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Centrales eléctricas alemanas: cinco de las diez peores

Luna Bolívar Manaut4 de octubre de 2005

Alemania se lleva un duro golpe en su orgullo ecológico: según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), cinco de las diez centrales eléctricas más contaminantes de Europa se encuentran en suelo germano.

La apuesta del WWF: energía renovable por carbón.Imagen: dpa

"Las centrales eléctricas alemanas son las asesinas número uno del clima en Europa", dijo Regine Günther, experta en energía del WWF. Para los alemanes, acostumbrados a que su política ecológica vaya siempre un par de pasos por delante de la media europea, el informe del Foro sabe muy agrio. Pero lo cierto es que el sector energético es el responsable del 37 por ciento del dióxido de carbono que produce el ser humano, y en este ámbito tampoco los alemanes parecen llevar los deberes hechos.

La central de Frimmersdorf, Alemania, entre las cinco más contaminantes de Europa.Imagen: WWF-Canon / Andrew

El gran contaminante: el carbón

Teniendo en cuenta los gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilovatio y hora que emiten a la atmósfera, el WWF ha elaborado una lista con las 30 las centrales eléctricas que más contaminan en Europa. En total, 27 de ellas son de carbón.

La conclusión es evidente: si los países europeos quieren comprometerse realmente con la protección medioambiental tendrán que empezar por desmantelar sus centrales de carbón. Según el WWF, la sustitución del carbón por el gas supondría en 2030 un 47,8 por ciento más de cielo libre de CO2. Si en lugar de gas se optase por las energías renovables, la contaminación se reduciría en un 73,4 por ciento.

Otro dato significativo es que sólo seis empresas controlan 19 de las 30 centrales que aparecen en el documento del WWF. Cuatro de las grandes contaminantes alemanas, las que se colocan en los primeros puestos de la lista, están en manos del gran consorcio RWE, en el estado de Renania del Norte-Westfalia.

La central de Jänschwalde, Alemania, la quinta más sucia de Europa.Imagen: dpa Zentralbild

La política discute, la naturaleza pierde

La última campaña electoral al parlamento de Renania del Norte Westfalia, tuvo como tema destacado las subvenciones al carbón. Mientras que la Unión Democristiana (CDU) acusó a los socialdemócratas de mantener las centrales de carbón con dinero público, éstos se negaron a reconocerlo y abogaron por la defensa de los puestos de trabajo.

En las últimas elecciones nacionales, la energía volvió a ser protagonista. Según estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente alemán, mil millones de euros se dedican, en muchos casos indirectamente, a proteger al carbón de su extinción como fuente energética. Sólo el Oeste alemán, con instalaciones heredadas de la época comunista, recibe 150 millones de euros al año.

Pero aparte del Partido Verde, pocos políticos alemanes parecen preocuparse realmente por la contaminación que genera el carbón. Los socialdemócratas del SPD saben que las minas de carbón son una fuente de votos. La CDU quiere ahorrar al Estado las inversiones en energía, incluyendo las energías renovables.

Y mientras tanto, la dramática situación que describe el WWF ya no será mañana sino que está siendo hoy: las sequías, las inundaciones, las olas de calor y las de frío, demuestran que el clima está cambiando y que el calentamiento global es una realidad.

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