Yurasi Briceño.