La victoria independentista en las elecciones regionales de Cataluña vuelve a traer inseguridad a los mercados.
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Cataluña y España se han despertado este viernes (22.12.2017) bañadas en la incertidumbre tras unas elecciones autonómicas que han revalidado la mayoría a favor de la independencia de la región, además de impulsar a los liberalconservadores de Ciudadanos al liderazgo de la oposición parlamentaria. La ciudadanía española se va así de vacaciones, con demasiadas preguntas sobre el futuro y pocas respuestas que parezcan ofrecer una solución viable al que probablemente sea el rompecabezas político más complejo del último período democrático del país.
Esta misma incertidumbre es la que hace tambalearse a los mercados, de nuevo atentos a la trama que discurre al sur de los Pirineos. Este escenario posterior a los comicios era previsible, pero no era la opción preferida por inversionistas y empresarios. Prueba de ello es el comportamiento del principal índice bursátil español, el Ibex 35, el cual abrió la jornada con notables caídas que, no obstante, se fueron moderando con el paso de las horas.
"El desenlace de las elecciones es peor que el que esperaban los mercados”, dijeron a Reuters los expertos de la empresa de asesoría financiera Kepler Cheuvreux. "Los defensores de la independencia no han perdido apoyo y Carles Puigdemont es el vencedor furtivo”. Irónicamente, el expresidente catalán celebra su triunfo exiliado en Bruselas, donde se encuentra desde finales de octubre en un intento de eludir a la Justicia española.
La dimensión de la crisis catalana, que muchos (incluido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy) esperaban ver resuelta parcialmente mediante estas elecciones, preocupa además en los mercados vecinos. Las pérdidas se sintieron igualmente en otros índices bursátiles como el Dax alemán o el EuroStoxx50.
Nerviosismo entre inversores y empresarios
El mundo empresarial a menudo intenta evitar pronunciarse a favor de una u otra candidatura, pero en Barcelona no es ningún secreto que las incógnitas respecto al futuro no son el mejor aliado de los negocios. Prueba de ello ha sido la fuga de empresas con sede en Cataluña, una de las consecuencias más tangibles de la hoja de ruta independentista tras el referéndum (ilegal, según Madrid) del pasado 1 de octubre.
Para el analista de QC Partners Thomas Altmann, "España está de nuevo ante una prueba de fuego”. Según Altmann, un nuevo referéndum es "muy probable”. El recuerdo del anterior, durante el cual la polémica actuación policial dejó imágenes de violencia que dieron la vuelta al mundo, sigue fresco en la memoria de la ciudadanía. En el escenario actual, además, la polarización política se une al contexto de inseguridad: "El país sigue dividido”. No hay signo de la unidad que preconizaban tanto el Partido Popular como Ciudadanos y el PSOE. Y esta división social no beneficia precisamente a la actividad económica.
¿Qué escenarios se pueden esperan tras las elecciones autonómicas de Cataluña?
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"En los mercados, el resultado electoral provocará inquietud a corto plazo”, opina Ralph Solveen, experto del Commerzbank. Asimismo, como subraya Solveen, las negociaciones para dar luz a un gobierno regional no serán fáciles. De hecho, los propios independentistas de la CUP ya se han apresurado a poner sus condiciones respecto a una eventual República catalana para apoyar un Govern secesionista.
Todo volverá a su curso
A largo plazo, sin embargo, los analistas coinciden en esperar que el desafío independentista catalán no ponga piedras en el camino de una recuperación económica que empieza a mostrar sus primeros, si bien limitados, brotes verdes. "La economía de España y de la eurozona crecen. Los intereses permanecerán bajos. Son estos los datos de los que estarán pendientes la mayoría de los inversores”, sostiene Christopher Peel, inversor jefe del grupo de inversor británico Tavistock.
En el mismo sentido se pronuncia Solveen, que quita peso a la urgencia que se desprende de un tema tan candente: "Cataluña saldrá poco a poco del campo visual de los inversores”. Paulatinamente, explica, el curso de la economía española volverá a estar marcado por los indicadores económicos relevantes, así como por la política del Banco Central Europeo. El independentismo importa, pero en el día a día muchos españoles y catalanes tienen problemas más grandes, como el desempleo, la precariedad laboral, la evolución de los precios o el incierto futuro de las pensiones, entre otros.
