El Defensor del Pueblo que prefirió atender en la selva
Alexandra Correa
24 de julio de 2020
Carlos Negret, Defensor del Pueblo de Colombia, cumple su tiempo en el cargo y deja un legado: hay que ir a sentir cómo vive la gente que no tiene agua potable, energía o carreteras, pero sí el asedio de los criminales.
El Defensor del Pueblo visita a la comunidad indígena de Jagual y Marcial, Chocó 2018Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
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Carlos Negret, no le temió a la selva, ni se dejó intimidar por los grupos armados, ni por la ruda geografía Andina. Durante 4 años, viajó en mula, en embarcaciones de madera y visitó los rincones más remotos y violentos del país. No le importó pernoctar en hamacas, ni bañarse en ríos o tomar sangre fresca de ternero que le ofrecieron alguna vez los habitantes de su ciudad natal, Popayán. Nunca le hizo el feo a nada.
Así es Negret, un abogado de 57 años quien deja la cabeza de la Defensoría del Pueblo el próximo 31 de agosto, en un momento crítico para los derechos humanos en zonas dominadas por grupos armados dedicados al narcotráfico y la minería ilegal.
El Defensor tiene que saber si la gente tiene agua potable o no
Le preocupa que la pandemia no le permita viajar a su sucesor. Negret está convencido de que la tarea más importante de un defensor de derechos humanos, además de ser íntegro, es recorrer el país y experimentar en carne propia, cómo vive la gente en la Colombia profunda, donde no hay agua potable, energía o carreteras y en donde las poblaciones están asediadas por grupos ilegales. "Si el defensor no va, no va nadie más”, dijo en una entrevista con DW.
Desde marzo, Negret está en cuarentena por la hipertensión que sufre y está angustiado porque el tiempo se le acabó y no pudo volver a las regiones en donde muchos líderes sociales están siendo asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz con las FARC en 2016.
Hoy los criminales no entierran los muertos
En época de pandemia siguen los asesinatos, lo único que viene cambiando, es que los alzados en armas ya no llegan en grupos buscando a los líderes sociales, sino que ahora utilizan la modalidad del sicariato. "Hoy no van más de dos”. Cuando les interesa generar pánico, dejan tirado el cuerpo; no lo sepultan, no lo desaparecen, como solían hacerlo durante el conflicto. El Registro Nacional de Desaparecidos (RND) cuenta con un total de 89.736 casos de personas reportadas como desaparecidas. Estos casos se encuentran a la vez clasificados en dos grupos, los casos en los que se presume el delito de desaparición forzada y los catalogados como "sin información”.
La Defensoría del Pueblo ha documentado 627 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en el marco del posacuerdo con las FARC. Pero proteger a los líderes sociales que son asesinados por oponerse a los cultivos ilícitos, a la deforestación o la minería ilegal, no es tarea fácil. El mismo entorno rural le facilita al crimen organizado, asesinarlos, dice Negret. "Es imposible ponerle a cada líder social un policía”. La protección tiene que venir de la misma comunidad y de manera colectiva.
Los asesinatos no se solucionan con un chaleco antibalas o un carro blindado, sino con garantías de producción agrícola, con apoyo incluso privado, enfatiza Negret. "Si no se saca al campesino y al afro del abandono, no va a haber paz”, pues a las mafias les conviene mantenerlos en la pobreza, dijo.
