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“Caso Amri”: ¿qué ató de manos a Alemania?

16 de enero de 2017

Una comisión del Bundestag analiza este lunes (16.1.2017) los factores que impidieron que los organismos de seguridad alemanes arrestaran a Anis Amri antes de que tuviera lugar el atentado de Berlín que se le atribuye.

Deutschland Berlin - Polizei patroulliert am wieder geöffneten Weihnachtsmarkt am Breitscheidplatz
Imagen: Reuters/F. Bensch

Este lunes (16.1.2016) en Berlín, en una sesión extraordinaria, los miembros del Gremio Parlamentario para el Control de los Servicios Secretos procurarán determinar si el atentado del 19 de diciembre de 2016 contra un mercadillo navideño de la capital alemana pudo haber sido previsto y evitado por las agencias de inteligencia del país. A éstas se les reprocha el haber vigilado y luego perdido el rastro de Anis Amri, el tunecino de 24 años tenido por el autor del ataque. De Amri ya no cabe esperar declaración alguna porque el joven murió abatido a tiros por la policía italiana poco después del suceso que le quitó la vida a doce personas e hirió a casi cincuenta.

Los indicios apuntan a que Amri secuestró a un camionero polaco, robó su vehículo y lo estrelló contra la muchedumbre que visitaba el mercado navideño de Breitscheidplatz, en Berlín. El ministro alemán de Justicia, Heiko Maas, admitió en una entrevista televisada que posiblemente se cometieron errores en el manejo del "expediente Amri”, que ya existía mucho antes del ataque en cuestión. Pero Maas también señaló que debía determinarse si el Estado se vio de manos atadas debido a la vigencia de leyes y mecanismos de seguridad que no están a la altura de los desafíos que supone el terrorismo en este momento.

"Evidencias débiles”

Hablando en términos más específicos, Hans-Georg Maaßen, presidente de la Oficina Federal de la Protección de la Constitución (BfV) –el organismo a cargo de vigilar las actividades de extremistas en territorio alemán–, alegó que "las evidencias eran demasiado débiles” como para ordenar la detención preventiva de Amri, pero negó que los agentes que llevaban el caso hayan incurrido en error alguno. Esto obliga a preguntar qué tan efectiva fue la cooperación entre los servicios secretos y la Justicia alemana; al parecer, lo que se sabía sobre Amri no era "débil” como información de inteligencia, sino insuficiente como evidencia de valor judicial.

Las autoridades le prestaron atención a Amri por primera vez en noviembre de 2015, cuando el tunecino le confió a un informante de la brigada de investigación criminal de Renania del Norte-Westfalia, que él quería "organizar algo en Alemania” y podía conseguir un fusil de asalto soviético. Así lo cita el diario muniqués Süddeutsche Zeitung, basándose en documentos obtenidos por sus periodistas. De ahí en adelante, Amri fue observado: la BfV se percató de que recorría Alemania usando identidades diferentes y promovía con entusiasmo la comisión de atentados en el país. A mediados de febrero de 2016 fue tachado de "peligroso”.

Anis Amri, un viejo conocido

"Actualmente, Amir exhibe patrones de comportamiento que apuntarían a la intensificación de su disposición a planear ataques y delatarían la profundidad de su radicalización islamista”, comentaron los expertos en seguridad, según el Süddeutsche Zeitung. No obstante, pocos días después, cuando la Policía y los servicios secretos alemanes repasaron juntos el historial de Amri, se concluyó que era "más bien improbable” que el tunecino representara una verdadera amenaza para la seguridad nacional, a pesar de que la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) daba a Amri por "permeable a opiniones y aspiraciones radicales”.

La información recogida hasta entonces llega a manos de la Fiscalía de Berlín, que vigila a Amri desde marzo de 2016. Como el joven no despierta nuevas sospechas en los meses siguientes, éste deja de ser observado por esa instancia en septiembre de 2016. De hecho, cuando representantes del Ministerio del Interior, de la BKA y de la BfV volvieron a abordar el "expediente Amri” en la sede del Centro Común para la Defensa contra el Terrorismo (GTAZ) en julio de 2016, los presentes coincidieron en que "de momento no se registra una situación de peligro aguda”. Sin embargo, ya entonces se procuraba deportar a Amri hacia Túnez.

Advertencias desde Marruecos

Su solicitud de asilo había sido denegada en mayo de 2016. Los oficiales de extranjería sólo estaban esperando a que Túnez les hiciera llegar los documentos de identidad de Amri para poder repatriarlo legalmente: los papeles del joven terminaron llegando apenas dos días antes del atentado del 19 de diciembre. Aunque ese detalle burocrático ha hecho que los países norafricanos sean severamente criticados en Alemania, también es un hecho que los servicios secretos marroquíes le advirtieron al Servicio Federal de Inteligencia (BND) –una vez en septiembre de 2016 y otra en octubre– que Amri era una persona potencialmente peligrosa.

En noviembre de 2016, un grupo para el intercambio operativo de información se cita en la sede del GTAZ y llega nuevamente a la conclusión de que, en lo concerniente a Amri, "no hay elementos concretos reconocibles que apunten a un peligro”. El resto es historia.

Autor: Kersten Knipp

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