Celac, ¿mucho ruido y pocas nueces?
26 de enero de 2014 Hace un año se celebró en Chile la segunda cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el organismo intergubernamental en donde están representados todos los países del Mar de las Antillas y el continente americano, a excepción de Estados Unidos y Canadá. Aquel encuentro culminó espectacularmente con el nombramiento de Cuba como presidente temporal de esa entidad. Y la tercera reunión de la Celac, que será inaugurada este 28 de enero en La Habana, promete comenzar de la misma forma.
El mandatario cubano, Raúl Castro, no sólo recibirá a los líderes y emisarios de 32 países, sino también al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, y al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA): José Miguel Insulza será el primer jefe de ese organismo hemisférico en visitar la isla en más de medio siglo. Por su parte, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, asistirá a su primera cita internacional desde la operación que la alejó de la esfera pública durante un mes.
El jefe del Gobierno venezolano, Nicolás Maduro, volará a La Habana dispuesto a caldear los ánimos como en el pasado lo hizo su predecesor, el difunto Hugo Chávez. Maduro viene denunciando desde principios de año que Washington conspira para que varios países latinoamericanos se enemisten antes de asistir a la “histórica cumbre”. Por otro lado, el líder chavista anunció que propondrá la adhesión de Puerto Rico –territorio no incorporado de Estados Unidos– a las filas de la Celac.
La Antilla Mayor, en la mira
La mujer fuerte de Brasilia, Dilma Rousseff, estará presente para tomarse la foto de grupo y luego participará en la ceremonia de inauguración del Puerto de Mariel, un proyecto financiado en un 70 por ciento por Brasil que puede convertir a Cuba en un punto comercial estratégico en el Caribe y atraer capital extranjero hacia sus arcas. Para el Gobierno cubano, la apertura del Puerto de Mariel es el segundo gran suceso de los últimos tres meses: el primero fue la condonación del 70 por ciento de su deuda reciente con México en noviembre.
Estos tópicos del acontecer latinoamericano y la confluencia de personalidades en La Habana serán motivos suficientes para que la prensa mundial vuelva su mirada hacia la Antilla Mayor. Pero, por sí sola, la Celac no parece despertar mucho interés. Creada en 2010 como contrapartida a la OEA, a este organismo le sigue faltando perfil y peso en la arena global. Leslie Wehner y Ana Soliz Landivar, del Instituto Alemán para los Estudios Globales y Regionales (GIGA), coinciden en que, por ahora, la Celac no es más que un foro de diálogo político.
“Y no está mal que así sea”, aclara Soliz Landivar. “Haber creado esa ágora con una agenda abierta a los intereses de los países latinoamericanos y caribeños no es un logro simbólico, sino uno tangible. La Celac es un espacio en el que se pueden asumir posiciones y proponer temas usualmente vetados en otros foros, como la OEA. Como muestra, un botón: en la Celac se ha criticado el aislamiento político y económico de Cuba. Y ahora se planteará la incorporación de Puerto Rico a la Celac”, explica la investigadora del GIGA.
Sembrando semillas
“La institucionalización de la Celac no se ha desarrollado mucho en términos prácticos. Y yo veo muy difícil que ella tenga una secretaría, por ejemplo, porque los líderes de la Celac no están dispuestos a asumir los costos operativos de la cooperación ni a crear instituciones supranacionales cuya existencia dependa de la transferencia de soberanía o de la pérdida de prerrogativas para la autodeterminación. En cambio, Estados Unidos invirtió capital económico y político en la creación de las dependencias de la OEA”, señala Wehner.
La profundización de la integración regional y la reducción de la pobreza en los Estados miembros son dos de los puntos en la agenda de la tercera cumbre de la Celac. Pero pocos creen que las conversaciones de La Habana pasen de lo dicho a lo hecho. “Es probable que en esa cumbre se comparen algunos programas para poner coto a la pobreza y se intercambien experiencias en esa materia, pero yo dudo que se lleguen a desarrollar proyectos regionales concretos con miras a reducir los índices de pobreza”, dice Soliz Landivar.
“En el mejor de los casos, allí se sembrará la semilla de futuros planes de acción”, agrega la experta. Wehner secunda a Soliz Landivar: “Aparte de una bonita declaración de intenciones, yo no espero mucho más de esa cumbre. Después de todo, las políticas para reducir la pobreza se definen a escala nacional y se ejecutan de manera distinta en cada país, de acuerdo con el modelo económico vigente. Y en lo que respecta a la integración, me cuesta creer que los adalides del libre mercado alineen sus políticas económicas con sus adversarios”, comenta Wehner, aludiendo a la heterogeneidad de los integrantes de la Celac.