"Aprovechar las oportunidades de Alemania. Trabajo. Crecimiento. Seguridad" - es el lema de la campaña electoral con la cual la Unión Cristianodemócrata (CDU) quiere recuperar el gobierno, si efectivamente se realizan comicios anticipados el próximo 18 de septiembre.

"Tenemos déficit estructural de 100.000 millones de euros", señala Angela Merkel. La candidata del CDU a canciller tiene poco margen de maniobra fiscal y decidió aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA, del 16 al 18%) y reducir las cotizaciones al seguro del paro (del 6,5 al 4,5%). Es decir, parte del aumento, que generará fondos adicionales de unos 16.000 millones de euros, se destinará para financiar la reducción del costo de trabajo. La meta es clara: creación de empleo.

Llueven las críticas

El escepticismo no se contuvo y se formuló incluso de antemano por el Partido Liberal (FDP), el potencial socio de coalición los conservadores. El FDP quiere reducir todos los impuestos para llegar algún día a una "tarifa de impuestos plana". Merkel no se opone pero explica los impuestos sólo se pueden reducir si se eliminan exoneraciones y subvenciones.

No sorprenden, en cambio, las críticas de las filas del gobierno de Gerhard Schröder. Aumentar el IVA sería "veneno para la coyuntura", y el mero anuncio contraproducente para una economía que apenas empieza a recuperarse. Los sindicatos advierten que la medida equivale a meter "las manos en los bolsillos de los trabajadores".

Los argumentos

Los economistas están divididos. Quienes favorecen al CDU destacan que no se elevará el IVA para todos los productos. Para alimentos, libros, revistas y el transporte público se mantiene el 7%, mientras que los alquileres están exentos del IVA. La medida afectaría a quienes incrementan el consumo de bienes no incluidos en esta canasta, fiel al lema "quien compra mucho, paga mucho", dice el CDU.

A corto plazo este raciocinio funciona, pero no es algo sostenible, dicen otros. Numerosos expertos lamentan que detrás de la combinación entre un aumento del IVA y una reducción del costo laboral, se quiera esconder la necesidad de reformas más profundas que realmente den un impulso dinámico a la economía. Así, rápidamente empresarios y consumidores se darán cuenta de que el oxígeno que ganan por un lado lo pierden por el otro, y nadie cambiará sus hábitos de consumo o de inversión.

Efectivamente, la falta de consumo interno sigue siendo el principal obstáculo para una recuperación la economía.

Cambio de modelo

Más allá de la contienda electoral, los expertos indican que está en juego el modelo económico alemán. De cada euro generado, el Estado recauda un 40%. Esta cifra es comparable en Francia e Italia. En cambio en Irlanda, Canadá o los EE.UU. esta tasa es del 30%.

Alemania quiere aumentar ahora los impuestos, por una u otra vía, ya sea el IVA del lado conservador o los impuestos a los ingresos más elevados, como lo quiere Schröder. Asimismo, tanto el actual Gobierno como la oposición quieren reducir los impuestos a empresas (de 25 hasta 19 y 22%, respectivamente CDU).

En el fondo, Alemania parece estar apuntando a una suerte de modelo escandinavo. Dinamarca o Suecia, por ejemplo, tienen una cuota de 50%, pero siguen manteniendo su generoso bienestar social. El secreto: el Estado se financia mediante impuestos y no a través de aportes extraordinarios, como en Alemania. Las empresas, por otra parte, pagan tasas muy bajas.

En resumen, los inversores no se asustan y la mayoría se beneficia de amplias prestaciones sociales. En estas condiciones es más fácil digerir impuestos más elevados. Alemania tiene aun mucho trecho por andar.