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Veteranos de la Bundeswehr consternados tras caída de Kunduz

10 de agosto de 2021

Las imágenes de combatientes talibanes invadiendo Kunduz en Afganistán causaron ira, dolor e impotencia entre los veteranos alemanes que lucharon por liberar esa ciudad. Muchos temen por los afganos que los ayudaron.

Afghanistan Bundeswehr-Soldaten im Camp Pamir in Kunduz
Imagen: Tim Röhn/Imago Images

La captura de Kunduz por los talibanes es un golpe psicológico devastador para muchos soldados de la Bundeswehr, según los veteranos de la misión de Alemania en Afganistán, que duró dos décadas.

"Desencadenó un terremoto en las emociones de los veteranos", dijo a DW Wolf Gregis, un exsoldado, ahora autor y profesor de Pedagogía en la Universidad de Rostock. "Ningún otro lugar está tan asociado al número de muertos que sufrió el Ejército alemán como el propio Kunduz".

Fue en la provincia de Kunduz donde la Bundeswehr sufrió el mayor número de víctimas y donde se produjeron las imágenes conocidas de la guerra de Afganistán para el público alemán. "Este es el lugar donde los soldados alemanes aprendieron por primera vez a gran escala lo que significaba luchar y morir en una guerra asimétrica y lo feo que es", señaló Gregis, cuyo nombre real prefiere mantener en reserva.

El 'año más sangriento' en la historia de la Bundeswehr

Aunque inicialmente se consideró una de las provincias más seguras de Afganistán, en la que Alemania podía tomar el mando de uno de los Equipos de Reconstrucción Provincial de la alianza de la OTAN y ayudar a construir nueva infraestructura, los combates se intensificaron en la región a partir de 2006. Fue Kunduz, según Gregis, la que puso a prueba el propósito de la misión de Alemania en Afganistán.

Los talibanes llegan a la provincia de Kunduz.Imagen: Abdullah Sahil/AP/picture alliance

Varios hechos sangrientos ocurrieron en la provincia: en septiembre de 2009, un oficial alemán ordenó un ataque aéreo estadounidense contra un camión petrolero que dejó más de cien civiles muertos, lo que provocó un escándalo que finalmente le costó el puesto al entonces ministro de Defensa Franz Josef Jung. Un año después, los soldados alemanes se veían cada vez más envueltos en tiroteos con los talibanes, especialmente cuando una patrulla fue emboscada, en abril de 2010. Tres soldados murieron y otros ocho resultaron heridos, pero un helicóptero estadounidense les salvó la vida.

Eso marcó el inicio de lo que la Bundeswehr ha descrito como el "año más sangriento de su historia". Las tropas alemanas estuvieron estacionadas en la provincia de Kunduz de 2003 a 2013, pero, en total, la cifra de soldados alemanes que perdieron la vida en Afganistán durante la misión de dos décadas es de 59.

Las imágenes de los combatientes talibanes invadiendo la ciudad, el fin de semana pasado, ha dejado a muchos veteranos alemanes consternados y enojados. "Es difícil de describir", afirma Andreas Eggert, quien terminó la última de sus tres giras en Afganistán en 2013, y ahora es presidente regional de la Asociación de Veteranos Alemanes (BDV). "Muchas cosas pasan por mi cabeza. Por un lado el dolor; por otro lado la ira", confiesa en entrevista con DW.

La ira, para alguien que conoció a soldados alemanes que perdieron la vida, tiene varios motivos. "Es ira contra los talibanes, que quieren obligar a la gente de allí a volver a estar bajo su yugo. Pero también estoy enojado por la decisión del gobierno alemán y el Ministerio de Defensa. Este daño era tan predecible...", dice Eggert.

Impotencia, dolor y rabia

"Me siento extremadamente mal", explica a DW Johannes Clair, un excabo de la Bundeswehr que publicó un libro sobre su misión de siete meses en Kunduz, de 2010 a 2011. "Dejamos sangre, sudor y lágrimas allí, nuestros compañeros fueron asesinados allí. Y esto se podía predecir. En 2014, cuando se retiraron las tropas de combate, estaba claro que las fuerzas afganas no iban a poder controlar la situación por sí mismas", recuerda.

"Lo otro es que, mientras todos estamos de regreso y en casa, los afganos están en peligro de muerte, especialmente aquellos que cooperaron con Occidente. Eso empeora las cosas aún más. Ahora estoy sentado aquí y no puedo hacer nada al respecto", lamenta Clair.

Al mismo tiempo, Johannes Clair cree que la retirada final de las tropas occidentales este año fue inevitable y lógica, porque toda la misión se había convertido simplemente en lo que él llamó una "misión de coartada poco entusiasta. Por eso estoy enfadado, porque aunque los problemas fundamentales de Afganistán se conocen desde hace tiempo, incluso en 2010, cuando yo estaba allí, nunca se abordaron adecuadamente", concluye.

Andreas Eggert, por su parte, subraya que la comunidad internacional haría bien en mantenerse comprometida con el mantenimiento de la seguridad en Afganistán. "Creo que en unos años estaremos de regreso para empezar de nuevo a construir un país destruido", dijo.

La base de Kunduz de la Bundeswehr fue entregada al gobierno afgano en 2013, cuando las fuerzas alemanas se retiraron a un nuevo cuartel general en Mazar-e Sharif, más al oeste.

Alemania retiró sus últimas tropas de Afganistán a finales de junio de este año.

(ct/cp)

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