Caravana en Ciudad de México reanudará travesía hacia EE.UU.
9 de noviembre de 2018
Los más de 5.000 migrantes optaron por abandonar la capital mexicana "a pie o en autobús" luego de cumplir una estancia de cinco días.
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La caravana migrante que durante estos días se reagrupó en Ciudad de México saldrá de esta ciudad el viernes a las 05.00 horas locales (11.00 GMT) con destino al estado de Querétaro, centro del país, según informaron hoy (08.11.2018) en una asamblea.
En una votación a mano alzada, los más de 5.000 migrantes optaron por abandonar la capital mexicana "a pie o en autobús" luego de cumplir una estancia de cinco días. "Con buses o sin buses mañana nos vamos, no nacimos en bus, no nacimos en transporte", expresaron durante la asamblea.
"Va haber buses y si no, nos vamos a pie, si no se confirma eso (autobuses) en dos horas, mañana salimos porque nadie se quiere quedar aquí", añadieron. Reunidos en el campo de fútbol de un complejo deportivo, al oriente de la capital que sirvió como albergue, los migrantes tenían un ánimo festivo y algunos querían caminar desde la media noche de hoy.
Todo el tiempo la consulta fue popular y las decisiones se tomaron por votación mayoritaria. "¿Nos vamos?", preguntaban a la multitud y ésta contestaba: "¡Si!" y nuevamente la pregunta: "¿Nos quedamos?" y la respuesta general era "¡No!".
Requieren 150 buses
Este jueves miembros de la caravana exigieron ante la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos que se les proporcionarán autobuses para llegar de forma segura a la frontera con Estados Unidos.
Un grupo de los 5.000 migrantes realizaron un recorrido de unos 13 kilómetros hasta llegar a las instalaciones de la ONU-DH, en la acomodada colonia Polanco. Encabezados por el periodista hondureño Milton Benítez, pidieron 150 autobuses para poder continuar por el territorio mexicano el camino que iniciaron el 13 de octubre en San Pedro Sula.
Estos vehículos "pueden evitar muertes", señaló Benítez, quien apuntó que no deben repetirse tragedias como la ocurrida en 2011 en San Fernando, en el nororiental estado de Tamaulipas, cuando 72 migrantes fueron asesinados presuntamente a manos del grupo criminal Los Zetas.
Buen ambiente pese a situación
En la asamblea señalaron que la ONU quedó en resolver el tema de los autobuses la noche del jueves y hasta se dieron tiempo para hacer bromas sobre la comida mexicana.
"¿Cuantos quieren quedarse a comer tortas (emparedados elaborados a base de pan y muy populares en México) para siempre?", preguntó uno de los voceros a los miles de centroamericanos y a coro le respondieron "¡Nadie!".
La mayoría optó por continuar su ruta para llegar a la ciudad de Tijuana, frontera con Estados Unidos y reiniciar su peregrinación el viernes a las 5 de la mañana con próxima escala en la ciudad de Querétaro. "La ruta segura es por Tijuana, muchos quieren irse por otro lado pero son los que viajan solos", dijo al micrófono una hondureña.
"Recuerden que debemos caminar todos juntos, no estamos en nuestros país y caminando juntos vamos a llegar a nuestro destino. Llegando a la caseta empezamos a pedir `jalones`", agregó.
CT (EFE, dpa)
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¿Por qué huir de Honduras?
Ante la ola de personas que emigran en busca de un futuro mejor, cabe preguntarse el porqué de esa difícil decisión. A continuación, algunas imágenes que narran el contexto en el que viven miles de hondureños.
Imagen: DW/Aitor Saez
Periferia de Tegucigalpa
Según datos oficiales, el año pasado se registraron 588 asesinatos en la capital hondureña. Es decir, que la tasa de homicidios cayó a 85,09 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En un año Tegucigalpa pasó del cuarto puesto al 36 de las ciudades más peligrosas del mundo.