Defensor del Pueblo en Colombia: el enlace entre los olvidados y la Constitución
Carlos Negret es un Defensor del Pueblo que visita a los más olvidados por el Ejecutivo. Su guía: la Constitución Política. Su misión: la defensa de los derechos fundamentales, económicos, sociales y del Medio Ambiente.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Abogado de los pobres en la Ciénaga de Santa Marta, Caribe
Carlos Alfonso Negret Mosquera es abogado de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, y especialista en Derecho Internacional de los Derechos Humanos de la Universidad Alfonso X El Sabio de España.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Saludo a líderes del Pueblo "Jiw", en el corazón del Amazonas
La étnia Jiw, conocida también como "Guayabero", es un pueblo seminómada en corazón del Amazonas y que cuenta con el mayor número de habitantes indígenas del departamento del Guaviare: 617 personas. Los Jiw mantienen una demanda ante la Unidad de Restitución de Tierras porque perdieron su capacidad de autoabastecimiento, a causa de la deforestación, la explotación ilegal de madera y la sobrepesca.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
En mula hasta los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta
La preparación académica y el sentido agudo de liderazgo y servicio social le permitieron a Carlos Negret llegar al Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA) donde se desempeñó como subgerente de Establecimiento Público, lo cual le permitió acercarse a la problemática del sector rural y a la visión de una sociedad igualitaria y justa en la que prime el respeto por los derechos humanos.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Diversidad y riqueza afrocolombiana en Naya, Caribe
Colombia cuenta con una población afro diversa y de una gran riqueza cultural. Los afrocolombianos viven en los valles interandinos, las costas atlántica y pacífica, el Cauca y el Caribe. Allí están las comunidades palenqueras y raizales, descendientes del mestizaje entre indígenas, españoles, franceses, ingleses, holandeses y africanos en las islas de San Andrés, Santa Catalina y Providencia.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Travesía en "panga" por el Río Truandó, en misión humanitaria
Ante la grave situación que afrontan las comunidades que habitan en las orillas del río Truandó, el Defensor del Pueblo encabezó en 2018 una misión humanitaria para constatar “in situ” el desplazamiento y confinamiento denunciados por las comunidades afrodescendientes y pueblos indígenas que habitan la zona. La misión llegó hasta Jagual y Marcial donde se reunió con las autoridades indígenas.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Presencia en montañas, ríos y valles: un compromiso adquirido con la paz
Negret Mosquera, nacido en Popayán el 24 de agosto de 1962, se posesionó como Defensor del Pueblo el 1° de Septiembre de 2016 ante el entonces presidente, Juan Manuel Santos Calderón, comprometiéndose a velar por los menos favorecidos, a visibilizar a los invisibles, a privilegiar la gestión en los territorios y a promover la consolidación de una cultura de derechos humanos para vivir en paz.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
Pelada de cabeza en solidaridad con la protesta por la mala salud en Chocó
El olvido del Gobierno nacional y la corrupción de los políticos locales en la costa pacífica se reflejan en el precario sistema sanitario para 540.000 habitantes que demora el pago a médicos y enfermeras. Chocó lo habitan afrocolombianos, indígenas y colonos que sufren todas las crisis: desplazamiento forzado, grupos armados, pobreza, narcotráfico, minería ilegal, y ahora el coronavirus.
Imagen: Defensoría del Pueblo de Colombia
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Apoyo a los que se juegan la vida en las regiones
Negret sabía que tenía que ir a apoyar las tareas de los defensores regionales y de todos los funcionarios locales que se juegan la vida en las regiones. Y afortunadamente, no sólo pudo ir, sino que logró llevar representación institucional en donde nunca habían visto a un funcionario público. A los colegas que le preguntaban si no le daba miedo visitar zonas plagadas de guerrilla y paramilitares Negret les decía: "Si les da miedo, cómprense un perro y se van”.
El campo colombiano está afectado no sólo por el crimen organizado local, sino que hay presencia de mafias brasileras y mexicanas atraídas por el negocio de la madera, del oro y el narcotráfico. "Hay un aumento del ingreso de ellos, de modo que el negocio de la cocaína, la marihuana, el oro y la madera, es un negocio transnacional”.
Llamado a ayudar a Colombia a atender a los refugiados y migrantes venezolanos
Sobre la migración venezolana, el defensor del pueblo le ha hecho constantes llamados a la comunidad internacional para que no abandone a Colombia en esta grave crisis migratoria. "La ayuda que llegó de la Unión Europea, no llegó en el volumen que necesitamos”. Los ciudadanos venezolanos serán muy importantes para la economía del país y la fusión gastronómica traerá una nueva fuerza. Pero hay que darles condiciones mínimas, nadie deja su país porque quiere, sino porque le toca, puntualizó Negret.
Frente al hacinamiento en las cárceles que es del 54,9%, el defensor del pueblo le ha pedido al gobierno de Duque que tome acciones urgentes especialmente en el marco de esta pandemia y abogó por la detención domiciliaria para descongestionar los penales en donde a la fecha (24 de julio de 2020), hay más de 1.600 contagios.
Carlos Negret, se va a despedir de la Defensoría del Pueblo con un libro en el que contará sus "Encuentros en la Colombia Olvidada”. Colombia no va a poder superar más de medio siglo de violencia hasta que sus ciudadanos comprendan y respeten las leyes que protegen la integridad de sus habitantes, dijo, y advierte que "mientras el país no entienda lo que son los Derechos Humanos, no vamos a entender la paz".
