Castillo de Elmau: Cumbre del G7 sin aire acondicionado
Marco Müller
24 de junio de 2022
La cumbre del G7 tiene lugar del 26 al 28 de junio en Alemania. Y, por segunda vez, en el mismo hotel, en el castillo de Elmau. ¿Qué tiene de especial este lugar?
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El lugar donde se reúnen los jefes de Estado de las siete principales naciones industriales (Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos) depende del país encargado de celebrar la cumbre. En esta ocasión es Alemania y, en concreto, el castillo de Elmau, donde ya se celebró otra reunión del G7 en 2015.
El castillo de Elmau, en el sur de Alemania y cerca de la frontera con Austria, tiene una ubicación hermosa y remota. "Hay pocos lugares en Alemania que puedan protegerse tan bien como el castillo de Elmau, porque está aislado, pero no muy lejos de todo", dice a DW el propietario y gerente del hotel, Dietmar Müller-Elmau. La metrópoli de Múnich está a solo una hora y media en coche. Además, se puede acceder al lugar con rapidez ya sea en coche o en helicóptero.
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Tradición de intercambio político
El castillo, construido entre 1914 y 1916, tuvo mucha influencia de su constructor, Johannes Müller. El filósofo, escritor y teólogo tuvo una relación ambivalente con el régimen nazi. Por un lado, habló en contra del antisemitismo y, por otro lado, consideraba a Adolf Hitler como un "líder enviado por Dios". Después de la Segunda Guerra Mundial, Müller fue condenado por los aliados por su "glorificación de Hitler tanto de palabra como por escrito". Por esta razón, el Ejército estadounidense confiscó el castillo.
Después de apelar con éxito contra la sentencia, los hijos de Müller se convirtieron en propietarios en 1961. Hoy el castillo pertenece a Dietmar Müller-Elmau, nieto de Johannes Müller, quien siempre ha apostado por el intercambio germano-judío y las relaciones transatlánticas. Por eso no es de extrañar que haya habido muchas reuniones políticas en el castillo, muchas de ellas en secreto.
En agosto de 2005, sufrió graves daños por un gran incendio. La reconstrucción se completó a mediados de 2007, luego recibió varios premios. Pero el propietario, Dietmar Müller-Elmau, tenía un objetivo: que fuera perfecto para acoger una cumbre del G7. Así que construyó otro hotel al lado del anterior, más pequeño, más íntimo, con suites amplias e idénticas para que ningún jefe de Estado se sintiera en desventaja. Y efectivamente su deseo se hizo realidad, porque el gobierno alemán inauguró el nuevo hotel en la cumbre del G7, en 2015.
¿Escondite o retiro?
El edificio principal tiene 115 habitaciones y suites y se llama "Hideaway”, escondite, porque es fácil perderse de vista entre las varias zonas comunes. El segundo hotel, inaugurado en 2015, a unos 100 metros del otro, tiene 47 suites y se llama "Retreat”, retiro, porque el huésped puede pasar tiempo en soledad.
Estrellas, ocho platos, nueve restaurantes
En el castillo, los huéspedes no pasan hambre, porque tiene 9 restaurantes, incluido el Luce d'Oro, galardonado con dos estrellas Michelin. Los sibaritas pueden desgustar un menú de ocho platos por 249 euros.
Pero, a pesar de todo el lujo, el hotel no cuenta con aire acondicionado en todo el recinto, sino con el aire fresco nocturno de las montañas. La razón es que en el castillo apuestan por la sostenibilidad.
Los huéspedes tampoco encontrarán envases de plástico en las habitaciones, y los dulces o frutos secos están disponibles en envases retornables.
Otra curiosidad del hotel es que el 20 por ciento de la demanda eléctrica está cubierta por la planta de energía hidroeléctrica ubicada en el arroyo que fluye a través de la propiedad; el resto es electricidad verde procedente de una compañía energética. También hay una central térmica, que funciona en gran parte con desechos de madera. Habrá otra planta a finales de año, y entonces no será necesario el suministro de gas.
(rmr/ers)
Un castillo de cuento de hadas: Elmau, sede de la cumbre del G7
Desde el 26 hasta el 28 de junio de 2022, la cumbre del G7 tiene lugar otra vez en el castillo de Elmau, en el sur de Alemania. ¿Por qué allí? ¿Qué tiene de especial este hotel de 5 estrellas? Aquí se lo mostramos.