Imagen: DW/Aitor Saez
Patrullaje
Una camioneta de la policía patrulla las calles de la colonia 28 de marzo, "La 28", es uno de los diez barrios más peligrosos de Tegucigalpa. El crimen se ha reducido en esta zona gracias a la iniciativa de "Policía Comunitaria", que consiste en realizar actividades recreativas con los vecinos en lugar de hacer uso de la fuerza.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Casas locas"
Varios agentes acceden a una "casa loca", nombre con que se conoce a las viviendas que las Maras utilizan para torturar y ejecutar a sus víctimas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Lucha contra la corrupción policial
Otra de las claves de la disminución de la violencia fue la depuración de la Policía. Se separó del cuerpo policial a 4.500 agentes sospechosos de estar involucrados con el crimen organizado.
Imagen: DW/Aitor Saez
Persecución a la extorsión
Las maras han transformado sus actividades criminales: del asalto y el secuestro al narcomenudeo y la extorsión. La Policía ha centrado esfuerzos en perseguir este último delito, que considera origen de otras formas de violencia. Algunas ONG, sin embargo, denuncian detenciones arbitrarias.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Mara o muerte"
José, exmiembro de la Mara 18, borró de su cuerpo el tatuaje de la pandilla, pero no las secuelas por haber asesinado a ocho personas. Tras el asesinato de su hermano, se metió a la pandilla como única solución para proteger a su familia. Ahora quieren matarlo los familiares de sus víctimas, bandas rivales y su expandilla, castigo que aplican a aquellos que abandonan a “la familia”.
Imagen: DW/Aitor Saez
Refugio de expandilleros
Unos 80 expandilleros se esconden en el Proyecto Victoria, una de las pocas iniciativas de reinserción de ex mareros. Esta iniciativa se ubica en medio de la montaña con el objetivo de evitar que sean localizados por sus "exhermanos".
Imagen: DW/Aitor Saez
Mareros desde niños
Jesús entró a la Mara 18 cuando tenía tan sólo diez años. Todo empezó como un juego con tareas de vigilancia menores hasta que empuñó un arma. “No tengo miedo a la muerte... Si pensara que voy a morir, nunca estaría tranquilo”, asegura sobre la amenaza de salir de la pandilla.
Imagen: DW/Aitor Saez
Víctimas escondidas
A su hijo de 12 años lo violaron y golpearon durante dos años. Era la cruel forma en que la Mara de su barrio reclutaba a las personas. Cuando su madre denunció lo acontecido, la Mara los amenazó de muerte, motivo que los obligó a abandonar su hogar. Ahora la familia vive escondida en un hostal y sin poder abandonar la habitación desde hace seis meses.
Imagen: DW/Aitor Saez
Cuatro disparos
La agente Medrano se incorporó a la Policía con 20 años. En ocho años ha recibido cuatro disparos de bala. En una ocasión, tuvo que esconderse en un contenedor para salvar su vida. Aun así, no teme a las pandillas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Los barberos de la Mara
Estos dos jóvenes abrieron su propia peluquería y al poco tiempo fueron obligados por la Mara de su barrio a ser sus barberos. Uno de ellos vivió una balacera con la policía mientras que le cortaba el cabello a un pandillero. Ahora su abuela los acompaña a todas partes como protección. “Si estoy yo, una anciana, no los van a matar”, dice.
Imagen: DW/Aitor Saez
Huir o morir
Los jóvenes rezan antes de emprender su viaje a Estados Unidos. Tuvieron que cerrar su peluquería por temor a los pandilleros. Debido a las amenazas, no pueden salir de su casa ni trabajar en otro lugar. “Quiero trabajar tranquilo, tener libertad y desde allí ayudar a mi familia”, aseguró uno de ellos sobre el motivo de su emigración.
Imagen: DW/Aitor Saez
Las mujeres, con mayor riesgo
Esta mujer llora al recordar las siete ocasiones en que ha tratado de llegar a EE. UU. En una de ellas la deportaron en la misma frontera estadounidense. Trata de huir de los maltratos de su exmarido y de la pandilla a la que este pertenece. En su último viaje se llevó a sus tres hijos pequeños, pero fueron detenidos por las autoridades mexicanas por una alerta migratoria de su propio exmarido.