La norma, originalmente propuesta por la Comisión Europea, pero no bajo amenaza de multas a quien no la pusiera en práctica, fue convertida en ley en Gran Bretaña, con el objeto de evitar que los cerdos se ataquen entre ellos presa del aburrimiento. A los granjeros se les dijo que debían poner pelotas, cadenas de metal o de heno para enriquecer el ambiente de los animales.

Multas de más de 4.000 dólares

"Se trata de permitir a los cerdos husmear con su hocico, una importante necesidad de comportamiento", dijo un portavoz del departamento británico para el Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales. Los granjeros pueden utilizar heno y paja en lugar de juguetes si sus pocilgas tienen suelo sólido y seco. Cualquiera que viole las normas corre el riesgo de que le sea impuesta una multa de hasta 2.500 libras esterlinas, unos 4.100 dólares.

Los granjeros reaccionaron con incredulidad, sin embargo comprendieron la necesidad de tratar bien a sus animalitos, pues la fiebre aftosa provocó el sacrificio de millones de cerdos. Gran Bretaña ha sido tradicionalmente uno de los productores más importantes de cerdos en la Unión Europea.