Mientras tanto, los políticos, tanto en Barcelona como en Madrid, tendrán que dedicar tiempo a fraguar alternativas sostenibles. Y, si quieren que funcionen, probablemente tendrán que ser a más largo plazo. De momento, el líder del Ejecutivo español descarta la convocatoria de elecciones generales y se limita a ofrecer un diálogo "dentro de la ley, constructivo, abierto y realista” a quien logre formar gobierno. Queda por ver si ello implica aceptar la propuesta de Puigdemont, en caso de que este vuelva a ser investido president de la Generalitat, de "una reunión sin condiciones”. Eso sí, fuera de territorio español.
Autor: Enrique Anarte, con información de Reuters.
Origen histórico del independentismo en Cataluña
Ante la escalada de tensión en torno al movimiento independentista de Cataluña, repasamos los momentos históricos de esta comunidad autónoma española en los que ha contado con distintos grados de autonomía.
Imagen: Reuters/A.Gea
Cataluña: concentración de población
Cataluña es la segunda comunidad autónoma más poblada de las 17 comunidades autonónomas de España. Situada en el nordeste de la península Ibérica, tiene una población de más de 7 millones y medio de habitantes que viven en las cuatro provincias que la componen: Barcelona, Girona, Lérida y Tarragona. La ciudad de Barcelona, y su área metropolitana, aglutina a dos tercios de la población catalana.
Pasado colonial diverso
Cataluña vivió la colonización de los pueblos fenicio, etrusco y griego. Los griegos se establecieron en Rosas y también en Ampurias (foto), que tuvo una gran influencia en el territorio hasta la llegada de los romanos. Estos levantaron infraestructuras y ciudades, tal como hoy las entendemos. Fue una posesión del Imperio hasta que pasó a manos de los visigodos.
Imagen: Caos30
Condados catalanes, dominio independiente
Cataluña fue conquistada por los musulmanes que fueron expulsados con el apoyo de Carlomagno. Los llamados condados catalanes se convirtieron, con el tiempo, en un dominio independiente y se confederaron en 1137 con la Corona de Aragón, a raíz de una unión dinástica entre Aragón y Cataluña. En el siglo XIII y principios del XIV la Corona se expande con las conquistas de Mallorca (foto) y Valencia.
Imagen: picture-alliance/Prisma Archiv
Conservando autonomía hasta la Sucesión
En el siglo XIII surgen instituciones como la Diputación del General (Generalitat de Cataluña), las Cortes Generales y administraciones locales, como el Consejo de Ciento de Barcelona. La Corona de Aragón se unió a la Corona de Castilla en 1476, pero conservó sus instituciones autónomas de gobierno hasta el final de la Guerra de Sucesión Española (1714), posterior a la de los Segadores (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archivo
Cada 'Diada' se celebra una derrota
Con la caída de Barcelona, el 11 de septiembre de 1714, el rey Felipe rey promulgó el Decreto de Nueva Planta y se abolieron los privilegios nobiliarios, los fueros locales y las instituciones de autogobierno que eran respetadas por la Casa Austria en todos los reinos declarados austracistas. Cada 11 de septiembre (foto) se recuerda la abolición de las instituciones y libertades civiles catalanas.
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Falta de apoyo a la figura monárquica
El Sexenio Revolucionario trajo el fin del reinado de Isabel II de España y la restauración de la dinastía borbónica en 1875. Con la redacción de la Constitución de 1869 surgió el problema de en qué figura debía recaer la monarquía española. Amadeo de Saboya fue elegido como Monarca constitucional en 1871. Lo fue hasta el 1873, al abdicar por falta de apoyo y la tercera guerra carlista (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archiv
Un federalista al frente de la Primera República Española
Tras la abdicación de Amadeo I, el 10 de febrero de 1873, se proclamó la Primera República Española que apenas duró un año. El republicanismo estaba dividido entre aquellos que querían una República unitaria (con un único gobierno para todo el país) y una federal (en la que los estados autónomos se ponen de acuerdo para crear un Estado de rango superior) como Francisco Pi y Margall (foto).
