Casi 150.000 centroamericanos han retornado a sus países
29 de noviembre de 2018
Mientras los migrantes de la caravana se hacinan en Tijuana, la Organización Internacional para las Migraciones presenta un informe que muestra que los retornados a Centroamérica ha aumentado casi un 44% respecto a 2017.
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Un total de 146.883 personas del Triángulo Norte de Centroamérica -una de las zonas más pobres y violentas del mundo formada por Guatemala, Honduras y El Salvador- retornaron a sus países en los primeros 9 meses del año, tras salir de Estados Unidos y México. Así se desprende de unas estadísticas divulgadas este miércoles (28.11.2018) por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que señalan que esto supone un aumento del 44% con respecto al mismo periodo (enero y septiembre) de 2017, cuando el retorno fue de 102.019 personas.
La mayor parte de los retornos, un 50,9 por ciento (74.808) son de México, seguidos por el 48,9 por ciento (71.886) de Estados Unidos y un 0,1 por ciento (188) de otros lugares no identificados, mientras que la mayoría, el 85,3 por ciento (109.878) son hombres, 18.962 mujeres y 18.042 menores de edad. Si se atiende a la nacionalidad de los retornados, Guatemala experimentó un crecimiento del 54,8 por ciento respecto a 2017, pasando de 45.791 a 70.907 retornados este año; y Honduras tiene un aumento del 61,4 por ciento, pasando de 35.327 a 57.035.
El Salvador es el único de los tres países que ha experimentado una reducción de retornados, en este caso del 9,4 por ciento, al pasar de 20.901 retornados en 2017 a 18.940 este año.
Migrantes en Tijuana
Mientras tanto, se multiplican las quejas por el hacinamiento en las instalaciones que acogen en Tijuana a los migrantes de la caravana que pretendía entrar en Estados Unidos. En el albergue instalado en la unidad deportiva Benito Juárez de la ciudad, preparadas para acoger a dos mil migrantes, las autoridades municipales señalaron en su último registro que había 6.062 personas, 516 niñas, 542 niños, 1.127 mujeres y 3.877 hombres.
Esa situación fue señalada como un potencial "foco rojo" por autoridades sanitarias ya que podrían propiciar enfermedades respiratorias, intoxicaciones y contaminación de los alimentos. El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, ha asegurado que atender a los migrantes le cuesta cada día al municipio unos 500.000 pesos (unos 24.600 dólares)
Entre la desilusión y el hacinamiento
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"La ciudad de Tijuana no tiene la capacidad suficiente para un grupo de este tamaño. Existen varios albergues pero no tiene esta capacidad debido a que es una situación inédita, un fenómeno que no se había observado", dijo el canciller mexicano, Luis Videgaray, en una entrevista con la cadena Televisa. Según las autoridades mexicanas, unos 9.000 centroamericanos llegaron a México desde el 19 de octubre en distintos grupos, de los cuales más de 7.000 arribaron a Mexicali y Tijuana, estado de Baja California, para allí pedir asilo en Estados Unidos y otros 2.000 en otros lugares del país.
lgc (efe/televisa)
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Refugiados hondureños arriesgan sus vidas para llegar a EE.UU.
Los refugiados de Centroamérica intentan llamar la atención sobre los abusos y ataques que sufren cuando intentan llegar a Estados Unidos. Sanne Derks los documentó en un albergue en Apizaco, México.
Imagen: Getty Images/D. McNew
En movimiento
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viajan en el techo de los trenes de mercancías. Los oficiales de migración controlan con más frecuencia los buses. Cruzar la frontera americana es un reto. En caso de que no puedan permitirse un "coyote", un traficante de personas, muchos transportan drogas para pagarse el trayecto hasta la frontera, controlada por los carteles del narcotráfico.
Imagen: DW/S. Derks
Jugándose la vida
Un tren en marcha puede ser peligroso. Alex García, granjero de profesión, perdió una pierna al tratar de bajarse de un tren en movimiento. Se está recuperando en un centro de acogida de refugiados y no sabe qué será de su vida después de haberse curado.
Imagen: DW/S. Derks
No llamar mucho la atención
Según Miguel Ángel (en la imagen), el peor riesgo en el camino es ser secuestrado por una banda de crimen organizado como, por ejemplo, los Zetas. La mayoría de los inmigrantes no tienen celulares o un portátil en caso de que sean atrapadados o extorsionados.
Imagen: DW/S. Derks
Un alivio tras el arriesgado viaje
Los inmigrantes tratan de encontrar cobijo a lo largo de la ruta en uno de los 52 albergues o centros de acogida en México. En Apizaco, pueden descansar 24 horas a excepción de cuando han resultado heridos o han sufrido accidentes. Los cuatro hombres de la imagen tienen permiso para quedarse por más tiempo, porque recibieron disparos o fueron heridos durante el viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando horas y horas
A veces, los inmigrantes tienen que esperar días para tomar el próximo tren. Delmín Flores (centro) y sus primos, Alejandro Deras y Luis Deras, están sentados al sol durante horas en frente del albergue. Se vieron obligados a abandonar la región cafetera en Honduras tras el desplome de los precios del café. De noche, corren el riesgo de ser atacados o asesinados por los traficantes de órganos.
Imagen: DW/S. Derks
Trepando para encontrar la seguridad
Muy pocos niños o mujeres realizan el viaje en tren. El riesgo de caer en mano de traficantes o ser violados es muy alto. Esta mujer y su hijo realizan el viaje acompañados de su marido, quien ha intentado cruzar la frontera más de 17 veces.
Imagen: DW/S. Derks
Heridas de balas
Herdín Varga cuenta cómo fue disparado por un guardia sobre el tren. Las balas lo hirieron en el brazo y en la garganta. Si la bala hubiera entrado un centímentro más a la derecha, hoy estaría muerto. Recibió el permiso de recuperarse en el albergue y seguir el viaje temporalmente por México en autobús
Imagen: DW/S. Derks
Rezando y pidiendo seguridad
El albergue fue fundado y financiado por el cura católico Ramiro Sánchez en 2010. Luego se convirtió en una organización civil, independiente del gobierno. Antes de que se sirva la comida, los refugiados rezan juntos. Muchos son creyentes y piensan que Dios los protegerá durante su viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Fuera del albergue
Si han dejado el albergue, los inmigrantes no pueden volver a pasar la noche en él. Esta regla se aplicó para proteger la seguridad de los empleados, quienes temen que los inmigrantes puedan haber estado en contacto con los traficantes de órganos.
"El albergue es para la ayuda humanitaria, no para que la gente haga negocios", dijo Sergio Luna, empleado del albergue, a DW.
Imagen: DW/S. Derks
Todo en vano
Este grupo de inimigrantes abordó el único tren que pasó ese día, pero paró inmediatamente después de haber dejado la estación de trenes. Se vieron obligados a recorrer el camino de vuelta hacia el albergue y esperar a tener más suerte la próxima vez.