La Comisión Europea presentó medidas para hacer frente a la crisis de refugiados y al terrorismo integrista. El número de personas llegadas a la UE en lo que va de año ha alcanzado casi 1,5 millones, según la CE.
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La Comisión Europea (CE) planteó hoy (15.12.2015) el envío de guardias europeos a las fronteras exteriores mal protegidas para luchar contra la migración ilegal, así como reintroducir controles policiales a los ciudadanos comunitarios que entren o salgan de la Unión Europea (UE), como medida en la lucha antiterrorista.
El Ejecutivo comunitario, que presentó sus propuestas ante el pleno del Parlamento Europeo, quiere crear un cuerpo europeo de guardias fronterizos sobre la base de la Agencia Europea de Control de Fronteras Exteriores (Frontex), que esté dotado con una reserva de al menos 1.500 efectivos de los Estados miembros, que deberán estar disponibles para intervenir en un plazo de tres días.
La CE sugiere por otro lado que en 2020 haya hasta 1.000 trabajadores al servicio de esta nueva agencia, más del doble del personal con el que cuenta ahora Frontex, y que su presupuesto se eleve hasta los 322 millones de euros.
La CE ha accedido a poner sobre la mesa también hoy una reforma limitada del código de fronteras Schengen, como el que solicitaron los países para hacer posible el cotejo sistemático de la identidad de los ciudadanos europeos en los límites exteriores con las bases de datos nacionales y europeas.
Este refuerzo en los controles, que será obligatorio y se aplicará tanto en la entrada como en la salida del espacio Schengen, pretende blindar el área de libre circulación contra la entrada de presuntos yihadistas.
Una medida controvertida
Agentes de Frontex controlarán la fronteras exteriores de la UE "incluso cuando un país no sea capaz o no quiera tomar las medidas necesarias", figura en la propuesta de la Comisión para la "Protección de Fronteras y Costas Europeas".
Se trata de una medida muy controvertida, ya que se inmiscuiría en la soberanía de los estados. Para salir adelante tendrá que contar con el apoyo de los países de la UE y del Parlamento Europeo.
Polonia, por ejemplo, ya manifestó que rechazará la cesión de sus derechos en este terreno. El ministro de Exteriores húngaro Peter Szijjarto dijo al portal húngaro de la UE bruxinfo.hu que estos planes están "en contraposición al principio según el cual la protección de fronteras recae en la competencia de la soberanía nacional".
Según fuentes comunitarias, por el contrario Alemania y Francia respaldan estos planes.
El Gobierno alemán da su “total apoyo”
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, indicó en un comunicado que el plan de Bruselas extrae "enseñanzas de los déficit del pasado" para mejorar y asegurar la zona Schengen de libre circulación, uno de los "grandes logros de la Unión Europea".
"Frontex debe entrar en acción especialmente allí donde los estados miembros no puedan cumplir con sus obligaciones", aseguró el político socialdemócrata.
No puede ser, razonó Steinmeier, que las autoridades no tenganconstancia de quién entra en la UE, por lo que es preciso "asegurar y controlar las fronteras exteriores" del bloque.
Steinmeier instó a sus socios comunitarios a apoyar el plan de la CE, y especialmente a "aquellos que exigieron una mayor protección de fronteras antes del debate sobre un reparto justo" de los refugiados.
FEW (EFE, dpa)
El campo de refugiados de Moria
Los refugiados que llegan a Lesbos son enviados a Moria, para ser registados. Debido a las largas colas, las malas condicios higiénicas y la falta de recusos, algunos lo consideran el peor campo de refugiados del mundo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Refugiados y refugiados
Al llegar a Lesbos, los refugiados son separados. Los sirios son enviados al campo de Kara Tepe, donde la mayoría dispone de un alojamiento sólido. Los de otras nacionalidades son llevados al campo de Moria, el primer centro para el registro de personas que dejaron sus países huyendo de la miseria. Allí, los refugiados duermen en carpas o a la intemperie, a la espera de poder viajar a Atenas.
Imagen: DW/D. Cupolo
Demasiada gente
El hacinamiento causa a menudo fricciones, como en esta cola para la comida. De acuerdo con un informe de la ONU, el campamento fue concebido para 410 personas. Sin embargo, hay allí entre 2000 y 4000 refugiados, dice Fred Morlet, que coordina el trabajo de los voluntarios en Lesbos. "Desde el principio faltaron recursos y ahora éste se ha convertido en el peor campo de refugiados del mundo".
Imagen: DW/D. Cupolo
Escasez de alimentos
Ramona Brongers, fundadora de la fundación Live for Lives, comenzó a trabajar con su ONG en Moria después de haber visto un llamado de auxilio en internet. "Preparamos 1.500 raciones al día, pero nunca basta para dar comida a todos", cuenta. Y agrega: "Ayudamos como podemos, pero los problemas son enormes y las organizaciones más grandes no asumen la responsabilidad".
Imagen: DW/D. Cupolo
"Dormir entre la basura"
Brongers relata que sus 36 voluntarios se vieron superados por las labores de aseo y recolección de desperdicios. "Mire a su alrededor, la gente duerme en la basura", dice Brongers. Acota que "es imposible mantener este lugar limpio; siempre estamos al borde de una epidemia". Hace poco se reportó un brote de sarna en el campo de Kara Tepe.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falta de motivación
Morlet reprocha la actitud de los encargados del campamento. "Los funcionarios todas luces no está motivados y a veces no vienen a trabajar, lo que implica que los refugiados no son registrados, mientras sigue llegando más y más gente. Dos horas de dilación significan un desastre humanitario".
Imagen: DW/D. Cupolo
Caminante descalzo
"Caminé de Pakistán a Turquía sin zapatos", dice Fiaz Uddah (al centro), quien espera que llamen su número. "Dormimos así, en estas cajas de cartón. No tenemos mantas", dice por su parte su amigo Israr Ahmed. Y añade: "Hacemos esto porque no queremos que nuestros hijos vivan como nosotros".
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Quién decide?
Arshid Rahimi, un afgano veinteañero de Ghazni, dice que su madre lo forzó a partir después de que su padre y su hermana fueran asesinados durante un ataque talibán contra una escuela cercana a su casa. "Mi vida se veía amenazada por los talibán, pero aquí la gente dice que he venido por razones económicas", señala, y pregunta: "¿Quién decide si soy un refugiado o no?"
Imagen: DW/D. Cupolo
"Se parece a Guantánamo"
Algunas familias pueden quedarse en las carpas de Moira, que son escasas, pero Morlet compara el campamento con una prisión. "Con cercos y alambrada de púas, se parece a Guantánamo", comenta. No obstante, predice que el número de refugiados no se reducirá. "Hay quienes dicen que el invierno los frenará, pero el mar es más calmado en invierno", apunta.
Imagen: DW/D. Cupolo
En manos de Dios
"Cuando estaba a bordo del bote en que vine hacia acá, en medio del océano, comprendí que estamos solos, en las manos de Dios", dice Pejman Usefi, un afgano que vivía en Irán. "Si Dios decide salvarte, entonces te salvarás. Así es como veo mi situación en este campamento".