(jov/few)
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El Páramo de Berlín: la montaña de la muerte para los migrantes venezolanos
Pocos comprenden aún las dimensiones del éxodo venezolano. "Su desolación es tal que primero tenemos que regresarles la dignidad", dice a DW Patricia de Puyana, de la ONG Entre dos Tierras, que asiste a los caminantes.
Imagen: Patrícia de Puyana
Frailejones, cardos y romero
El Páramo de Berlín, un paisaje que los colombianos visitan para descansar, acampar, avistar animales silvestres y observar el firmamento en las noches despejadas, pero que los venezolanos cruzan apurados evitando la noche con sus gélidas temperaturas. Una habitante de la zona cuenta que el nombre de Berlín se debe a un ingeniero alemán que comparaba el frío de allí con el de la capital alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/El Tiempo
Páramo de Berlín: fuente de vida, peligro de muerte
El Parámo de Berlín, forma parte de un sistema de siete Parques Naturales, fuentes del agua que provee a más de 30 municipios en faldas y valles de los dos departamentos que en Colombia llevan el nombre de Santander. El Páramo de Berlín está entre 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar, entre Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y Bucaramanga, en la ruta hacia Bogotá.
Cúcuta, el inicio del recorrido por Colombia
En esta ciudad fronteriza comienza el recorrido para la mayoría de venezolanos. Los que no tienen dinero para un tiquete de bus, guardan sus ahorros y toman la vía esperando llegar a Bogotá, Quito, Lima o Santiago de Chile, a pie. Pero primero tienen que salvar el primer gran obstáculo: el Páramo de Berlín, entre Cúcuta y Bucaramanga. 195 kilómetros de marcha, entre el desconsuelo y la esperanza.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta
Una mirada de temor y esperanza
Dos migrantes venezolanos, asistidos por la Fundación Entre dos Tierras, con sede en Bucaramanga. Ellos tuvieron suerte de encontrar en el camino a voluntarios que los proveen de ropa contra el frío. Muchos van solo con vestuario para climas cálidos y se sorprenden de saber que el frío puede matar. Unos 17 caminantes habrían muerto, reporta una líder de la comunidad venezolana en Tunja.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta del frío
Unos cuentan con suerte de recibir zapatillas para seguir el camino, mientras otros ven frustrado su camino porque las ampollas les impiden continuar. La ONG Entre dos Tierras busca coordinar la ayuda espontánea de lugareños y viajeros, para que no sea solo puntual sino permamente. El sueño de Patricia de Puyana es construir un albergue en Bucaramanga que ofrezca comida y atención médica.
Imagen: Patrícia de Puyana
Caminando y pensando en dónde conseguir un empleo
Los migrantes no siempre tienen un destino fijo. Ellos van de ciudad en ciudad en busca de un trabajo, que difícilmente encuentran. Esto tiene que ver con que ya cientos de miles de sus compatriotas han ocupado las pocas vacantes que el mercado laboral de Colombia ofrece, un país con 9,7% de desempleo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Imagen: Patrícia de Puyana
Entre dos Tierras: “Hay que dignificar esta migración”
Para la Fundación Entre dos Tierras es prioritario "devolverle la dignidad a los migrantes". Patricia de Puyana cuenta que el grado de desolación en que muchos salen de su país y emprenden la travesía es aterrador. "No solo necesitan comida, abrigo y techo, sino también recuperar su dignidad", concluye. "Todos los pensamientos en Venezuela rondaban sobre cómo comer", dice un caminante.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta de la niebla
Migrantes venezolanos cruzan el Páramo de Berlín que durante buena parte del día permanece tras la niebla. La hiportemia y el mal de altura son algo con lo que pocos cuentan. Migración Colombia y delegados de la ONU recorren esta vía para confirmar las muertes reportadas a sus orillas, que no están hechas para peatones. "Después de caminar semanas perdemos la noción del tiempo", dice un migrante.
Imagen: Patrícia de Puyana
Llamado a ayudar
“Colombia y los colombianos tienen que enfrentar esta crisis humanitaria porque quienes la están sufriendo son seres humanos”, independientemente de su nacionalidad o su orientación política. Es el llamado de la Fundación Entre dos Tierras, que insta a hacer mucho más por quienes han tenido que huir del hambre y el futuro truncado en Venezuela. Autor: José Ospina-Valencia (er)