"Se da por culminado el juicio y se declara visto para sentencia", indicó el juez José Antonio Mora de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, a las afueras de Madrid, cerrando así la última sesión de este proceso iniciado a principios de junio. La sentencia contra Montano, quien llegó extraditado a finales de 2017 desde Estados Unidos donde residía, puede tardar semanas en emitirse.
El viceministro de Seguridad Pública en el momento de los hechos, y hoy de 76 años, está acusado de haber sido uno de los altos dirigentes de El Salvador que ordenaron la masacre en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA), por la que nunca ha sido condenado ningún autor intelectual. En tanto, Montano defendió su inocencia y la de todos los hombres que formaban el alto mando militar a los que se acusa.
Montano aprovechó su alegato final para eximir de responsabilidad a todos los miembros de la cúpula militar, en especial a los de la promoción de oficiales conocida como La Tandona, y asegurar que este crimen fue un "error gravísimo que hicieron los soldados".
Asimismo, acusó a los peritos y testigos, que declararon en el proceso, de mentir y de hacer interpretaciones erróneas. Montano defendió que La Tandona -que dijo sigue existiendo y del que aún forma parte- es una "organización social” integrada por personas "honestas y respetuosas de los derechos humanos”, lo que contrasta con la versión de la Fiscalía, que señaló que sus miembros dirigieron el país de facto durante la guerra civil y era "la tanda de militares más corrupta de El Salvador".
El excoronel aseguró que se consideraba amigo de Ignacio Ellacuría (el jesuita rector de la UCA asesinado) y que su grupo "no estábamos contra la paz, estábamos cansados de balas", afirmó. Por último, reiteró que nunca participó en ninguna reunión en la que se diera la orden de matar a los jesuitas, aunque se hablara de "controlar a los líderes” subversivos.
Durante esta última sesión del juicio, la defensa consideró en sus conclusiones que las pruebas presentadas son insuficientes para condenar a Montano, para quien pidió la absolución por el asesinato de los cinco jesuitas españoles, mientras la acusación pide 150 años de prisión.
El abogado defensor señaló que parece que el procedimiento tiene el objetivo de hacer "a toda costa" responsable de todos los hechos únicamente a Montano para poder llevar una sentencia a El Salvador que haga justicia y que "todos lavemos la imagen". Además, puso en duda las pruebas sobre la presencia de Montano en la presunta reunión que tuvo lugar en el Estado Mayor, donde se decidió que se ejecutara a los jesuitas, de la que solo se tienen "una notas" y se presentaron "muy pocos documentos" que carecen de credibilidad.
Por su parte, las acusaciones particulares ratificaron las conclusiones de la Fiscalía, que pedían una sentencia condenatoria contra Montano al "quedar claramente acreditada" su participación directa en la masacre. La acusación también pidió al tribunal que deduzca falso testimonio al excanciller salvadoreño Oscar Santamaría, al negar que viniera a España a presionar para sacar al expresidente Alfredo Cristiani de la causa.
ama (efe, afp, Teleprensa)
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Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
Imagen: Adveniat
Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
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El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen, El Salvador
El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
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Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
Imagen: Adveniat
Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
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Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
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Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
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Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.