Imagen: Marco Müller/DW
Panorama de ensueño
La ubicación lo es todo: esa es una premisa del mercado inmobiliario. Y una condición con la que cumple el castillo de Elmau, en Baviera, cerca de la frontera con Austria. Está a solo 100 km de la ciudad de Múnich, en una de las regiones más bellas de los Alpes, y está lo suficientemente alejado como para satisfacer los deseos de quienes buscan tranquilidad... Y de los jefes de Estado del G7.
Imagen: Marco Müller/DW
¿No hay sol? ¡No importa!
Aunque el sol no brille, el paisaje es iluminado por su belleza. En todo el predio del castillo hay plataformas de madera con reposeras y sombrillas en las que uno puede contemplar el entorno natural en todo su esplendor. El edificio principal se llama "Hideaway", o sea, escondite, porque allí es posible retirarse del ajetreo cotidiano. Escondites hay suficientes en las instalaciones del castillo.
Imagen: Marco Müller/DW
Privacidad y confort
Hay tantos lugares para la privacidad porque se alquila solo un 35 por ciento de la superficie del castillo, algo poco común. La mayor parte del edificio es de acceso público, pero Elmau nunca está abarrotado. Este bar con salón y ambiente relajado es uno de los lugares públicos. Además, están la biblioteca, la librería, y tiendas de vestimenta y mobiliario.
Imagen: Marco Müller/DW
Elefantes por todas partes
Los que no se esconden en Elmau son los elefantes: los hay en almohadones, posavasos, botellas, y otros objetos. El por qué: el dueño del castillo, Dietmar Müller-Elmau, compró tela de la India con motivos de elefantes, y como él vivió en ese país durante muchos años, sabe que los elefantes son símbolo de un claro discernimiento y una gran memoria, y por eso quería tenerlos por todos lados.
Imagen: Marco Müller/DW
"Play to Stay": conciertos y alojamiento
El castillo-hotel de Elmau también cuenta con una sala de conciertos con numerosas butacas, en la que se realizan más de 200 conciertos al año. Algo muy particular: los músicos no reciben paga en dinero, pero pueden vivir gratis en el castillo. "Play to stay", se llama la iniciativa.
Imagen: Marco Müller/DW
Un banco muy famoso
Seguramente esta foto les resulta conocida a muchos. Fue tomada durante la última cumbre del G7 en Elmau, en 2015, y recorrió el mundo. El entonces presidente de EE. UU., Barack Obama, está sentado tranquilamente en un banco, y la excanciller alemana Angela Merkel parece estar aclarándole algunas cosas.
Imagen: Reuters/M. Kappeler
Ambiente oriental para relajarse
Del banco de madera al relax oriental: en el castillo de Elmau no falta un spa. Con 500 metros cuadrados de salones de masajes, tres habitaciones con techos de cúpula, dos saunas, y un salón de té oriental moderno, este sector de spa del hotel es un punto de encuentro para socializar. Además, el castillo cuenta con piscinas interiores y exteriores.
Imagen: Marco Müller/DW
¿Y dónde comer?
En Elmau no solo se pueden pasar unos días de relax, sino también comer deliciosos platos. En total, hay nueve restaurantes en el hotel. Esta foto muestra al Luce d'Oro, el restaurant más caro, varias veces premiado, por ejemplo, con dos estrellas de Michelin. Un menú de cinco platos cuesta aquí 189 euros; uno de ocho, 249 euros. Y junto a las mesas hay banquetas para colocar carteras u otra cosa.
Imagen: Marco Müller/DW
Hotel construido especialmente para el G7
Pero todas esas comodidades no fueron suficientes para el propietario, Dietmar Müller-Elmau. Quería edificar un hotel perfecto para una cumbre del G7, en el que los jefes de Estado y de Gobierno tuvieran habitaciones parecidas y pudieran reunirse en privado. Y lo logró: en 2015 se terminó de construir el complejo que se ve en la foto. Está a 100 metros del edificio principal y tiene 47 suites.
Imagen: Marco Müller/DW
Mirar el paisaje en lugar de la televisión
Así se ven las suites del complejo para la cumbre del G7. Aparte del dormitorio, tienen una sala de estar, un baño lujoso, un corredor con armarios y otra habitación con dos sofás. Pero lo mejor es la vista hacia las montañas, en tres direcciones, a través de grandes ventanales.