Imagen: picture-alliance/Prisma Archivo
Intento de creación de un Estado Catalán
La República tuvo que hacer frente a dificultades como las confrontaciones entre los republicanos unitarios y los federalistas, así como el intento de Cataluña de crear un Estado Catalán dentro de la República Federal Española. El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 restableció la Monarquía Española y la dinastía borbónica con el hijo de Isabel II, el rey Alfonso XII de España (foto).
Imagen: picture-alliance/Quagga Illustrations
El catalanismo republicano en lucha
Entre 1923 y 1930, la dictadura del General Primo de Rivera se instauró en España, con el apoyo del rey Alfonso XIII, el Ejército, de la burguesía, los terratenientes y la Iglesia. No obstante, Cataluña se convirtió en uno de los focos más activos de oposición a la dictadura con el crecimiento del catalanismo republicano cuyo líder, Francesc Macià, (foto), fue el luchador más comprometido.
Guerra Civil, consecuencia de poner fin a la Segunda República
En la Segunda República, diputados catalanes elaboraron el Estatuto de Núria que fue aprobado en las Cortes Españolas en 1932. Ese año, Macià fue ratificado como presidente en las elecciones al Parlamento de Cataluña. Luego fue sucedido por Lluís Companys en el cargo hasta el final de la Guerra Civil (1936-1939) que se produjo tras el golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno de la II República.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Pérdida de libertades
El franquismo (1939-1975) supuso en Cataluña la anulación de las libertades democráticas, la prohibición y persecución de los partidos políticos no afines al régimen, la supresión del Estatuto de Autonomía (que ya había sido suspendido por el Gobierno de España entre octubre de 1934 y febrero de 1936) y sus instituciones derivadas y la persecución de la lengua y la cultura catalanas.
Imagen: picture alliance/AP Photo
Recuperando autonomía con un nuevo estatuto
Después de las primeras elecciones generales tras el término de la dictadura, en 1977, se restauró provisionalmente la Generalitat con José Tarradellas al frente. Este formó un gobierno de concentración (1977-1980) con doce consejeros para redactar el estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979 y convocó elecciones al Parlamento de Cataluña (foto) donde fueron elegidos los primeros 135 diputados.
El nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, que define a Cataluña como nacionalidad y reconoce el catalán como lengua propia, era superior al de 1932 en aspectos como enseñanza y cultura, pero inferior en otros, como justicia, finanzas y orden público. Tras su promulgación, se celebraron las primeras elecciones catalanas en 1980. Jordi Pujol estuvo al frente de la Generalitat hasta el 2003.
Imagen: Jose Gayarre
El auge de una reivindicación
El independentismo creció en los últimos años debido a los recortes del Tribunal Constitucional al nuevo Estatuto aprobado en 2006 y que establece una nueva
relación prácticamente federal con España, y al rechazo del gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal, la promesa electoral de Artur Mas, que pretendía acabar con el déficit fiscal que sufre Cataluña con un sistema similar al concierto vasco.
Imagen: Reuters/A.Gea
Primer intento: 9N
Las manifestaciones multitudinarias a favor de la independencia siguieron creciendo en 2013 y 2014 y forzaron a Artur Mas, que firmó un acuerdo de gobernabilidad con ERC, formación política que quedó segunda en escaños por primera vez en la historia posfranquista, a convocar una consulta sobre la independencia en el 2014. La votación se llevó a cabo finalmente el 9 de noviembre de 2014.
Imagen: Reuters/G. Nacarino
Duelo de titanes
En enero de 2016, a raíz del acuerdo entre Juntos por el Sí (formado por Convergencia Democratica de Cataluña y Esquerra Republicana de Cataluña, entre otros) y la CUP, Mas fue sustituido por Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. Puigdemont ha continuado el proceso independentista convocando un nuevo referéndum para el domingo 1 de octubre, rechazado por el gobierno de Rajoy.